21-02-2015, 02:27
Hablando de todo un poco, estoy leyendo un libro que ha caído en mis manos: "Fernando Alonso, el príncipe de la F1". El libro es del 2003, cuando Fernando aún no era campeón del mundo, solo había ganado una carrera, y me ha impresionado parte del prólogo de Jaime Alguersuari, que parecía ver el futuro:
"Hoy, Fernando Alonso está en la Fórmula 1, y este modesto cazador de talentos les dice a ustedes, queridos lectores, que lo que van a ver en el futuro inmediato es la suma y el sigue del estribillo de esta historia.
Los monstruos sagrados de la Fórmula 1, Luca Cordero de Montezemolo, el gran patrón de Ferrari, Ron Dennis, gran patrón de McLaren, y Frank Williams, gran patrón de Williams, no saben que lo que Fernando está montando plácida y tranquilamente, sin prisa ninguna, es la pira crematoria donde va a hacer cenizas, como siempre hizo desde los 13 años, a todo el boato, liturgia y soberbia de los grandes y aparentes monstruos de la F1.
No va a dejar sitio ni siquiera a los pequeños, a los jóvenes pilotos de talento aparente que acompañan hoy a los intocables Schumacher (al cuadrado), Barrichello, Villeneuve, Coulthard, Panis, etc.
Fernando Alonso va a clavar su brillante y afilada Excalibur en la roca del gran mito y durante los próximos 12 años nadie le va a poder mover de allí.
Alonso cerrará su ciclo en el hueco que muy gustosamente le van a abrir Juan Manuel Fangio y Ayrton Senna, y jubilará más o menos dignamente a Michael Schumacher si él, astutamente, no lo hace antes.
Le amargará la vida al irreverente Montoya y, probablemente, colaborará en hacer grande a Kimi Raikkonen, quizá el único que salga bien parado de este escabeche de talentos que Fernando, como ya hizo antes, va a preparar condimentado a la asturiana".
También me ha llamado la atención un párrafo que he podido ojear por el final del libro:
"Fernando Alonso gusta también porque es un piloto puro. Tan puro que no duda en decir que ha aprendido más en el karting que en la F1 porque, al fin y al cabo, dice, esta especialidad es un gigantesco show".
"Hoy, Fernando Alonso está en la Fórmula 1, y este modesto cazador de talentos les dice a ustedes, queridos lectores, que lo que van a ver en el futuro inmediato es la suma y el sigue del estribillo de esta historia.
Los monstruos sagrados de la Fórmula 1, Luca Cordero de Montezemolo, el gran patrón de Ferrari, Ron Dennis, gran patrón de McLaren, y Frank Williams, gran patrón de Williams, no saben que lo que Fernando está montando plácida y tranquilamente, sin prisa ninguna, es la pira crematoria donde va a hacer cenizas, como siempre hizo desde los 13 años, a todo el boato, liturgia y soberbia de los grandes y aparentes monstruos de la F1.
No va a dejar sitio ni siquiera a los pequeños, a los jóvenes pilotos de talento aparente que acompañan hoy a los intocables Schumacher (al cuadrado), Barrichello, Villeneuve, Coulthard, Panis, etc.
Fernando Alonso va a clavar su brillante y afilada Excalibur en la roca del gran mito y durante los próximos 12 años nadie le va a poder mover de allí.
Alonso cerrará su ciclo en el hueco que muy gustosamente le van a abrir Juan Manuel Fangio y Ayrton Senna, y jubilará más o menos dignamente a Michael Schumacher si él, astutamente, no lo hace antes.
Le amargará la vida al irreverente Montoya y, probablemente, colaborará en hacer grande a Kimi Raikkonen, quizá el único que salga bien parado de este escabeche de talentos que Fernando, como ya hizo antes, va a preparar condimentado a la asturiana".
También me ha llamado la atención un párrafo que he podido ojear por el final del libro:
"Fernando Alonso gusta también porque es un piloto puro. Tan puro que no duda en decir que ha aprendido más en el karting que en la F1 porque, al fin y al cabo, dice, esta especialidad es un gigantesco show".