11-10-2010, 17:55
Este artículo es de hace unos días. Al menos yo, no lo he visto en el foro (mis disculpas si estaba ya colgado) y me ha parecido entretenido y simpático leerlo. Si es veraz o una mera película de espías... ni idea.
Guerra fría en los boxes
Las mamparas ocultan el trabajo de los tres equipos que luchan por el título en los boxes de Suzuka. Alguna vez asoma la cabeza de algún ingeniero rival con disimulo para escudriñar alguna pieza nueva, un nuevo alerón, algo, una pista para dar orden al fotógrafo para acribillar a instantáneas el invento y analizarlo de inmediato. «Por mucha experiencia que tengas, la ventaja te la puede dar un nuevo alerón que te resta dos décimas más», dice Fernando Alonso. Por eso, los espías disfrazados de fotógrafos trabajan a destajo apostados delante de cada box. Por eso los mecánicos se afanan en tapar los difusores en la parrilla de salida. Es la guerra.
«Todos los grandes tienen sus fotógrafos», explica uno de los ingenieros españoles del circo. Son profesionales que trabajan para periódicos, revistas o agencias que, además, se sacan un dinerillo extra como espías. Suelen ser tipos experimentados, con muchos conocimientos, pero a veces no basta. Por eso algún ingeniero echa un vistazo antes para identificar una pieza nueva en el rival. «Nosotros», explica otro técnico que, por razones obvias, pide anonimato, «solíamos traer a ingenieros que nunca salían del túnel del viento a las carreras. Tenían un pase de invitado, vestían como aficionados y fotografiaban a la competencia. Ellos sí sabían lo que buscaban, vaya si lo saben».
Son becarios de espías. Y, junto a ellos, los habituales, ataviados con el chaleco, cargados de cámaras. «Un día estuve de cinco a nueve de la noche frente al box de Red Bull
intentando fotografiar un muelle de la suspensión trasera que me habían encargado», explica Miquel Liso, fotógrafo de Manresa, habitual del Mundial de rallys y F-1.
Él, un enamorado de las fotos de autor, de barridos imposibles, capaz de atrapar la imagen de un Ferrari tras la ventana de unos inmigrantes en el barrio de Nazaret en Valencia, se pasó «cuatro horas intentado fotografiar un miserable tornillo o lo que yo creía un miserale tornillo». Y lo peor es «el complejo de espía. ¿Qué haces, ya de noche, tú solo, cinco horas, con un objetivo de 600 mm y duplicador a cuatro metros del box? Los tíos no son tontos y lo intentan tapar hasta que ¡zas!, lo pillas». Y lo pilló. Y lo copiaron. Y el equipo para el que trabajaba ganó el GP siguiente en el 2008, y recibió un mensaje en su móvil del jefe de esa escudería. «Enhorabuena, este también es tu triunfo».
El truco de los Red Bull
Los fotógrafos profesionales y las ratas del túnel del viento metidos a aprendices de espías han sido quienes dieron con el secreto de Red Bull: un muelle colocado en la te try (bandeja de té: la parte -de madera-- más baja del coche y que entra en contacto con el suelo). Los coches pasaban todas las mediciones de flexibilidad, torsión, altura, etcétera antes de salir a pista. Pero, una vez sobre el asfalto, en cuanto el piloto (Vettel o Webber) pasaba por un piano -a posta claro- , la tabla se levantaba y por acción de ese amortiguador no regresaba a su posición inicial, sino que lo hacía lentamente casi empleando una vuelta, hasta que !zas!, volvía a pisar otro piano.
«Esos cinco milímetros que ganaban en esa pieza se traducían en ocho sobre el alerón delantero porque los coches van ligeramente inclinados hacia delante y, en una vuelta estándar, eso puede traducirse en seis décimas de ganancia», cuenta otro ingeniero. Pero la FIA prohibió ese muelle a Red Bull desde el GP de Italia y, qué casualidad, desde ese momento sus bólidos han bajado su rendimiento. Italia y Singapur vivieron dos victorias de Ferrari, con los McLaren a dos décimas. Antes de prohibir el muelle, los Red Bull aventajaron a los Ferrari y McLaren en más de un segundo en Hungría.
«Monza y Singapur eran dos circuitos muy particulares», advierte Alonso. Este fin de semana en el veloz y exigente ocho de Suzuka es la prueba para saber si ese muelle es o no la clave del bajón de los hasta hace poco todopoderosos Red Bull. Pero sus ingenieros no descansan, y parece que han inventado otra cosa. Vuelven a ser primeros. Pero los espías volverán a la carga. Vaya si volverán.
Fuente: El Periodico
Guerra fría en los boxes
Las mamparas ocultan el trabajo de los tres equipos que luchan por el título en los boxes de Suzuka. Alguna vez asoma la cabeza de algún ingeniero rival con disimulo para escudriñar alguna pieza nueva, un nuevo alerón, algo, una pista para dar orden al fotógrafo para acribillar a instantáneas el invento y analizarlo de inmediato. «Por mucha experiencia que tengas, la ventaja te la puede dar un nuevo alerón que te resta dos décimas más», dice Fernando Alonso. Por eso, los espías disfrazados de fotógrafos trabajan a destajo apostados delante de cada box. Por eso los mecánicos se afanan en tapar los difusores en la parrilla de salida. Es la guerra.
«Todos los grandes tienen sus fotógrafos», explica uno de los ingenieros españoles del circo. Son profesionales que trabajan para periódicos, revistas o agencias que, además, se sacan un dinerillo extra como espías. Suelen ser tipos experimentados, con muchos conocimientos, pero a veces no basta. Por eso algún ingeniero echa un vistazo antes para identificar una pieza nueva en el rival. «Nosotros», explica otro técnico que, por razones obvias, pide anonimato, «solíamos traer a ingenieros que nunca salían del túnel del viento a las carreras. Tenían un pase de invitado, vestían como aficionados y fotografiaban a la competencia. Ellos sí sabían lo que buscaban, vaya si lo saben».
Son becarios de espías. Y, junto a ellos, los habituales, ataviados con el chaleco, cargados de cámaras. «Un día estuve de cinco a nueve de la noche frente al box de Red Bull
intentando fotografiar un muelle de la suspensión trasera que me habían encargado», explica Miquel Liso, fotógrafo de Manresa, habitual del Mundial de rallys y F-1.
Él, un enamorado de las fotos de autor, de barridos imposibles, capaz de atrapar la imagen de un Ferrari tras la ventana de unos inmigrantes en el barrio de Nazaret en Valencia, se pasó «cuatro horas intentado fotografiar un miserable tornillo o lo que yo creía un miserale tornillo». Y lo peor es «el complejo de espía. ¿Qué haces, ya de noche, tú solo, cinco horas, con un objetivo de 600 mm y duplicador a cuatro metros del box? Los tíos no son tontos y lo intentan tapar hasta que ¡zas!, lo pillas». Y lo pilló. Y lo copiaron. Y el equipo para el que trabajaba ganó el GP siguiente en el 2008, y recibió un mensaje en su móvil del jefe de esa escudería. «Enhorabuena, este también es tu triunfo».
El truco de los Red Bull
Los fotógrafos profesionales y las ratas del túnel del viento metidos a aprendices de espías han sido quienes dieron con el secreto de Red Bull: un muelle colocado en la te try (bandeja de té: la parte -de madera-- más baja del coche y que entra en contacto con el suelo). Los coches pasaban todas las mediciones de flexibilidad, torsión, altura, etcétera antes de salir a pista. Pero, una vez sobre el asfalto, en cuanto el piloto (Vettel o Webber) pasaba por un piano -a posta claro- , la tabla se levantaba y por acción de ese amortiguador no regresaba a su posición inicial, sino que lo hacía lentamente casi empleando una vuelta, hasta que !zas!, volvía a pisar otro piano.
«Esos cinco milímetros que ganaban en esa pieza se traducían en ocho sobre el alerón delantero porque los coches van ligeramente inclinados hacia delante y, en una vuelta estándar, eso puede traducirse en seis décimas de ganancia», cuenta otro ingeniero. Pero la FIA prohibió ese muelle a Red Bull desde el GP de Italia y, qué casualidad, desde ese momento sus bólidos han bajado su rendimiento. Italia y Singapur vivieron dos victorias de Ferrari, con los McLaren a dos décimas. Antes de prohibir el muelle, los Red Bull aventajaron a los Ferrari y McLaren en más de un segundo en Hungría.
«Monza y Singapur eran dos circuitos muy particulares», advierte Alonso. Este fin de semana en el veloz y exigente ocho de Suzuka es la prueba para saber si ese muelle es o no la clave del bajón de los hasta hace poco todopoderosos Red Bull. Pero sus ingenieros no descansan, y parece que han inventado otra cosa. Vuelven a ser primeros. Pero los espías volverán a la carga. Vaya si volverán.
Fuente: El Periodico
"Cuando tenga 50 años miraré los trofeos que he conseguido, pero hoy no me sirven de nada. Quiero volver a ganar".- Fernando Alonso