21-01-2011, 15:49
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 21-01-2011, 15:54 por narnia.)
06 – Las guerras de McLaren
Publicado el 21/01/2011 por Carlos Castellá
Mientras tanto el Mundial había seguido su curso. En el GP de España ganó Massa, pero en la siguiente cita, en Mónaco, McLaren introdujo el famoso alerón delantero en voladizo y empalmó tres triunfos seguidos, tres éxitos que crearon un grave problema para Ron Dennis, porque Alonso ganó en Mónaco con polémica, y Hamilton se impuso en Canadá y Estados Unidos, desatando la guerra interna con su compañero.
Mónaco significó un mal momento para todo el equipo McLaren a pesar del doblete. Ganó Alonso delante de Hamilton, pero el aprendiz que estaba llegando al podium en todas las carreras empezó a mostrarse descarado, afirmando que le cambiaron la táctica de carrera para favorecer a Alonso. Ello, que era tan cierto como innecesario, desató la furia de la prensa inglesa contra Dennis, una prensa absolutamente enamorada de su nuevo fenómeno y para la cual el tal Alonso no era más que un estorbo.
Frente a ella, la prensa española, un colectivo muy difícil de digerir para Dennis, acostumbrado a dominar a sus congéneres con su verbo arrogante y sus retóricas frases cargadas de soberbia, pero que no sabía como tratar a aquel grupo de desconocidos irreverentes que en pocos años se habían adueñado de buena parte del paddock, y que estaban manifiestamente enfrascados en la defensa numantina de su paisano, en las mismas proporciones en que la británica lo estaba del suyo.
La victoria de Hamilton en Canadá supuso una paso más en esa lucha, no en vano era el primer triunfo del británico, y había mucho que celebrar, pero la posterior que consiguió en Indianápolis sólo una semana después, batiendo en toda regla a Alonso, fue el definitivo inicio de una guerra de imprevisibles consecuencias, ya que se producía dentro y fuera del equipo.
Y por si todo esto no fuera poco, el dominio de McLaren confirmó a Todt que la fuga de información había sido efectiva, ya que era evidente que los McLaren no sólo iban bien, sino que habían encontrado una gran solución para el morro, el lugar en que más había que trabajar con los Bridgestone. Y no dejaba de ser significativo que la mejora de McLaren tuviera lugar precisamente después del famoso test de Montmeló, así que Ferrari decidió hacer pública la situación, informando de que había sido víctima de un caso de espionaje.
Pocos días después de aquella carrera (Indianapolis) apareció una de las informaciones más incongruentes, ya que está probado que cuando la policía entró en la casa de los Coughlan, situada en Lighwater y llamada The Band (La Banda, vaya nombre premonitorio) el 15 de Junio, encontró la famosa documentación, lo cual es el colmo de los absurdos. Si eso es cierto, hay que pensar que el matrimonio inglés (ella también había sido denunciada) era rematadamente t o n t o, porque no haberlo destruido, o escondido a buen recaudo, ni antes ni después de fotocopiarlo o digitalizarlo, es incomprensible, porque la denuncia contra ellos fue el 17 de Mayo, casi un mes antes. Volveremos sobre ello.
Pocos días después (21 de junio) se inicia la investigación judicial contra Stepney en Italia. El día 3 de julio el inglés, ya encausado, es despedido de Ferrari (ahora si, ya había pruebas) y ese mismo día McLaren publica un comunicado en el que reconoce que uno de sus empleados (sin citar su nombre) ha sido suspendido por estar implicado en el asunto del espionaje de Ferrari. Al día siguiente, la FIA abre su propia investigación.
A partir de aquí se inicia una larga y enrevesada guerra de comunicados y declaraciones, así como de procesos judiciales. En el paddock del GP de Gran Bretaña (8 de julio) no se habla de otra cosa, a pesar de que las sucesivas victorias de Raikkonen en Francia y Gran Bretaña vuelven a colocarle en liza por el campeonato. Todo el mundo teme que un asunto de esa magnitud puede acabar con McLaren fuera del campeonato. Preguntado Ecclestone, a quien al parecer y por una vez un asunto de máxima importancia se escapó a su control, responde que en modo alguno se sancionará a los pilotos, a lo que Mosley replica que el Consejo Mundial de la FIA es quien decidirá, diga lo que diga Ecclestone (que es miembro de dicho Consejo).
Durante varias semanas, durante las cuales se celebra el Gran Premio de Europa en el Nurburgring, donde Hamilton tiene un accidente en calificación, se produce el famoso incidente de la grúa, y al final Alonso gana delante de Massa con discusión posterior entre ellos ante las cámaras, la sucesión de noticias y desmentidos es constante. Dennis afirma una y otra vez que sólo Coughlan está implicado, que Jonathan Neale fue quien le paró los pies inmediatamente, y que el McLaren y el Ferrari no se parecen en nada, que son diseños diferentes y que la posible información no tiene valor alguno.
El propio Coughlan declara en la vista preliminar en la Corte de Londres que recibió el dossier a través de un courier, que habló de ello con algunos ingenieros de McLaren y que nadie mostró el menor interés. Que él y sólo él es culpable, y que está dispuesto a asumir dicha culpabilidad y sus consecuencias.
Lo cual me hace pensar que el dossier estaba en su casa para que lo encontrara la policía. Atado de pies y manos, no le quedó más remedio que pactar con Ron Dennis la asunción de toda la culpa para librar a McLaren no sólo del descrédito, sino incluso para salvar el futuro de la empresa, el de Dennis, y el suyo propio. Sólo así se entiende que el dossier siguiera en su casa, porque de lo contrario no hay explicación alguna que sea coherente. Y es más que probable que aceptara dicha asunción a cambio de una buena indemnización.
Pero ¿iba a ser eso suficiente para salvar a Dennis? Ferrari estaba dolida y clamaba venganza, y además había alguien que tenía ante sí una gran oportunidad para acabar con uno de sus principales enemigos. Y Max Mosley no tenía intención de hacer prisioneros.
Blog de Carlos Castellá
Publicado el 21/01/2011 por Carlos Castellá
Mientras tanto el Mundial había seguido su curso. En el GP de España ganó Massa, pero en la siguiente cita, en Mónaco, McLaren introdujo el famoso alerón delantero en voladizo y empalmó tres triunfos seguidos, tres éxitos que crearon un grave problema para Ron Dennis, porque Alonso ganó en Mónaco con polémica, y Hamilton se impuso en Canadá y Estados Unidos, desatando la guerra interna con su compañero.
Mónaco significó un mal momento para todo el equipo McLaren a pesar del doblete. Ganó Alonso delante de Hamilton, pero el aprendiz que estaba llegando al podium en todas las carreras empezó a mostrarse descarado, afirmando que le cambiaron la táctica de carrera para favorecer a Alonso. Ello, que era tan cierto como innecesario, desató la furia de la prensa inglesa contra Dennis, una prensa absolutamente enamorada de su nuevo fenómeno y para la cual el tal Alonso no era más que un estorbo.
Frente a ella, la prensa española, un colectivo muy difícil de digerir para Dennis, acostumbrado a dominar a sus congéneres con su verbo arrogante y sus retóricas frases cargadas de soberbia, pero que no sabía como tratar a aquel grupo de desconocidos irreverentes que en pocos años se habían adueñado de buena parte del paddock, y que estaban manifiestamente enfrascados en la defensa numantina de su paisano, en las mismas proporciones en que la británica lo estaba del suyo.
La victoria de Hamilton en Canadá supuso una paso más en esa lucha, no en vano era el primer triunfo del británico, y había mucho que celebrar, pero la posterior que consiguió en Indianápolis sólo una semana después, batiendo en toda regla a Alonso, fue el definitivo inicio de una guerra de imprevisibles consecuencias, ya que se producía dentro y fuera del equipo.
Y por si todo esto no fuera poco, el dominio de McLaren confirmó a Todt que la fuga de información había sido efectiva, ya que era evidente que los McLaren no sólo iban bien, sino que habían encontrado una gran solución para el morro, el lugar en que más había que trabajar con los Bridgestone. Y no dejaba de ser significativo que la mejora de McLaren tuviera lugar precisamente después del famoso test de Montmeló, así que Ferrari decidió hacer pública la situación, informando de que había sido víctima de un caso de espionaje.
Pocos días después de aquella carrera (Indianapolis) apareció una de las informaciones más incongruentes, ya que está probado que cuando la policía entró en la casa de los Coughlan, situada en Lighwater y llamada The Band (La Banda, vaya nombre premonitorio) el 15 de Junio, encontró la famosa documentación, lo cual es el colmo de los absurdos. Si eso es cierto, hay que pensar que el matrimonio inglés (ella también había sido denunciada) era rematadamente t o n t o, porque no haberlo destruido, o escondido a buen recaudo, ni antes ni después de fotocopiarlo o digitalizarlo, es incomprensible, porque la denuncia contra ellos fue el 17 de Mayo, casi un mes antes. Volveremos sobre ello.
Pocos días después (21 de junio) se inicia la investigación judicial contra Stepney en Italia. El día 3 de julio el inglés, ya encausado, es despedido de Ferrari (ahora si, ya había pruebas) y ese mismo día McLaren publica un comunicado en el que reconoce que uno de sus empleados (sin citar su nombre) ha sido suspendido por estar implicado en el asunto del espionaje de Ferrari. Al día siguiente, la FIA abre su propia investigación.
A partir de aquí se inicia una larga y enrevesada guerra de comunicados y declaraciones, así como de procesos judiciales. En el paddock del GP de Gran Bretaña (8 de julio) no se habla de otra cosa, a pesar de que las sucesivas victorias de Raikkonen en Francia y Gran Bretaña vuelven a colocarle en liza por el campeonato. Todo el mundo teme que un asunto de esa magnitud puede acabar con McLaren fuera del campeonato. Preguntado Ecclestone, a quien al parecer y por una vez un asunto de máxima importancia se escapó a su control, responde que en modo alguno se sancionará a los pilotos, a lo que Mosley replica que el Consejo Mundial de la FIA es quien decidirá, diga lo que diga Ecclestone (que es miembro de dicho Consejo).
Durante varias semanas, durante las cuales se celebra el Gran Premio de Europa en el Nurburgring, donde Hamilton tiene un accidente en calificación, se produce el famoso incidente de la grúa, y al final Alonso gana delante de Massa con discusión posterior entre ellos ante las cámaras, la sucesión de noticias y desmentidos es constante. Dennis afirma una y otra vez que sólo Coughlan está implicado, que Jonathan Neale fue quien le paró los pies inmediatamente, y que el McLaren y el Ferrari no se parecen en nada, que son diseños diferentes y que la posible información no tiene valor alguno.
El propio Coughlan declara en la vista preliminar en la Corte de Londres que recibió el dossier a través de un courier, que habló de ello con algunos ingenieros de McLaren y que nadie mostró el menor interés. Que él y sólo él es culpable, y que está dispuesto a asumir dicha culpabilidad y sus consecuencias.
Lo cual me hace pensar que el dossier estaba en su casa para que lo encontrara la policía. Atado de pies y manos, no le quedó más remedio que pactar con Ron Dennis la asunción de toda la culpa para librar a McLaren no sólo del descrédito, sino incluso para salvar el futuro de la empresa, el de Dennis, y el suyo propio. Sólo así se entiende que el dossier siguiera en su casa, porque de lo contrario no hay explicación alguna que sea coherente. Y es más que probable que aceptara dicha asunción a cambio de una buena indemnización.
Pero ¿iba a ser eso suficiente para salvar a Dennis? Ferrari estaba dolida y clamaba venganza, y además había alguien que tenía ante sí una gran oportunidad para acabar con uno de sus principales enemigos. Y Max Mosley no tenía intención de hacer prisioneros.
Blog de Carlos Castellá
" creo que he pasado toda mi vida, los nueve últimos años de mi carrera en la Fórmula 1 preparándome para este momento, para estar listo. Al fin ha llegado." Fernando Alonso (30/09/09)