10-02-2011, 23:08
El Hungaroring (I)
Publicado el 10/02/2011 por Carlos Castellá
Hay circuitos que nacieron mal, en zonas o países sin tradición, pero que poco a poco, a base de años, han ido cogiendo su propio carácter, muchas veces ayudados más por el entorno que por su propia calidad. El Hungaroring es uno de ellos. Lo visité por primera vez en 1989, y por última hace un par de años, y en cada visita estoy más convencido de que vale la pena recomendarlo.
Tiene varias cosas a favor: la primera y principal es que está muy cerca de Budapest, una ciudad que merece la visita por si misma, por lo cual ir al Hungaroring es aprovechar el viaje dos veces: para la carrera y para la visita turística.
Si vais allí para asistir al Gran Premio, tiene la ventaja de que casi siempre es en Agosto, mes adecuado para las vacaciones, aunque con el inconveniente de que los precios son caros. No excesivamente, pero sí más caros que ir otro mes o fuera de las fechas del GP.
Una buena combinación turismo-carreras es ir con las World Series, ya que este es un campeonato mucho más relajado, y normalmente la carrera se celebra en junio, con lo cual es muy probable encontrar buen tiempo y unos precios más asequibles, especialmente si se planea alargar la estancia algunos días para hacer turismo.
Budapest es una ciudad digna de verse. En realidad son dos ciudades, Buda y Pest, separadas por el imponente Danubio, cuyos puentes son uno de los muchos símbolos de la ciudad. No voy a alargarme hablando de ella, porque es de sobra conocida, pero si algún día os decidís a ir, además del Bastión de los Pescadores, el Palacio Real, el Parlamento, los Baños y la plaza de los Héroes, no dejéis de visitar las Catacumbas y la Isla Margarita. Y si os quedáis varios días, podéis ir al lago Balaton, auténtico “mar” de los húngaros, con multitud de centros turísticos, playas de todo tipo (incluso nudistas) y unos alrededores espectaculares.
El circuito de Hungría fue el primer paso de Bernie Ecclestone para introducirse en la Europa del Este. Su objetivo era Rusia (uno de sus pocos fracasos en esta vida), un país impenetrable protegido por el simbólico Telón de Acero, en el cual él acabó encontrando una grieta: conoció a un húngaro llamado Tomás Rohony, que trabajaba para Goodyear-Brasil como relaciones públicas, y en los años en que esta marca de neumáticos participaba en Fórmula 1 ayudaba a los organizadores del GP, y eso fue lo que le permitió conocer a Ecclestone.
Fue Rohony quien le propuso Hungría como alternativa a Rusia, así que juntos se fueron al país magiar en 1983, para poner en pie un GP cuya primera edición tendría lugar tres años después. Curiosamente Hungría fue el país en el que por primera vez se puso en práctica lo que ahora es una moda: para albergar un Gran Premio hay que ser un país sin nada, ni carreras, ni tradición, ni pilotos ni circuitos. Hay que partir de cero, y como hizo el gobierno húngaro, empezar por la construcción del circuito. Más o menos como se hace ahora, pero sin Tilke de por medio.
Como curiosidades de aquella primera edición, se dijo entonces que el gobierno regaló entradas a todos los trabajadores que lo construyeron (era un régimen comunista, no lo olvidemos) y que por ello hubo un lleno hasta la bandera. Y sobre el trazado original había una curva más, porque al iniciar la construcción encontraron un pozo y no tenían otra opción que hacer una curva nueva si querían terminar a tiempo. Al año siguiente el pozo ya estaba sellado.
El circuito recibió muchas críticas por su exceso de curvas y la falta de una recta de verdad, y el piloto que asesoró a los constructores no fue precisamente felicitado por sus compañeros en el paddock. Dicho piloto era Keke Rosberg, el padre de Nico, que estaba en su último año activo, en el equipo McLaren-Porsche.
(Continuará)
Publicado el 10/02/2011 por Carlos Castellá
Hay circuitos que nacieron mal, en zonas o países sin tradición, pero que poco a poco, a base de años, han ido cogiendo su propio carácter, muchas veces ayudados más por el entorno que por su propia calidad. El Hungaroring es uno de ellos. Lo visité por primera vez en 1989, y por última hace un par de años, y en cada visita estoy más convencido de que vale la pena recomendarlo.
Tiene varias cosas a favor: la primera y principal es que está muy cerca de Budapest, una ciudad que merece la visita por si misma, por lo cual ir al Hungaroring es aprovechar el viaje dos veces: para la carrera y para la visita turística.
Si vais allí para asistir al Gran Premio, tiene la ventaja de que casi siempre es en Agosto, mes adecuado para las vacaciones, aunque con el inconveniente de que los precios son caros. No excesivamente, pero sí más caros que ir otro mes o fuera de las fechas del GP.
Una buena combinación turismo-carreras es ir con las World Series, ya que este es un campeonato mucho más relajado, y normalmente la carrera se celebra en junio, con lo cual es muy probable encontrar buen tiempo y unos precios más asequibles, especialmente si se planea alargar la estancia algunos días para hacer turismo.
Budapest es una ciudad digna de verse. En realidad son dos ciudades, Buda y Pest, separadas por el imponente Danubio, cuyos puentes son uno de los muchos símbolos de la ciudad. No voy a alargarme hablando de ella, porque es de sobra conocida, pero si algún día os decidís a ir, además del Bastión de los Pescadores, el Palacio Real, el Parlamento, los Baños y la plaza de los Héroes, no dejéis de visitar las Catacumbas y la Isla Margarita. Y si os quedáis varios días, podéis ir al lago Balaton, auténtico “mar” de los húngaros, con multitud de centros turísticos, playas de todo tipo (incluso nudistas) y unos alrededores espectaculares.
El circuito de Hungría fue el primer paso de Bernie Ecclestone para introducirse en la Europa del Este. Su objetivo era Rusia (uno de sus pocos fracasos en esta vida), un país impenetrable protegido por el simbólico Telón de Acero, en el cual él acabó encontrando una grieta: conoció a un húngaro llamado Tomás Rohony, que trabajaba para Goodyear-Brasil como relaciones públicas, y en los años en que esta marca de neumáticos participaba en Fórmula 1 ayudaba a los organizadores del GP, y eso fue lo que le permitió conocer a Ecclestone.
Fue Rohony quien le propuso Hungría como alternativa a Rusia, así que juntos se fueron al país magiar en 1983, para poner en pie un GP cuya primera edición tendría lugar tres años después. Curiosamente Hungría fue el país en el que por primera vez se puso en práctica lo que ahora es una moda: para albergar un Gran Premio hay que ser un país sin nada, ni carreras, ni tradición, ni pilotos ni circuitos. Hay que partir de cero, y como hizo el gobierno húngaro, empezar por la construcción del circuito. Más o menos como se hace ahora, pero sin Tilke de por medio.
Como curiosidades de aquella primera edición, se dijo entonces que el gobierno regaló entradas a todos los trabajadores que lo construyeron (era un régimen comunista, no lo olvidemos) y que por ello hubo un lleno hasta la bandera. Y sobre el trazado original había una curva más, porque al iniciar la construcción encontraron un pozo y no tenían otra opción que hacer una curva nueva si querían terminar a tiempo. Al año siguiente el pozo ya estaba sellado.
El circuito recibió muchas críticas por su exceso de curvas y la falta de una recta de verdad, y el piloto que asesoró a los constructores no fue precisamente felicitado por sus compañeros en el paddock. Dicho piloto era Keke Rosberg, el padre de Nico, que estaba en su último año activo, en el equipo McLaren-Porsche.
(Continuará)
"Fernando es como Ferrari,no afloja nunca,siempre a fondo"