18-11-2012, 14:07
Yo dije en una ocasión en este foro que no era alonsista sino radical-fernandista, pero aunque el virtuosismo del nano me maraville en cada carrera, sea cual fuere el resultado, creo que sería egoísta por mi parte pensar que eso es suficiente, que no necesita ganar para ser él mismo. Y es cuando pienso en todo lo que le rodea y qué es lo que no le está permitiendo conseguir lo que se merece. Y eso me entristece y luego me cabrea.
Cuando alguien tenga el atrevimiento de narrar el paso de Fernando Alonso por la F1 se verá en serias dificultades para explicar cómo el hombre con más talento de la parrilla no ha obtenido unos resultados más acordes a su valía. Cuantificamos esa valía de las personas en términos de cantidad, no en términos de calidad. Nos embelesamos con las estadísticas, con el número de mundiales o de carreras ganadas, de poles, de vueltas rápidas, obviando la forma en que se consigue el éxito. Ya lo decía Víctor Hugo “Es una cosa bastante repugnante el éxito. Su falsa semejanza con el mérito engaña a los hombres”.
Cuando para alcanzar el éxito no es suficiente con el talento propio, y el del equipo no está a la altura, ¿cómo se puede acometer con éxito una obra de envergadura?. Ni el talento del de Siracusa se veía capaz de mover el mundo sin un punto de apoyo.
Los términos en que la historia hará justicia a Fernando Alonso están por ver, pero no parece que se vaya a saldar con equidad para el asturiano. El estar en el sitio adecuado en el momento adecuado para destacar con el mínimo esfuerzo no forma parte de su espacio vital, como si el sino quisiera ponerle las cosas más difíciles que a los demás, sabedor de que es capaz de sobreponerse a los mayores reveses sin perder el rumbo. Lleva tanto tiempo luchando contra los elementos que ha hecho de ello una forma de vida y una filosofía personal. Allí no caben lo lloros ni los reproches, ni mirar hacia atrás con lamentos y suspiros. Allí se mira hacia adelante, hacia el objetivo en el rumbo marcado, aunque parezca lejano en la distancia de la parrilla de salida. La lucha con él en la pista dignifica al adversario, por eso lo respetan, porque saca de cada uno lo mejor que pueden dar, y a veces lo peor. En la refriega se retrata cada uno de ellos, y unos se enaltecen y otros se envilecen.
Espero que quien cuente la historia haya tenido la oportunidad de vivirla personalmente y cuente las cosas tal y como fueron y ocurrieron, y no como lo cuenten los necios y los resentidos.
Ya lo decía Paulo Coelho, “La gloria del mundo es transitoria, y no es ella la que nos da la dimensión de nuestra vida, sino la elección que hacemos de seguir nuestra leyenda personal, tener fe en nuestras utopías y luchar por nuestros sueños. “
Cuando alguien tenga el atrevimiento de narrar el paso de Fernando Alonso por la F1 se verá en serias dificultades para explicar cómo el hombre con más talento de la parrilla no ha obtenido unos resultados más acordes a su valía. Cuantificamos esa valía de las personas en términos de cantidad, no en términos de calidad. Nos embelesamos con las estadísticas, con el número de mundiales o de carreras ganadas, de poles, de vueltas rápidas, obviando la forma en que se consigue el éxito. Ya lo decía Víctor Hugo “Es una cosa bastante repugnante el éxito. Su falsa semejanza con el mérito engaña a los hombres”.
Cuando para alcanzar el éxito no es suficiente con el talento propio, y el del equipo no está a la altura, ¿cómo se puede acometer con éxito una obra de envergadura?. Ni el talento del de Siracusa se veía capaz de mover el mundo sin un punto de apoyo.
Los términos en que la historia hará justicia a Fernando Alonso están por ver, pero no parece que se vaya a saldar con equidad para el asturiano. El estar en el sitio adecuado en el momento adecuado para destacar con el mínimo esfuerzo no forma parte de su espacio vital, como si el sino quisiera ponerle las cosas más difíciles que a los demás, sabedor de que es capaz de sobreponerse a los mayores reveses sin perder el rumbo. Lleva tanto tiempo luchando contra los elementos que ha hecho de ello una forma de vida y una filosofía personal. Allí no caben lo lloros ni los reproches, ni mirar hacia atrás con lamentos y suspiros. Allí se mira hacia adelante, hacia el objetivo en el rumbo marcado, aunque parezca lejano en la distancia de la parrilla de salida. La lucha con él en la pista dignifica al adversario, por eso lo respetan, porque saca de cada uno lo mejor que pueden dar, y a veces lo peor. En la refriega se retrata cada uno de ellos, y unos se enaltecen y otros se envilecen.
Espero que quien cuente la historia haya tenido la oportunidad de vivirla personalmente y cuente las cosas tal y como fueron y ocurrieron, y no como lo cuenten los necios y los resentidos.
Ya lo decía Paulo Coelho, “La gloria del mundo es transitoria, y no es ella la que nos da la dimensión de nuestra vida, sino la elección que hacemos de seguir nuestra leyenda personal, tener fe en nuestras utopías y luchar por nuestros sueños. “