25-11-2012, 23:18
A mí me gusta la F1 desde siempre.
Fuí devota de Lauda -eran otros tiempos- y después disfruté de quienes en cada momento nos emocionaban. Hasta que apareció ÉL y todo empezó a tener sentido para mí ¡ Un piloto español compitiendo con los grandes y GANANDO!
¡No me lo podía creer! Era un sueño hecho realidad.
A partir de ahí se convirtió en algo más que una afición. Primero verle crecer como piloto de élite. Después vinieron los dos campeonatos ¡El delirio! La cosa prometía. Lo único que echaba de menos era poderlo compartir con alguien que me comprendiera. Era tarea imposible. Mi otro hobby era la Danza y yo era un bicho raro que muchos domingo faltaba a las
reuniones en las que la música y el baile eran sagrados para no perderme una carrera. Aprendí a mentir. Primero tímida y después descaradamente. Incluso perdí alguna que otra amistad.Para cuando me quise dar cuenta ya estaba "enganchada". Así que cambié de estrategia y con la ayuda de mi hermano y sus amigos empecé a frecuentar ambientes
más ruidosos.
Con la miel en los labios pasé de disfrutar como una enana a sufrir como un cosaco. Años turbulentos en los que Fernando formaba ya parte mi vida y en los que me batí con cuanto gracios@ aparecía diciendo sandeces sobre él y poniendo en duda su valía y su persona. Hice cayo y hoy puedo decir
Fuí devota de Lauda -eran otros tiempos- y después disfruté de quienes en cada momento nos emocionaban. Hasta que apareció ÉL y todo empezó a tener sentido para mí ¡ Un piloto español compitiendo con los grandes y GANANDO!
¡No me lo podía creer! Era un sueño hecho realidad.
A partir de ahí se convirtió en algo más que una afición. Primero verle crecer como piloto de élite. Después vinieron los dos campeonatos ¡El delirio! La cosa prometía. Lo único que echaba de menos era poderlo compartir con alguien que me comprendiera. Era tarea imposible. Mi otro hobby era la Danza y yo era un bicho raro que muchos domingo faltaba a las
reuniones en las que la música y el baile eran sagrados para no perderme una carrera. Aprendí a mentir. Primero tímida y después descaradamente. Incluso perdí alguna que otra amistad.Para cuando me quise dar cuenta ya estaba "enganchada". Así que cambié de estrategia y con la ayuda de mi hermano y sus amigos empecé a frecuentar ambientes
más ruidosos.
Con la miel en los labios pasé de disfrutar como una enana a sufrir como un cosaco. Años turbulentos en los que Fernando formaba ya parte mi vida y en los que me batí con cuanto gracios@ aparecía diciendo sandeces sobre él y poniendo en duda su valía y su persona. Hice cayo y hoy puedo decir