27-11-2012, 23:06
El tricampeonato mundial de Sebastian Vettel está todavía en peligro. El piloto alemán ignoró una bandera amarilla en el primer sector de la vuelta 4, cuando superó al Toro Rosso de Jean-Eric Vergne antes de que sus monoplazas llegaran a la zona de bandera verde, la que permitía de nuevo los adelantamientos. Si dirección de carrera o los comisarios del evento (Gary Connelly, Sílvia Bellot y Tom Kristensen) hubiesen advertido la maniobra, hubiera sido penalizada con un drive-through durante la carrera y, por tanto, el alemán se hubiese visto retrasado en su remontada.
También podría haber sido un contricante quien notificase la acción antirreglamentaria. El primero, sin duda, el propio Vergne, que lógicamente guardó silencio por la relación de pleitesía existente entre Toro Rosso y Red Bull. Por no hablar de los comisarios de pista que ocupaban los puestos repartidos por la Reta Oposta, que tenían total libertad para dar la voz de aviso de la infracción. Por último, también podría haberlo advertido algún ojeador de Ferrari e interponer una queja a dirección de carrera. Sin embargo, nadie lo vio. Fue el segundo milagro para Vettel después de su violento choque por partida doble contra el Williams de Bruno Senna en la primera vuelta. El piloto local se quedó en la Descida do Lago, mientras que Vettel pudo cabalgar hasta el final de la carrera.
Lo cierto es que nadie se dio cuenta de que Vettel había logrado el sexto puesto en carrera y el título mundial con una infracción clara y documentada. Pero estrictamente no es tarde todavía, ya que el Código Deportivo Internacional aplicado al automovilismo permite que una parte interesada ponga en conocimiento de la FIA nuevas evidencias que pudieran alterar el resultado de una carrera. Con esas pruebas, la FIA podría actuar de oficio e imponer una sanción a Vettel por la infracción cometida.
Fuente
También podría haber sido un contricante quien notificase la acción antirreglamentaria. El primero, sin duda, el propio Vergne, que lógicamente guardó silencio por la relación de pleitesía existente entre Toro Rosso y Red Bull. Por no hablar de los comisarios de pista que ocupaban los puestos repartidos por la Reta Oposta, que tenían total libertad para dar la voz de aviso de la infracción. Por último, también podría haberlo advertido algún ojeador de Ferrari e interponer una queja a dirección de carrera. Sin embargo, nadie lo vio. Fue el segundo milagro para Vettel después de su violento choque por partida doble contra el Williams de Bruno Senna en la primera vuelta. El piloto local se quedó en la Descida do Lago, mientras que Vettel pudo cabalgar hasta el final de la carrera.
Lo cierto es que nadie se dio cuenta de que Vettel había logrado el sexto puesto en carrera y el título mundial con una infracción clara y documentada. Pero estrictamente no es tarde todavía, ya que el Código Deportivo Internacional aplicado al automovilismo permite que una parte interesada ponga en conocimiento de la FIA nuevas evidencias que pudieran alterar el resultado de una carrera. Con esas pruebas, la FIA podría actuar de oficio e imponer una sanción a Vettel por la infracción cometida.
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