30-11-2012, 00:11
Reflexiones:
Existe un viejo chiste sobre un piloto al que se le habían parado los motores de su avión en pleno vuelo y casi sin visibilidad ve a un oficinista trabajando en un edificio y gritando le pregunta;
¿Dónde estoy? “En el avión” le responde el oficinista.
Escuchado esto, el piloto da un viraje y aterriza sin problemas.
Al consultarle como había logrado semejante hazaña el piloto dijo: Le hice una pregunta a alguien y lo que me respondió, si bien era verdad, no me servía para nada, por lo que deduje que ese edificio era el de Microsoft y el aeropuerto está a cinco calles de ahí.
Algo similar viene sucediendo hace tiempo con Ferrari desde 2010: Le da a sus pilotos coches que cumplen con el reglamento, corren en pista, pero no sirven para cumplir la premisa que Don Enzo dejó bien clara hace años: Construir coches deportivos únicos que representen la excelencia de los coches italianos, sea en carretera o en las pistas. No dan la talla con nivel de performance demandado.
Y no solamente con los coches en su totalidad, sino también con las evoluciones a las que los someten: Componentes diseñados a última hora, entregados “como se pueda” y que luego no funcionan. Y eso quedó en evidencia en la última parte de 2012 donde un coche sin evoluciones, el de Massa, se comportaba mejor que el destinado a quien peleaba por el título. La “cadena de suministros” de Ferrari falla desde el principio porque no cumple con el principio mas sencillo de la calidad: No cumplen con las necesidades del cliente. El episodio del túnel de viento es más que demostrativo.
Algo sencillo de decir, pero de muy difícil ejecución es plantearse 3 preguntas:
1. ¿Qué soy? (Eso ya lo dijo Don Enzo y muy claro),
2. ¿Qué tengo? Pues para mi es evidente en medios técnicos y humanos, y en actitud ganadora Ferrari falla. No tengo a la mano un organigrama, pero buena falta haría, no sólo una poda, sino también hacer como hacen los ganadores: Ir a saco por los mejores, y si son italianos que sea pura casaulidad y no política de empresa. Y recrear la empresa. No necesito mencionar que exceptúo a Fernando Alonso en esto.
Y aquí hago un inciso especial para Stefano Domenicali: He mencionado términos tales como “calidad”, “cadena de suministros”, “misión”, “excelencia” y otros donde Ferrari falla. Y esos términos se enseñan obligatoriamente en las todas las carreras de Empresariales del mundo, incluyendo a la de Bologna, donde él ha estudiado. El problema no es que alguien de Empresariales dirija a un equipo, sino que no aplica lo que le enseñaron.
3. ¿Dónde quiero llegar? Gestione Sportiva necesita repensarse. Lograron neutralizar los problemas de fiabilidad, neumáticos y paradas en boxes, pero eso no son objetivos, son metas. Hemos escuchado cosas como “Todavía no entendemos al coche”. Los mejores no piensan, ni hablan ni actúan así. Estos años hemos visto remontadas no sólo de RBR, sino también de McLaren y otros. El objetivo debe ser ganar, y no sólo el del piloto, sino también el del último freganchín de Maranello.
Otra debilidad es que el gran enemigo, RBR, compite oficialmente en varias categorías en varias disciplinas de velocidad, no es simplemente Newey y la F1, es toda una estructura pensada para ganar allí donde compitan (F1, Nascar, Stock Cars, GP2…).
Es evidente que desde la partida del Dream Team de principios de siglo Ferrari ha reemplazado esos puestos clave con gente que ni por asomo están a la altura de los anteriores, algunos han sido repescados, pero no se cumple con los objetivos.
Para terminar les dejo una analogía: Todos recordarán que Microsoft era una empresa líder en su campo, se durmió en los laureles y fue eclipsada por otra que hoy día muchos admiramos porque nos da lo que queremos: Apple.
RBR cumple con sus pilotos, Ferrari no.
Faltan 109 días y el reloj corre
Existe un viejo chiste sobre un piloto al que se le habían parado los motores de su avión en pleno vuelo y casi sin visibilidad ve a un oficinista trabajando en un edificio y gritando le pregunta;
¿Dónde estoy? “En el avión” le responde el oficinista.
Escuchado esto, el piloto da un viraje y aterriza sin problemas.
Al consultarle como había logrado semejante hazaña el piloto dijo: Le hice una pregunta a alguien y lo que me respondió, si bien era verdad, no me servía para nada, por lo que deduje que ese edificio era el de Microsoft y el aeropuerto está a cinco calles de ahí.
Algo similar viene sucediendo hace tiempo con Ferrari desde 2010: Le da a sus pilotos coches que cumplen con el reglamento, corren en pista, pero no sirven para cumplir la premisa que Don Enzo dejó bien clara hace años: Construir coches deportivos únicos que representen la excelencia de los coches italianos, sea en carretera o en las pistas. No dan la talla con nivel de performance demandado.
Y no solamente con los coches en su totalidad, sino también con las evoluciones a las que los someten: Componentes diseñados a última hora, entregados “como se pueda” y que luego no funcionan. Y eso quedó en evidencia en la última parte de 2012 donde un coche sin evoluciones, el de Massa, se comportaba mejor que el destinado a quien peleaba por el título. La “cadena de suministros” de Ferrari falla desde el principio porque no cumple con el principio mas sencillo de la calidad: No cumplen con las necesidades del cliente. El episodio del túnel de viento es más que demostrativo.
Algo sencillo de decir, pero de muy difícil ejecución es plantearse 3 preguntas:
1. ¿Qué soy? (Eso ya lo dijo Don Enzo y muy claro),
2. ¿Qué tengo? Pues para mi es evidente en medios técnicos y humanos, y en actitud ganadora Ferrari falla. No tengo a la mano un organigrama, pero buena falta haría, no sólo una poda, sino también hacer como hacen los ganadores: Ir a saco por los mejores, y si son italianos que sea pura casaulidad y no política de empresa. Y recrear la empresa. No necesito mencionar que exceptúo a Fernando Alonso en esto.
Y aquí hago un inciso especial para Stefano Domenicali: He mencionado términos tales como “calidad”, “cadena de suministros”, “misión”, “excelencia” y otros donde Ferrari falla. Y esos términos se enseñan obligatoriamente en las todas las carreras de Empresariales del mundo, incluyendo a la de Bologna, donde él ha estudiado. El problema no es que alguien de Empresariales dirija a un equipo, sino que no aplica lo que le enseñaron.
3. ¿Dónde quiero llegar? Gestione Sportiva necesita repensarse. Lograron neutralizar los problemas de fiabilidad, neumáticos y paradas en boxes, pero eso no son objetivos, son metas. Hemos escuchado cosas como “Todavía no entendemos al coche”. Los mejores no piensan, ni hablan ni actúan así. Estos años hemos visto remontadas no sólo de RBR, sino también de McLaren y otros. El objetivo debe ser ganar, y no sólo el del piloto, sino también el del último freganchín de Maranello.
Otra debilidad es que el gran enemigo, RBR, compite oficialmente en varias categorías en varias disciplinas de velocidad, no es simplemente Newey y la F1, es toda una estructura pensada para ganar allí donde compitan (F1, Nascar, Stock Cars, GP2…).
Es evidente que desde la partida del Dream Team de principios de siglo Ferrari ha reemplazado esos puestos clave con gente que ni por asomo están a la altura de los anteriores, algunos han sido repescados, pero no se cumple con los objetivos.
Para terminar les dejo una analogía: Todos recordarán que Microsoft era una empresa líder en su campo, se durmió en los laureles y fue eclipsada por otra que hoy día muchos admiramos porque nos da lo que queremos: Apple.
RBR cumple con sus pilotos, Ferrari no.
Faltan 109 días y el reloj corre