11-03-2011, 09:20
DENTRO DEL PADDOCK
Volver a correr a 350 km/h cuando has visto la muerte cara a cara
@Javier Rubio.- 11/03/2011 (06:00h)
¿Cómo se supera, para volver a competir, un accidente que ha estado a punto de costar la vida? ¿Funcionará igual la mente, el cuerpo, la motivación…? Estos días, Robert Kubica, ha comenzado su lenta, oscura y dura rehabilitación lejos de los focos de la Fórmula 1. ¿Podrá rendir de nuevo al máximo nivel y en plenitud de facultades tras un trauma semejante?
"Probé los rallies por primera vez en 2004, aunque antes no me atraía", declaraba hace un año por estas fechas. "Luego me gustó muchísimo. Es otro tipo diferente de deporte, disfruto cuando estás dentro de una curva, porque no sabes lo que te vas a encontrar en el otro lado". Kubica encontró, sin quererlo, la prueba más dura de su vida. Como otros que, a su manera, lograron superarla.
"¿Eres el mejor?"
"Mika, ¿crees que eres el mejor? ¿Crees que puedes ganar carreras?". Lo contaba el propio Mika Hakkinen, cuando Ron Dennis examinaba su espíritu tras su dramático accidente en los entrenamientos del Gran Premio de Australia de 1995. Salvó la vida gracias a la actuación médica 'in situ', y fue un milagro que no sufriera daños cerebrales, según los doctores que le atendieron. A pesar del inmenso apoyo emocional y personal que le prestó, Dennis necesitaba comprobar si el finlandés había superado el trauma para volver a liderar McLaren.
Cuando al comienzo de 1996 Hakkinen se subió por primera vez en Paul Ricard a un monoplaza, todavía tenía un ojo 'perezoso' y había requerido una reciente operación en su oído para recuperar el sentido del equilibrio. "Todo parecía natural", declaró cuando se bajó aliviado del coche. Poco después, en Estoril, batió a su compañero Coulthard en el primer enfrentamiento directo. Fue la tónica de la temporada. La selección natural ha modelado al ser humano para intentar evitar aquellos riesgos que pongan en peligro la supervivencia. Pero si la mente de un piloto no desarrollara los antídotos psíquicos para el instinto natural, estaría acabado. Fácil de decir, no tanto de lograr.
"Aún tengo cicatrices, pero aquello sirvió para darme cuenta de cosas de mi carrera que antes no había percibido. Incluso me ayudó a crecer, y a madurar", explicaba Hakkinen. Por ello, sólo el protagonista conoce la lucha interior que supone ese proceso, como Kubica en estos momentos. "No es fácil para Robert entender el alcance de la recuperación , y ahora la moral se resiente porque, obviamente, te das cuenta de lo duro que será trabajar para estar de vuelta", declaraba el pasado lunes Eric Bouiller, el responsable de Renault.
"Era más importante ver amanecer que correr"
Hakkinen superó ese proceso. "En estas situaciones tienes que levantarte, empujar y creer en ti mismo, aunque espero que nadie tenga que pasar por un accidente como aquel de nuevo”, declaraba al rememorar su historia personal.
El suizo Marc Surer, que en 1986 sufrió un tremendo accidente en el rally de Hessen, no pudo superarlo. "Me alejé de la competición, era más importante ver amanecer que correr...", declaraba con motivo del accidente de Kubica. Su cuerpo tampoco recuperó la forma física y la resistencia necesaria para pilotar un monoplaza de Fórmula 1.
El italiano Alessandro Zanardi siguió una senda muy diferente a la de Hakkinen, cuando el frontal de su monoplaza fue arrancado de cuajo al ser embestido por un rival en el circuito alemán de Lausitzring, en 2001. Que salvara su vida fue un milagro. Que sus dos piernas quedaran amputadas casi en el acto fue el menor de los males. Zanardi resumió así su personal travesía: "He experimentado lo fantástica que es la vida, y lo fuerte que puede llegar a ser un hombre. Cada vez que pensamos 'esto se ha acabado', encontramos recursos internos en lo más profundo del corazón. Lo he experimentando en mi propia piel".
La magia de la mente
"Cada uno de nosotros cuenta con un depósito oculto de energía que sale al exterior cuando se necesita", declaraba el italiano en el libro 'Overdrive'. Tras una larguísima rehabilitación, Zanardi volvió a Lausitzring un año después para completar, simbólicamente, las trece vueltas restantes de la carrera de su accidente. Rodó en los tiempos de cabeza de carrera. Hoy, utilizando diferentes modelos de piernas ortopédicas, con un cambio radical de hábitos cotidianos, ha ganado carreras en el Mundial de Turismos, esquía, hace natación y, en estos momentos, persigue el oro en los está Juegos Paralímpicos de Londres 2012 con bicicletas especiales.
El doctor Aldo Costa acompañó a Zanardi en su largo proceso de recuperación, así como decenas de pilotos lesionados en el Mundial de Motociclismo. Sabe de lo que habla: "El ser humano tiene un potencial ilimitado. En la vida, tienes que entregar todo a un propósito. Así, dejas de hablar de límites, haciendo posible lo imposible. Es un proceso mágico". Costa lo expresa desde la experiencia de sus pacientes. "Si sigues el método científico, te curarás cuando la ciencia te diga que te has curado, pero esto requiere tiempo". El otro es un "enfoque, mental, psicológico y filosófico", explica Costa para ilustrar que alguien como Lauda, Hakkinen, Zanardi y, ojalá también Kubica, reaccionen como no espera la ciencia.
Ahora, el polaco está acudiendo al 'depósito oculto de energía' del que hablaba Zanardi. "Ha sorprendido a todo el mundo en el hospital", añadía Bouiller. "Todos los doctores han venido a decirme que estaban sorprendidos por cómo su estado mental podía ser tan fuerte, incluso sonriendo. Ha sido un ejemplo para todos…" Ojala algún día Robert Kubica pueda contestar como Mika Hakkinen a Ron Dennis, mirándole directamente a los ojos: "Por supuesto que soy el mejor, y por supuesto que puedo ganar carreras". En 1998 y 1999, Mika Hakkinen fue campeón del mundo.
Dentro del paddock
Volver a correr a 350 km/h cuando has visto la muerte cara a cara
@Javier Rubio.- 11/03/2011 (06:00h)
¿Cómo se supera, para volver a competir, un accidente que ha estado a punto de costar la vida? ¿Funcionará igual la mente, el cuerpo, la motivación…? Estos días, Robert Kubica, ha comenzado su lenta, oscura y dura rehabilitación lejos de los focos de la Fórmula 1. ¿Podrá rendir de nuevo al máximo nivel y en plenitud de facultades tras un trauma semejante?
"Probé los rallies por primera vez en 2004, aunque antes no me atraía", declaraba hace un año por estas fechas. "Luego me gustó muchísimo. Es otro tipo diferente de deporte, disfruto cuando estás dentro de una curva, porque no sabes lo que te vas a encontrar en el otro lado". Kubica encontró, sin quererlo, la prueba más dura de su vida. Como otros que, a su manera, lograron superarla.
"¿Eres el mejor?"
"Mika, ¿crees que eres el mejor? ¿Crees que puedes ganar carreras?". Lo contaba el propio Mika Hakkinen, cuando Ron Dennis examinaba su espíritu tras su dramático accidente en los entrenamientos del Gran Premio de Australia de 1995. Salvó la vida gracias a la actuación médica 'in situ', y fue un milagro que no sufriera daños cerebrales, según los doctores que le atendieron. A pesar del inmenso apoyo emocional y personal que le prestó, Dennis necesitaba comprobar si el finlandés había superado el trauma para volver a liderar McLaren.
Cuando al comienzo de 1996 Hakkinen se subió por primera vez en Paul Ricard a un monoplaza, todavía tenía un ojo 'perezoso' y había requerido una reciente operación en su oído para recuperar el sentido del equilibrio. "Todo parecía natural", declaró cuando se bajó aliviado del coche. Poco después, en Estoril, batió a su compañero Coulthard en el primer enfrentamiento directo. Fue la tónica de la temporada. La selección natural ha modelado al ser humano para intentar evitar aquellos riesgos que pongan en peligro la supervivencia. Pero si la mente de un piloto no desarrollara los antídotos psíquicos para el instinto natural, estaría acabado. Fácil de decir, no tanto de lograr.
"Aún tengo cicatrices, pero aquello sirvió para darme cuenta de cosas de mi carrera que antes no había percibido. Incluso me ayudó a crecer, y a madurar", explicaba Hakkinen. Por ello, sólo el protagonista conoce la lucha interior que supone ese proceso, como Kubica en estos momentos. "No es fácil para Robert entender el alcance de la recuperación , y ahora la moral se resiente porque, obviamente, te das cuenta de lo duro que será trabajar para estar de vuelta", declaraba el pasado lunes Eric Bouiller, el responsable de Renault.
"Era más importante ver amanecer que correr"
Hakkinen superó ese proceso. "En estas situaciones tienes que levantarte, empujar y creer en ti mismo, aunque espero que nadie tenga que pasar por un accidente como aquel de nuevo”, declaraba al rememorar su historia personal.
El suizo Marc Surer, que en 1986 sufrió un tremendo accidente en el rally de Hessen, no pudo superarlo. "Me alejé de la competición, era más importante ver amanecer que correr...", declaraba con motivo del accidente de Kubica. Su cuerpo tampoco recuperó la forma física y la resistencia necesaria para pilotar un monoplaza de Fórmula 1.
El italiano Alessandro Zanardi siguió una senda muy diferente a la de Hakkinen, cuando el frontal de su monoplaza fue arrancado de cuajo al ser embestido por un rival en el circuito alemán de Lausitzring, en 2001. Que salvara su vida fue un milagro. Que sus dos piernas quedaran amputadas casi en el acto fue el menor de los males. Zanardi resumió así su personal travesía: "He experimentado lo fantástica que es la vida, y lo fuerte que puede llegar a ser un hombre. Cada vez que pensamos 'esto se ha acabado', encontramos recursos internos en lo más profundo del corazón. Lo he experimentando en mi propia piel".
La magia de la mente
"Cada uno de nosotros cuenta con un depósito oculto de energía que sale al exterior cuando se necesita", declaraba el italiano en el libro 'Overdrive'. Tras una larguísima rehabilitación, Zanardi volvió a Lausitzring un año después para completar, simbólicamente, las trece vueltas restantes de la carrera de su accidente. Rodó en los tiempos de cabeza de carrera. Hoy, utilizando diferentes modelos de piernas ortopédicas, con un cambio radical de hábitos cotidianos, ha ganado carreras en el Mundial de Turismos, esquía, hace natación y, en estos momentos, persigue el oro en los está Juegos Paralímpicos de Londres 2012 con bicicletas especiales.
El doctor Aldo Costa acompañó a Zanardi en su largo proceso de recuperación, así como decenas de pilotos lesionados en el Mundial de Motociclismo. Sabe de lo que habla: "El ser humano tiene un potencial ilimitado. En la vida, tienes que entregar todo a un propósito. Así, dejas de hablar de límites, haciendo posible lo imposible. Es un proceso mágico". Costa lo expresa desde la experiencia de sus pacientes. "Si sigues el método científico, te curarás cuando la ciencia te diga que te has curado, pero esto requiere tiempo". El otro es un "enfoque, mental, psicológico y filosófico", explica Costa para ilustrar que alguien como Lauda, Hakkinen, Zanardi y, ojalá también Kubica, reaccionen como no espera la ciencia.
Ahora, el polaco está acudiendo al 'depósito oculto de energía' del que hablaba Zanardi. "Ha sorprendido a todo el mundo en el hospital", añadía Bouiller. "Todos los doctores han venido a decirme que estaban sorprendidos por cómo su estado mental podía ser tan fuerte, incluso sonriendo. Ha sido un ejemplo para todos…" Ojala algún día Robert Kubica pueda contestar como Mika Hakkinen a Ron Dennis, mirándole directamente a los ojos: "Por supuesto que soy el mejor, y por supuesto que puedo ganar carreras". En 1998 y 1999, Mika Hakkinen fue campeón del mundo.
Dentro del paddock
" creo que he pasado toda mi vida, los nueve últimos años de mi carrera en la Fórmula 1 preparándome para este momento, para estar listo. Al fin ha llegado." Fernando Alonso (30/09/09)