25-09-2013, 12:40
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 25-09-2013, 13:20 por Alano_Spanol.)
1976 (VI) MILAGRO
Mis Pasiones | Blog Carlos Barazal http://carlosbarazal.com/?p=5044
El accidente de Lauda le abrió la puerta del título mundial a James Hunt. Con seis carreras por delante no podía escapársele.
Si Lauda había parecido campeón hacía sólo dos carreras, ahora era el británico el que lo tenía en la mano.
Y más con Ferrari protestando y chantajeando al mundial al no presentarse a correr en Austria.
La decisión de devolver la victoria a Hunt en el GP de España, y su no desclasificación en Brands Hatch, había enfurecido tanto a Enzo Ferrari que no tuvo reparos en dejar al equipo en casa.
Hunt se hizo con la pole en el majestuoso Osterreichring con el Penske de Watson en primera línea pero a 8 décimas.
El resto de equipos que habían estado detrás de los Ferrari en la temporada, sobre todo Ligier y Tyrrell, tuvieron problemas.
La salida en un día gris, se produjo con la pista algo mojada. Las primeras vueltas fueron de lo mejor del año.
La lucha entre John Watson y Ronnie Petersson fue memorable en los primeros compases. Pero el protagonista de ese comienzo fue Jody Scheckter.
Desde la décima posición a la primera en diez vueltas. Hasta que una rotura de suspensión acababa con su cabalgada.
El McLaren de Hunt empezó a sufrir de subviraje a medida que la pista se fue secando y se tuvo que conformar con la cuarta posición final.
John Watson recuperaba el liderato en la vuelta doce y no lo abandonaría hasta el final.
Lafitte era segundo y Gunnar Nilsson tercero con su Lotus. Lauda 58, Hunt 47. No le había salido demasiado mal la ausencia a Ferrari a pesar de todo.
En Holanda el humor de Enzo Ferrari había cambiado. Las noticias de la asombrosa recuperación de Lauda y su más que posible reaparición le habían hecho relajarse.
Clay Regazzoni era el único Ferrari presente en Zandvoort. Goodyear estrenaba un compuesto más duro que penalizaba a Ferrari y Tyrrell especialmente.
Hunt, tranquilo ante la falta de competitividad del Ferrari, se dejaba arrebatar la pole por el March de Peterson. Regazzoni era sexto.
Hunt se las tuvo tiesas con un Watson desmelenado después de la victoria en Austria. Y tuvo, además, otros dos rivales.
Primero Peterson que puso un ritmo frenético en cabeza hasta que se quedó sin presión de aceite. Luego la rotura del cambió de Watson le dio aire.
A mitad de carrera se le rompió un conducto de refrigeración de los frenos delanteros. Esto desequilibró al McLaren y Hunt empezó a ver como Regazzoni se le echaba encima.
En el paso por meta en la última vuelta, el suizo estaba encima de Hunt. Pero al llegar a doblar a Alan Jones el australiano se apartó ante el McLaren pero volvió a la trazada bloqueando al Ferrari.
Una maniobra cuando menos sospechosa y, producida por un despiste o no, reprobable.
Y es que el imperio es el imperio. Hunt vencía en Holanda con Regazzoni detrás y Andretti sumando otro podio para Lotus. Lauda 58, Hunt 56. Campeonato nuevo.
Poco más de un mes había pasado desde que Lauda sufriera su escalofriante accidente a más de 225 kilómetros por hora.
Poco más de un mes había pasado desde que un sacerdote le hubiera administrado la extrema unción.
Poco más de un mes había pasado desde que Lauda decidiera que quería vivir. Dos transfusiones completas de sangre.
Jirones de piel transplantados de la parte superior de su muslo a la cara y parte del cuero cabelludo. Dolores terribles por las quemaduras y las operaciones.
Nada se le puso por medio para volver ni más ni menos que en Italia. En Monza. El circuito que le había coronado el año pasado y dónde subió al Olimpo de los ‘tifossi’.
El ambiente estaba muy enrarecido. Desde la propia Ferrari no se había hecho el más mínimo intento por rebajar la tensión. Todo lo contrario.
Con la vista de la apelación al resultado de Brands Hatch a celebrarse en pocos días, las pancartas y las protestas a los miembros de a FIA fueron generalizadas.
De todas las maneras, todo el fervorín de la vuelta de Lauda se esfumó ante los problemas del austriaco en los libres bajo el agua. Miedo. No hay otra palabra.
En Lesmo su pie se levantaba del acelerador al igual que en la Parabólica.
Pero el sábado con la pista seca el austriaco mejoró. Se colocó quinto en la parrilla por delante de su compañero Regazzoni, décimo, y de James Hunt, noveno.
El motor Matra del Ligier de Lafitte ayudaba a su piloto a lograr la pole con Scheckter al lado. Detrás otro V12, el Brabham Alfa-Romeo de Pace y el otro Tyrrell de Depailler.
De nuevo los comisarios fueron puestos, o se pusieron, en el disparadero.
El sábado decidieron anular los tiempos de James Hunt, John Watson y Jochen Mass por irregularidades en la gasolina.
Una decisión más que polémica que les dejó fuera de la parrilla al tener que usar sus tiempos del viernes.
Afortunádamente Stuppacher ya se había ido para casa y Edwards cedió su plaza lo que permitió a Watson y Hunt tomar la salida.
El escándalo fue mayúsculo y esta vez nuestro viejo conocido Teddy Mayer se vio acompañado del propio Hunt en las ágrias protestas.
Que el método para analizar la gasolina no era adecuado parecía claro. Que la presión de Enzo Ferrari y los ‘tifossi’ dio resultado, también.
Por primera vez en mucho tiempo Lauda salió mal. Tanto que se vio en décima posición en los primeros compases de GP.
Por su parte James Hunt, salía como un poseso dispuesto a recuperar posiciones. El británico recupero tantas, doce, como vueltas estuvo en carrera hasta que su motor dijo basta.
Scheckter fue el primer líder hasta que su motor perdió potencia y fue perdiendo posiciones hasta acabar quinto.
Y mientras Lauda recuperando. En la vuelta diez era séptimo, en la catorce sexto. Cada vuelta era mejor.
Cada vuelta volvía un poco más la confianza. Cada vuelta se sentía más y más piloto de nuevo.
En la vuelta cuarenta y uno pasaba a Sheckter y poco después a Depailler para acabar cuarto. Regazzoni fue segundo tras Peterson, al que su March aguantó esta vez.
El poleman Lafitte fue tercero. Nadie en Ferrari paró al suizo o se percató de ello para permitir ganar un puesto más a Lauda.
Cuando se bajó de su monoplaza, su verdugo estaba empapado en la sangre de las quemaduras todavía tiernas.
Los ojos rojos como tomates al tener problemas con sus párpados que prácticamente perdió en el accidente.
El milagro de su vuelta se había visto favorecido por la torticera, a todas luces, actuación de los comisarios y el abandono de Hunt. Lauda 61, Hunt 56.
Quedaba pendiente la apelación de Ferrari al resultado de Brands Hatch. La gira americana y Fuji echarían el cierre al campeonato. La tensión estaba por las nubes.
1976 (VII) VENGANZA
Mis Pasiones | Blog Carlos Barazal http://carlosbarazal.com/?p=5053
La ira de McLaren y James Hunt llegó a la gira americana en su más alta cota.
Lo ocurrido en el GP de Italia y las decisiones del tribunal de apelación de la FIA terminaron de sacar de quicio a los británicos.
La campaña de Ferrari ante la FIA dio sus frutos.
Cierto es que la apelación sobre el resultado del GP británico parecía más que lógica y justa, reglamento en mano. Pero tras lo ocurrido en la anterior con el GP de España, se podía esperar cualquier cosa.
En el equipo italiano no se dejó nada al azar y presentaron incluso a Lauda que declaró ante el tribunal sin esconder demasiado las terribles secuelas de su accidente en el Nurburgring.
La FIA aceptó la reclamación de Ferrari y le quitó la victoria a James Hunt y McLaren. La situación del mundial se quedó en 17 puntos de diferencia para Lauda, 64 a 47.
Mosport Park iba a albergar la antepenúltima batalla por un mundial que de nuevo parecía en manos de Lauda.
Hunt, totalmente rabioso, arrasó y se hizo con la pole. El británico declaró estar asqueado por todo lo sucedido, pero también que no iba a rendirse.
En McLaren habían decidido centrarse en el M23 porque el M26 se estaba mostrando como un monoplaza muy difícil de reglar. Lauda fue 6º.
Ferrari pudo haber cometido un error estratégico en esta recta final. Decidió firmar con Michelin para 1976.
Eso hizo que Goodyear se centrara en McLaren para desarrollar sus gomas. Algo que podía desequilibrar la balanza.
Ferrari se encontró con otros dos problemas en Canadá. Uno ya estaba detectado y tenía difícil solución.
El accidente y convalecencia de Lauda les había privado de horas de desarrollo del monoplaza.
Regazzoni no era tan bueno como el austriaco. La otra les ocurrió en las verificaciones.
Con el ambiente enrarecido tras Monza y la vista de la apelación, los comisarios canadienses decidieron que la posición de los radiadores de aceite del cambio de los Ferrari era ilegal.
Llevaban en esa posición más de un año. Los italianos tuvieron que trabajar a destajo para cambiarlos y perdieron un tiempo precioso de preparación.
Ronnie Peterson se colocó en primera línea junto al de McLaren manteniendo la forma con su March tras ganar en Monza.
Brambilla se colocaba tercero con los omnipresnetes Seis Ruedas, que desde Suecia amagaban pero no daban, en cuarta plaza.
Peterson le ganaba la salida a Hunt, nada raro. Brambilla perdía posiciones rapidamente y en el primer giro ya pasaba en quinto lugar.
Hunt dejó que Peterson se desfondara tras maltratar sus gomas y le pasaba en la novena vuelta.
El sueco cayó en poco tiempo hasta la sexta posición detrás de Lauda.
Un Lauda que empezó a sufrir problemas de estabilidad en su coche, se rompió una pieza de la suspensión trasera, y cedió hasta la octava.
Hunt y Depailler se enzarzaron en un duelo glorioso. El francés pareció el más rápido pero Hunt mantuvo la sangre fría y a raya al del Seis Ruedas.
Depailler sufrió un incidente que le pudo costar muy caro cerca del final.
El manómetro de la presión de la gasolina estallaba, lanzándole a la cara un chorro de gasolina que estuvo a punto de ahogarle.
El francés logró pasar la línea de meta desmayándose por los vapores poco después. Un 0 para el austriaco y 9 puntos para Hunt. 64 a 56.
Una semana después Watkins Glen esperaba a la F1 con más de 100.000 personas ansiosas por ver el duelo Hunt-Lauda.
Sin embargo el principal rival del británico, absolutamente en racha, fue de nuevo el Seis Ruedas.
Si en Canadá fue Depailler, en el Glen sería Scheckter quién le puso muy difícil las cosas.
Dos décimas en la parrilla y Lauda de nuevo atrás, quinto. Ferrari seguía pagando los problemas con los neumáticos y la falta de desarrollo, agravada por la lluvia del viernes.
La extraordinaria forma de James Hunt seguía sin aparecer en las salidas. Scheckter le birlaba la primera plaza mientras por detrás no había cambios significativos entre los primeros.
La lucha entre el de Tyrrell y el de McLaren fue de los mejor del año. El sudafricano nunca tuvo más de dos segundos de ventaja.
Hunt acechaba sin descanso y esperó su oportunidad que llegó en la vuelta 37 por, ¡cómo no!, un doblado.
Scheckter se vio frenado a la entrada de la chicane y Hunt le pasaba a la salida de la misma. Cuatro vueltas después y en las mismas circunstancias, doblado, chicane, Scheckter se la devolvía a Hunt.
A falta de quince vueltas, las gomas traseras del Tyrrell empezaron a avisar de que no les quedaba mucho.
El Seis Ruedas sobreviraba en casi todas las curvas y Hunt esperó dos vueltas para pasar a la cabeza de la prueba y ganar por segundo GP consecutivo.
Peor las pasó Lauda. Tras ponerse tercero rápidamente al adelantar a Peterson y Brambilla, comprobó que no podía seguir el ritmo del duo de cabeza.
El austriaco adoptó un ritmo adecuado y rodó en tierra de nadie muchas vueltas. Pero sus gomas no aguantaron y al final sufrió muchos problemas de manejo.
Jochen Mass se le acercó y dio caza. Lauda tuvo que sacar todo su repertorio para cruzar la meta con cinco centésimas sobre el de McLaren. Lauda 68, Hunt 65.
Hunt desatado y con su monoplaza a punto. Lauda cansado y con el Ferrari sin afinar del todo. En 15 días todo estaría decidido.
Mis Pasiones | Blog Carlos Barazal http://carlosbarazal.com/?p=5044
El accidente de Lauda le abrió la puerta del título mundial a James Hunt. Con seis carreras por delante no podía escapársele.
Si Lauda había parecido campeón hacía sólo dos carreras, ahora era el británico el que lo tenía en la mano.
Y más con Ferrari protestando y chantajeando al mundial al no presentarse a correr en Austria.
La decisión de devolver la victoria a Hunt en el GP de España, y su no desclasificación en Brands Hatch, había enfurecido tanto a Enzo Ferrari que no tuvo reparos en dejar al equipo en casa.
Hunt se hizo con la pole en el majestuoso Osterreichring con el Penske de Watson en primera línea pero a 8 décimas.
El resto de equipos que habían estado detrás de los Ferrari en la temporada, sobre todo Ligier y Tyrrell, tuvieron problemas.
La salida en un día gris, se produjo con la pista algo mojada. Las primeras vueltas fueron de lo mejor del año.
La lucha entre John Watson y Ronnie Petersson fue memorable en los primeros compases. Pero el protagonista de ese comienzo fue Jody Scheckter.
Desde la décima posición a la primera en diez vueltas. Hasta que una rotura de suspensión acababa con su cabalgada.
El McLaren de Hunt empezó a sufrir de subviraje a medida que la pista se fue secando y se tuvo que conformar con la cuarta posición final.
John Watson recuperaba el liderato en la vuelta doce y no lo abandonaría hasta el final.
Lafitte era segundo y Gunnar Nilsson tercero con su Lotus. Lauda 58, Hunt 47. No le había salido demasiado mal la ausencia a Ferrari a pesar de todo.
En Holanda el humor de Enzo Ferrari había cambiado. Las noticias de la asombrosa recuperación de Lauda y su más que posible reaparición le habían hecho relajarse.
Clay Regazzoni era el único Ferrari presente en Zandvoort. Goodyear estrenaba un compuesto más duro que penalizaba a Ferrari y Tyrrell especialmente.
Hunt, tranquilo ante la falta de competitividad del Ferrari, se dejaba arrebatar la pole por el March de Peterson. Regazzoni era sexto.
Hunt se las tuvo tiesas con un Watson desmelenado después de la victoria en Austria. Y tuvo, además, otros dos rivales.
Primero Peterson que puso un ritmo frenético en cabeza hasta que se quedó sin presión de aceite. Luego la rotura del cambió de Watson le dio aire.
A mitad de carrera se le rompió un conducto de refrigeración de los frenos delanteros. Esto desequilibró al McLaren y Hunt empezó a ver como Regazzoni se le echaba encima.
En el paso por meta en la última vuelta, el suizo estaba encima de Hunt. Pero al llegar a doblar a Alan Jones el australiano se apartó ante el McLaren pero volvió a la trazada bloqueando al Ferrari.
Una maniobra cuando menos sospechosa y, producida por un despiste o no, reprobable.
Y es que el imperio es el imperio. Hunt vencía en Holanda con Regazzoni detrás y Andretti sumando otro podio para Lotus. Lauda 58, Hunt 56. Campeonato nuevo.
Poco más de un mes había pasado desde que Lauda sufriera su escalofriante accidente a más de 225 kilómetros por hora.
Poco más de un mes había pasado desde que un sacerdote le hubiera administrado la extrema unción.
Poco más de un mes había pasado desde que Lauda decidiera que quería vivir. Dos transfusiones completas de sangre.
Jirones de piel transplantados de la parte superior de su muslo a la cara y parte del cuero cabelludo. Dolores terribles por las quemaduras y las operaciones.
Nada se le puso por medio para volver ni más ni menos que en Italia. En Monza. El circuito que le había coronado el año pasado y dónde subió al Olimpo de los ‘tifossi’.
El ambiente estaba muy enrarecido. Desde la propia Ferrari no se había hecho el más mínimo intento por rebajar la tensión. Todo lo contrario.
Con la vista de la apelación al resultado de Brands Hatch a celebrarse en pocos días, las pancartas y las protestas a los miembros de a FIA fueron generalizadas.
De todas las maneras, todo el fervorín de la vuelta de Lauda se esfumó ante los problemas del austriaco en los libres bajo el agua. Miedo. No hay otra palabra.
En Lesmo su pie se levantaba del acelerador al igual que en la Parabólica.
Pero el sábado con la pista seca el austriaco mejoró. Se colocó quinto en la parrilla por delante de su compañero Regazzoni, décimo, y de James Hunt, noveno.
El motor Matra del Ligier de Lafitte ayudaba a su piloto a lograr la pole con Scheckter al lado. Detrás otro V12, el Brabham Alfa-Romeo de Pace y el otro Tyrrell de Depailler.
De nuevo los comisarios fueron puestos, o se pusieron, en el disparadero.
El sábado decidieron anular los tiempos de James Hunt, John Watson y Jochen Mass por irregularidades en la gasolina.
Una decisión más que polémica que les dejó fuera de la parrilla al tener que usar sus tiempos del viernes.
Afortunádamente Stuppacher ya se había ido para casa y Edwards cedió su plaza lo que permitió a Watson y Hunt tomar la salida.
El escándalo fue mayúsculo y esta vez nuestro viejo conocido Teddy Mayer se vio acompañado del propio Hunt en las ágrias protestas.
Que el método para analizar la gasolina no era adecuado parecía claro. Que la presión de Enzo Ferrari y los ‘tifossi’ dio resultado, también.
Por primera vez en mucho tiempo Lauda salió mal. Tanto que se vio en décima posición en los primeros compases de GP.
Por su parte James Hunt, salía como un poseso dispuesto a recuperar posiciones. El británico recupero tantas, doce, como vueltas estuvo en carrera hasta que su motor dijo basta.
Scheckter fue el primer líder hasta que su motor perdió potencia y fue perdiendo posiciones hasta acabar quinto.
Y mientras Lauda recuperando. En la vuelta diez era séptimo, en la catorce sexto. Cada vuelta era mejor.
Cada vuelta volvía un poco más la confianza. Cada vuelta se sentía más y más piloto de nuevo.
En la vuelta cuarenta y uno pasaba a Sheckter y poco después a Depailler para acabar cuarto. Regazzoni fue segundo tras Peterson, al que su March aguantó esta vez.
El poleman Lafitte fue tercero. Nadie en Ferrari paró al suizo o se percató de ello para permitir ganar un puesto más a Lauda.
Cuando se bajó de su monoplaza, su verdugo estaba empapado en la sangre de las quemaduras todavía tiernas.
Los ojos rojos como tomates al tener problemas con sus párpados que prácticamente perdió en el accidente.
El milagro de su vuelta se había visto favorecido por la torticera, a todas luces, actuación de los comisarios y el abandono de Hunt. Lauda 61, Hunt 56.
Quedaba pendiente la apelación de Ferrari al resultado de Brands Hatch. La gira americana y Fuji echarían el cierre al campeonato. La tensión estaba por las nubes.
1976 (VII) VENGANZA
Mis Pasiones | Blog Carlos Barazal http://carlosbarazal.com/?p=5053
La ira de McLaren y James Hunt llegó a la gira americana en su más alta cota.
Lo ocurrido en el GP de Italia y las decisiones del tribunal de apelación de la FIA terminaron de sacar de quicio a los británicos.
La campaña de Ferrari ante la FIA dio sus frutos.
Cierto es que la apelación sobre el resultado del GP británico parecía más que lógica y justa, reglamento en mano. Pero tras lo ocurrido en la anterior con el GP de España, se podía esperar cualquier cosa.
En el equipo italiano no se dejó nada al azar y presentaron incluso a Lauda que declaró ante el tribunal sin esconder demasiado las terribles secuelas de su accidente en el Nurburgring.
La FIA aceptó la reclamación de Ferrari y le quitó la victoria a James Hunt y McLaren. La situación del mundial se quedó en 17 puntos de diferencia para Lauda, 64 a 47.
Mosport Park iba a albergar la antepenúltima batalla por un mundial que de nuevo parecía en manos de Lauda.
Hunt, totalmente rabioso, arrasó y se hizo con la pole. El británico declaró estar asqueado por todo lo sucedido, pero también que no iba a rendirse.
En McLaren habían decidido centrarse en el M23 porque el M26 se estaba mostrando como un monoplaza muy difícil de reglar. Lauda fue 6º.
Ferrari pudo haber cometido un error estratégico en esta recta final. Decidió firmar con Michelin para 1976.
Eso hizo que Goodyear se centrara en McLaren para desarrollar sus gomas. Algo que podía desequilibrar la balanza.
Ferrari se encontró con otros dos problemas en Canadá. Uno ya estaba detectado y tenía difícil solución.
El accidente y convalecencia de Lauda les había privado de horas de desarrollo del monoplaza.
Regazzoni no era tan bueno como el austriaco. La otra les ocurrió en las verificaciones.
Con el ambiente enrarecido tras Monza y la vista de la apelación, los comisarios canadienses decidieron que la posición de los radiadores de aceite del cambio de los Ferrari era ilegal.
Llevaban en esa posición más de un año. Los italianos tuvieron que trabajar a destajo para cambiarlos y perdieron un tiempo precioso de preparación.
Ronnie Peterson se colocó en primera línea junto al de McLaren manteniendo la forma con su March tras ganar en Monza.
Brambilla se colocaba tercero con los omnipresnetes Seis Ruedas, que desde Suecia amagaban pero no daban, en cuarta plaza.
Peterson le ganaba la salida a Hunt, nada raro. Brambilla perdía posiciones rapidamente y en el primer giro ya pasaba en quinto lugar.
Hunt dejó que Peterson se desfondara tras maltratar sus gomas y le pasaba en la novena vuelta.
El sueco cayó en poco tiempo hasta la sexta posición detrás de Lauda.
Un Lauda que empezó a sufrir problemas de estabilidad en su coche, se rompió una pieza de la suspensión trasera, y cedió hasta la octava.
Hunt y Depailler se enzarzaron en un duelo glorioso. El francés pareció el más rápido pero Hunt mantuvo la sangre fría y a raya al del Seis Ruedas.
Depailler sufrió un incidente que le pudo costar muy caro cerca del final.
El manómetro de la presión de la gasolina estallaba, lanzándole a la cara un chorro de gasolina que estuvo a punto de ahogarle.
El francés logró pasar la línea de meta desmayándose por los vapores poco después. Un 0 para el austriaco y 9 puntos para Hunt. 64 a 56.
Una semana después Watkins Glen esperaba a la F1 con más de 100.000 personas ansiosas por ver el duelo Hunt-Lauda.
Sin embargo el principal rival del británico, absolutamente en racha, fue de nuevo el Seis Ruedas.
Si en Canadá fue Depailler, en el Glen sería Scheckter quién le puso muy difícil las cosas.
Dos décimas en la parrilla y Lauda de nuevo atrás, quinto. Ferrari seguía pagando los problemas con los neumáticos y la falta de desarrollo, agravada por la lluvia del viernes.
La extraordinaria forma de James Hunt seguía sin aparecer en las salidas. Scheckter le birlaba la primera plaza mientras por detrás no había cambios significativos entre los primeros.
La lucha entre el de Tyrrell y el de McLaren fue de los mejor del año. El sudafricano nunca tuvo más de dos segundos de ventaja.
Hunt acechaba sin descanso y esperó su oportunidad que llegó en la vuelta 37 por, ¡cómo no!, un doblado.
Scheckter se vio frenado a la entrada de la chicane y Hunt le pasaba a la salida de la misma. Cuatro vueltas después y en las mismas circunstancias, doblado, chicane, Scheckter se la devolvía a Hunt.
A falta de quince vueltas, las gomas traseras del Tyrrell empezaron a avisar de que no les quedaba mucho.
El Seis Ruedas sobreviraba en casi todas las curvas y Hunt esperó dos vueltas para pasar a la cabeza de la prueba y ganar por segundo GP consecutivo.
Peor las pasó Lauda. Tras ponerse tercero rápidamente al adelantar a Peterson y Brambilla, comprobó que no podía seguir el ritmo del duo de cabeza.
El austriaco adoptó un ritmo adecuado y rodó en tierra de nadie muchas vueltas. Pero sus gomas no aguantaron y al final sufrió muchos problemas de manejo.
Jochen Mass se le acercó y dio caza. Lauda tuvo que sacar todo su repertorio para cruzar la meta con cinco centésimas sobre el de McLaren. Lauda 68, Hunt 65.
Hunt desatado y con su monoplaza a punto. Lauda cansado y con el Ferrari sin afinar del todo. En 15 días todo estaría decidido.