21-11-2013, 15:00
Cómo vamos a olvidar esa cara, al igual que el salto que dí en mi casa y por el que mi hija pequeña se puso a llorar. .
Siempre con Fernando, año tras año.
Un imbécil que lee mucho no reduce un ápice su imbecilidad. Si acaso, se convierte en un imbécil leído.