02-02-2015, 23:59
Os voy a ir dejando algunas lecciones de filosofía samurai o Bushido dictadas por el maestro Yamamoto Tsetomo a su alumno en el siglo XVIII.
LA ACTITUD DURANTE LA TORMENTA
Existe lo que se llama la actitud durante la tormenta. Cuando uno es sorprendido por una repentina tormenta, se puede o bien correr lo más aprisa posible o bien colocarse rápidamente bajo los aleros de las casas que bordean el camino. De todos modos nos mojaremos. Si uno ya estuviera preparado mentalmente a la idea de estar mojado, se estaría a fin de cuentas muy poco contrariado con la llegada de la lluvia. Se puede aplicar este principio con provecho en todas las situaciones.
LEVANTAOS A LA OCTAVA
Es el colmo de la locura para un Samurái perder el control de sí mismo si por desgracia queda reducido al estado de Ronin o se encuentra enfrentado a algún revés de fortuna del mismo tipo. En el tiempo del Señor Katsushige, los Samurái tenían una divisa favorita: «Si no habéis sido Ronin siete veces, no podréis reivindicar efectivamente el título verdadero de Samurái. Tropezad y caed siete veces, pero levantaos a la octava». Manifiestamente, Hyogo Naritomi había sido, según se dice, siete veces Ronin. Un Samurái al servicio de un Daimyo debe ser como un tentetieso que se levanta cada vez que uno lo inclina. En verdad, sería una excelente idea para el Daimyo devolver a sus discípulos la libertad para someter a prueba su fuerza espiritual.
LA ACTITUD DURANTE LA TORMENTA
Existe lo que se llama la actitud durante la tormenta. Cuando uno es sorprendido por una repentina tormenta, se puede o bien correr lo más aprisa posible o bien colocarse rápidamente bajo los aleros de las casas que bordean el camino. De todos modos nos mojaremos. Si uno ya estuviera preparado mentalmente a la idea de estar mojado, se estaría a fin de cuentas muy poco contrariado con la llegada de la lluvia. Se puede aplicar este principio con provecho en todas las situaciones.
LEVANTAOS A LA OCTAVA
Es el colmo de la locura para un Samurái perder el control de sí mismo si por desgracia queda reducido al estado de Ronin o se encuentra enfrentado a algún revés de fortuna del mismo tipo. En el tiempo del Señor Katsushige, los Samurái tenían una divisa favorita: «Si no habéis sido Ronin siete veces, no podréis reivindicar efectivamente el título verdadero de Samurái. Tropezad y caed siete veces, pero levantaos a la octava». Manifiestamente, Hyogo Naritomi había sido, según se dice, siete veces Ronin. Un Samurái al servicio de un Daimyo debe ser como un tentetieso que se levanta cada vez que uno lo inclina. En verdad, sería una excelente idea para el Daimyo devolver a sus discípulos la libertad para someter a prueba su fuerza espiritual.