04-05-2015, 14:24
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 04-05-2015, 19:24 por DE-ZETA-TE.)
Gracias a tod@s los que habéis leído y, especialmente, a los que habéis comentado.
Yo he puesto las fotos, los vídeos y (se habrá notado) mucho, mucho sentimiento.
Vosotros lo habéis enriquecido con vuestras palabras. Gracias de corazón.
Sin desmerecer en absoluto a quien por edad o circunstancias no lo vió o no lo vivió: sólo añadiré qué, cuando hablas de F1 y sale este tema, se nota mucho quienes sufrieron aquel fin de semana espantoso, trágico y maldito, frente a los televisores.
Aquello en cierta manera nos marcó de por vida. Como marcó a la F1.
Sólo me viene una palabra a la mente cuando lo rememoro y rescato de la memoria aquella terrible desazón. Aquella profunda e inconsolable tristeza, primero por Roland y luego por Ayrton, apenas mitigada por el gran alivio de lo de Reubens. Y dando gracias que el brutal accidente de la salida no tuviera consecuencias también para Lehto y Lamy.
Esa palabra es SOBRECOGEDOR...
Es una sensación, un respingo, que aún hoy experimentamos todos los que vivimos aquellas aciagas jornadas. El escalofrío cuando vemos en la TV accidentes como el de Kubica, el brutal golpazo del Checo en Mónaco, Fernando arrollado en Spa hace 3 años... y en las motos esas horribles imágenes de Shoya Tomizawa o Marco Simoncelli...
Jamás deberíamos olvidar lo que se juegan para que nosotros disfrutemos de esto. Hablo por todos ellos, a pesar de las chanzas y las bromas que podamos hacer.
Quizás por eso los que lo vivimos estamos especialmente sensibilizados con ciertos temas.
Es horrible qué, por lo que sea, 2 décadas después sucedan cosas como la que le ha pasado a Bianchi.
Sin retomar debates sobre ello, y sabiendo que el trabajo de Sid dió numerosos frutos y todo ha mejorado muchísimo, duele que pasen estas cosas.
No busco relacionar aquello con esto, ni mucho menos.
Pero no puedo evitar que me duela pensar qué, quizás, si no se hubiese corrido por respeto a lo sucedido el sábado Ayrton seguiría vivo, ya que Roland nos dejó y puede que aquello fuera imposible de evitar.
Como no puedo más que sentirme muy mal al constatar qué, con un tifón encima y si se hubiera adelantado el GP de Japón sólo unas horas, o si se hubiera parado la carrera antes de sacar la grúa que atendió el accidente de Sutil, es posible que Jules aún se saludara afectuosamente con Fernando en la calle de boxes, antes de cada Gran Premio
Pero el Show debe continúar...
Y es que a veces los presentimientos son acertados, para nuestra desgracia. Aquí habéis leído a muchos y a mí desgañitarnos cada vez que se ha usado el SC de manera poco clara, y sin ser la seguridad la única y exclusiva preocupación. O cuando no se ha sancionado con dureza un comportamiento inherentemente peligroso... cuantas veces no avisamos que ciertos comportamientos terminarían derivando en una desgracia... ayyyyy esas escapatorias de asfalto en las que han convertido las puzzolanas, que más parecen carriles de aceleración que otra cosa...
Esperemos que prevalezca el Espíritu de Sid, y no ese de la Norma que es tan veleta e inconsciente... hay que hacerle caso, de vez en cuando, a los presentimientos...
'...Y llegó Imola. El fin de semana estuvo cargado de señales. "Nunca le vi tan tenso...", explica Reginaldo Leme, periodista brasileño. "El coche es... peor", resumía Senna. Primer aviso: los accidentes de Barrichello y Ratzenberger durante los entrenamientos. "Necesito controlarme, hago cosas con ese coche... a 320 kilómetros por hora", dijo preocupado. "¿Por qué no nos retiramos y nos vamos a pescar?", le dijo Sid Watkins, el médico de los pilotos, que lo quería como a un hijo. "No puedo retirarme", contestó Senna. "No quería correr", asegura Leme. Algo le empujó a su destino.
La mañana del 1 de mayo de 1994, Senna abrió la Biblia: "Dios te dona el mayor de los presentes, que es el propio Dios", decía el pasaje. Iba en cabeza cuando enfiló la curva de Tamburello. El choque fue seco, duro. Ron Dennis lloraba. Alain Prost, desde la cabina de prensa, se echaba las manos a la cabeza. No tenía ni un hueso roto, ni un moratón. Si la barra de suspensión le hubiera golpeado unos centímetros arriba o abajo, hubiera sobrevivido. "Suspiró y su cuerpo se relajó. No soy religioso, pero pensé que su espíritu salía de su cuerpo", explicó Watkins, uno de los primeros en llegar. Su féretro recorrió São Paulo en un camión de bomberos, entre una multitud que lloraba su muerte: "Solo teníamos salud y un poco de alegría. Ahora la alegría se fue".
En cierta ocasión, le preguntaron a Senna cuál era el mejor piloto al que se había enfrentado. No se lo pensó: "Fullerton. Era un compañero de cuando pilotaba en karts. Era rápido, constante... Aquello era pura conducción. No había dinero, ni política... solo correr". Y le brillaban los ojos como nunca lo habían hecho en sus años de profesional.'
FUENTE: EL PAÍS
Yo he puesto las fotos, los vídeos y (se habrá notado) mucho, mucho sentimiento.
Vosotros lo habéis enriquecido con vuestras palabras. Gracias de corazón.
Sin desmerecer en absoluto a quien por edad o circunstancias no lo vió o no lo vivió: sólo añadiré qué, cuando hablas de F1 y sale este tema, se nota mucho quienes sufrieron aquel fin de semana espantoso, trágico y maldito, frente a los televisores.
Aquello en cierta manera nos marcó de por vida. Como marcó a la F1.
Sólo me viene una palabra a la mente cuando lo rememoro y rescato de la memoria aquella terrible desazón. Aquella profunda e inconsolable tristeza, primero por Roland y luego por Ayrton, apenas mitigada por el gran alivio de lo de Reubens. Y dando gracias que el brutal accidente de la salida no tuviera consecuencias también para Lehto y Lamy.
Esa palabra es SOBRECOGEDOR...
Es una sensación, un respingo, que aún hoy experimentamos todos los que vivimos aquellas aciagas jornadas. El escalofrío cuando vemos en la TV accidentes como el de Kubica, el brutal golpazo del Checo en Mónaco, Fernando arrollado en Spa hace 3 años... y en las motos esas horribles imágenes de Shoya Tomizawa o Marco Simoncelli...
Jamás deberíamos olvidar lo que se juegan para que nosotros disfrutemos de esto. Hablo por todos ellos, a pesar de las chanzas y las bromas que podamos hacer.
Quizás por eso los que lo vivimos estamos especialmente sensibilizados con ciertos temas.
Es horrible qué, por lo que sea, 2 décadas después sucedan cosas como la que le ha pasado a Bianchi.
Sin retomar debates sobre ello, y sabiendo que el trabajo de Sid dió numerosos frutos y todo ha mejorado muchísimo, duele que pasen estas cosas.
No busco relacionar aquello con esto, ni mucho menos.
Pero no puedo evitar que me duela pensar qué, quizás, si no se hubiese corrido por respeto a lo sucedido el sábado Ayrton seguiría vivo, ya que Roland nos dejó y puede que aquello fuera imposible de evitar.
Como no puedo más que sentirme muy mal al constatar qué, con un tifón encima y si se hubiera adelantado el GP de Japón sólo unas horas, o si se hubiera parado la carrera antes de sacar la grúa que atendió el accidente de Sutil, es posible que Jules aún se saludara afectuosamente con Fernando en la calle de boxes, antes de cada Gran Premio
Pero el Show debe continúar...
Y es que a veces los presentimientos son acertados, para nuestra desgracia. Aquí habéis leído a muchos y a mí desgañitarnos cada vez que se ha usado el SC de manera poco clara, y sin ser la seguridad la única y exclusiva preocupación. O cuando no se ha sancionado con dureza un comportamiento inherentemente peligroso... cuantas veces no avisamos que ciertos comportamientos terminarían derivando en una desgracia... ayyyyy esas escapatorias de asfalto en las que han convertido las puzzolanas, que más parecen carriles de aceleración que otra cosa...
Esperemos que prevalezca el Espíritu de Sid, y no ese de la Norma que es tan veleta e inconsciente... hay que hacerle caso, de vez en cuando, a los presentimientos...
'...Y llegó Imola. El fin de semana estuvo cargado de señales. "Nunca le vi tan tenso...", explica Reginaldo Leme, periodista brasileño. "El coche es... peor", resumía Senna. Primer aviso: los accidentes de Barrichello y Ratzenberger durante los entrenamientos. "Necesito controlarme, hago cosas con ese coche... a 320 kilómetros por hora", dijo preocupado. "¿Por qué no nos retiramos y nos vamos a pescar?", le dijo Sid Watkins, el médico de los pilotos, que lo quería como a un hijo. "No puedo retirarme", contestó Senna. "No quería correr", asegura Leme. Algo le empujó a su destino.
La mañana del 1 de mayo de 1994, Senna abrió la Biblia: "Dios te dona el mayor de los presentes, que es el propio Dios", decía el pasaje. Iba en cabeza cuando enfiló la curva de Tamburello. El choque fue seco, duro. Ron Dennis lloraba. Alain Prost, desde la cabina de prensa, se echaba las manos a la cabeza. No tenía ni un hueso roto, ni un moratón. Si la barra de suspensión le hubiera golpeado unos centímetros arriba o abajo, hubiera sobrevivido. "Suspiró y su cuerpo se relajó. No soy religioso, pero pensé que su espíritu salía de su cuerpo", explicó Watkins, uno de los primeros en llegar. Su féretro recorrió São Paulo en un camión de bomberos, entre una multitud que lloraba su muerte: "Solo teníamos salud y un poco de alegría. Ahora la alegría se fue".
En cierta ocasión, le preguntaron a Senna cuál era el mejor piloto al que se había enfrentado. No se lo pensó: "Fullerton. Era un compañero de cuando pilotaba en karts. Era rápido, constante... Aquello era pura conducción. No había dinero, ni política... solo correr". Y le brillaban los ojos como nunca lo habían hecho en sus años de profesional.'
FUENTE: EL PAÍS