02-10-2015, 17:08
Para entender el comportamiento de toda esa cuadrilla de bocazas ante las quejas de Alonso, una pequeña reflexión:
Es histórico y de todos conocido, que la envidia, celos profesionales y evidencia de mediocridad ante un semejante, por una manifiesta e innegable superioridad y pericia, se ven incrementados si el objeto oscuro de su sufrimiento, acostumbra a adornarlo con dosis de valentia y cortes de mangas elegantes.
¿Cómo? ¿No sólo tenemos que soportar su genialidad, sino que además el tío se permite el lujo de hablar clarito cuando le sale? Eso está bien para héroes de películas y tal, pero no para mirarme en su espejo y constatar mis limitaciones y miserias. Y ahí es donde la mezquindad tiene terreno abonado para florecer.
Y eso es lo que ocurre . Pero no por lo que consigue, sino por "lo que puede y es capaz hacer con un volante en las manos". Lo que ellos querrían ser y no podrán, en pasado, presente o futuro. Y creó sinceramente, que la mayoría de las veces no es por maldad, sino por una incontrolable sensación de frustración.
Suma a eso, las deudas a pagar por trámites oscuros, fidelidades obligadas, prebendas y ventajas disfrutadas, y te cuadra todo.
Es histórico y de todos conocido, que la envidia, celos profesionales y evidencia de mediocridad ante un semejante, por una manifiesta e innegable superioridad y pericia, se ven incrementados si el objeto oscuro de su sufrimiento, acostumbra a adornarlo con dosis de valentia y cortes de mangas elegantes.
¿Cómo? ¿No sólo tenemos que soportar su genialidad, sino que además el tío se permite el lujo de hablar clarito cuando le sale? Eso está bien para héroes de películas y tal, pero no para mirarme en su espejo y constatar mis limitaciones y miserias. Y ahí es donde la mezquindad tiene terreno abonado para florecer.
Y eso es lo que ocurre . Pero no por lo que consigue, sino por "lo que puede y es capaz hacer con un volante en las manos". Lo que ellos querrían ser y no podrán, en pasado, presente o futuro. Y creó sinceramente, que la mayoría de las veces no es por maldad, sino por una incontrolable sensación de frustración.
Suma a eso, las deudas a pagar por trámites oscuros, fidelidades obligadas, prebendas y ventajas disfrutadas, y te cuadra todo.