02-06-2011, 08:05
DENTRO DEL PADDOCK
Precoz madurez
Sebastian Vettel conversa con Lewis Hamilton durante una rueda de prensa (EFE).
@Javier Rubio.- 30/05/2011 (06:00h)
“Posee una combinación de virtudes que normalmente se da en los grandes campeones de todos los tiempos, y no veo ninguna razón por la que no podría unirse a ellos”. ¿A quién se refería Adrian Newey a comienzos del campeonato 2010?
“He is such a kid…” (“es como un crío”) ¿A quién se referían en el seno del equipo McLaren tras el pasado Gran Premio de Turquía? Al mismo piloto que en Mónaco llevó a cabo una patética actuación en carrera, con una deplorable reacción tras ella.
Adrian Newey ha trabajado con Senna, Hakkinen, Mansell, Raikkonen, y cuenta con el mejor de los patrones para medir a Sebastian Vettel. “Es un chaval muy brillante, que piensa muchísimo en su pilotaje y en cómo usa su monoplaza. Está muy interesado en el aspecto técnico del coche, incluso aunque no le ayude a pilotar.” ¿Algo más? “Tiene un cerebro muy despierto, y con todo ello, junto a su don natural….” entrará en el Olimpo de la Fórmula 1, según Newey, cuya descripción de Vettel se vio ilustrada y reflejada en su actuación y gran victoria de Mónaco.
Al margen de ganar ocho de las diez últimas carreras, sus dos actuaciones más recientes -incluyendo Barcelona- han sido un prodigio de madurez y talento para quien solo cuenta con veintitrés años, pero ya en camino de batir todos los récords de precocidad en la Fórmula 1, incluido el de doble campeón más joven, en manos de Alonso. ¿Alguien se imagina el techo de Vettel a día de hoy?
No nos engañemos. El RB7 es el mejor monoplaza de la parrilla, pero no en el Gran Premio de Mónaco. Sin embargo Vettel estuvo sensacional en el Q3 del sábado. Su madurez para manejar en cabeza -y en su cabeza- la complicadísima carrera del domingo fue extraordinaria. Cierto que fue beneficiado por el coche de seguridad, pero también supo reaccionar al error del equipo en la monta de gomas -blandos en vez de superblandos-, para imponer a su muro de boxes la estrategia de una sola parada, y actuar en consecuencia al dosificar magníficamente sus gomas, sin cometer errores, a pesar de la presión de Alonso y Button.
Incapacidad para manejar la frustración
En el extremo opuesto del cuadrilátero, otro campeón del mundo volvió a confirmar el vacío que separa su extraordinario talento de su madurez personal, poniendo en evidencia su incapacidad para manejar la frustración ante las elevadas expectativas que empezaron a resquebrajarse el sábado y después en la carrera, ejecutando maniobras desesperadas y sin posibilidad de éxito a no ser que se llevara por delante a sus rivales.
Nadie ignora que en la curva de Loews resulta imposible adelantar si no es abriendo el hueco “a golpes”, como ocurriera en el incidente con Massa. A continuación, Hamilton no dudó en enviar al brasileño contra los “marbles” (trozos de goma) al entrar en el túnel, siempre en su descontrolado afán de adelantar a toda costa y confundiendo agresividad con inconsciencia. En la primera curva de la carrera y ante Button, también se abrió un hueco que Alonso pudo haber forzado, pero utilizó la cabeza que el británico se había dejado en el hotel.
Con Maldonado, el británico repitió la operación que consistía, como en el caso de Massa, en forzar un adelantamiento que terminaría en accidente a no ser que el piloto adelantado se bajara los pantalones. Evidentemente, imitando la táctica de los “coches de choque” que pretendía Hamilton, Alonso también habría adelantado a Vettel a final de la carrera, por seguir con el mismo ejemplo…
La peor caricatura de sí mismo
A tan alocada actitud se sumaron sus declaraciones posteriores. Recibir dos sanciones en la misma carrera, todas por culpa suya, para arremeter después de forma victimista contra rivales y comisarios, delataba la rabieta infantil de quien confunde la realidad con sus frustrados deseos. “La gente me quiere por mi estilo de competir, quieren verme adelantar, y luego te condenan por intentarlo, por intentar crear espectáculo…” Ayer, Lewis se creyó su propio personaje y se convirtió en la peor caricatura de sí mismo.
“Broma ridícula", declaraba el inglés tras la carrera a la BBC, “estos pilotos (Massa, Maldonado) son ridículos. Es estúpido","a lo mejor es porque soy negro. Eso es lo que dice Ali G. No lo sé…". Aunque estas últimas palabras fueran pronunciadas en tono de broma, cómo verían el tema en McLaren, que le llevaron inmediatamente ante los comisarios para pedir disculpas, ya que la FIA estaba dispuesta a intervenir a fondo. ¿Cómo hubiera sido tratado un joven debutante de haber llevado a cabo el mismo comportamiento de todo un campeón del mundo?
Sebastian Vettel y Lewis Hamilton, dos campeones de enorme talento, pero tan distintos y tan distantes, como ayer pudo apreciarse en el Gran Premio de Mónaco. ¿Quién tendrá más títulos al final de sus respectivas carreras deportivas? Juzguen ustedes mismos.
Dentro del paddock
Precoz madurez
Sebastian Vettel conversa con Lewis Hamilton durante una rueda de prensa (EFE).
@Javier Rubio.- 30/05/2011 (06:00h)
“Posee una combinación de virtudes que normalmente se da en los grandes campeones de todos los tiempos, y no veo ninguna razón por la que no podría unirse a ellos”. ¿A quién se refería Adrian Newey a comienzos del campeonato 2010?
“He is such a kid…” (“es como un crío”) ¿A quién se referían en el seno del equipo McLaren tras el pasado Gran Premio de Turquía? Al mismo piloto que en Mónaco llevó a cabo una patética actuación en carrera, con una deplorable reacción tras ella.
Adrian Newey ha trabajado con Senna, Hakkinen, Mansell, Raikkonen, y cuenta con el mejor de los patrones para medir a Sebastian Vettel. “Es un chaval muy brillante, que piensa muchísimo en su pilotaje y en cómo usa su monoplaza. Está muy interesado en el aspecto técnico del coche, incluso aunque no le ayude a pilotar.” ¿Algo más? “Tiene un cerebro muy despierto, y con todo ello, junto a su don natural….” entrará en el Olimpo de la Fórmula 1, según Newey, cuya descripción de Vettel se vio ilustrada y reflejada en su actuación y gran victoria de Mónaco.
Al margen de ganar ocho de las diez últimas carreras, sus dos actuaciones más recientes -incluyendo Barcelona- han sido un prodigio de madurez y talento para quien solo cuenta con veintitrés años, pero ya en camino de batir todos los récords de precocidad en la Fórmula 1, incluido el de doble campeón más joven, en manos de Alonso. ¿Alguien se imagina el techo de Vettel a día de hoy?
No nos engañemos. El RB7 es el mejor monoplaza de la parrilla, pero no en el Gran Premio de Mónaco. Sin embargo Vettel estuvo sensacional en el Q3 del sábado. Su madurez para manejar en cabeza -y en su cabeza- la complicadísima carrera del domingo fue extraordinaria. Cierto que fue beneficiado por el coche de seguridad, pero también supo reaccionar al error del equipo en la monta de gomas -blandos en vez de superblandos-, para imponer a su muro de boxes la estrategia de una sola parada, y actuar en consecuencia al dosificar magníficamente sus gomas, sin cometer errores, a pesar de la presión de Alonso y Button.
Incapacidad para manejar la frustración
En el extremo opuesto del cuadrilátero, otro campeón del mundo volvió a confirmar el vacío que separa su extraordinario talento de su madurez personal, poniendo en evidencia su incapacidad para manejar la frustración ante las elevadas expectativas que empezaron a resquebrajarse el sábado y después en la carrera, ejecutando maniobras desesperadas y sin posibilidad de éxito a no ser que se llevara por delante a sus rivales.
Nadie ignora que en la curva de Loews resulta imposible adelantar si no es abriendo el hueco “a golpes”, como ocurriera en el incidente con Massa. A continuación, Hamilton no dudó en enviar al brasileño contra los “marbles” (trozos de goma) al entrar en el túnel, siempre en su descontrolado afán de adelantar a toda costa y confundiendo agresividad con inconsciencia. En la primera curva de la carrera y ante Button, también se abrió un hueco que Alonso pudo haber forzado, pero utilizó la cabeza que el británico se había dejado en el hotel.
Con Maldonado, el británico repitió la operación que consistía, como en el caso de Massa, en forzar un adelantamiento que terminaría en accidente a no ser que el piloto adelantado se bajara los pantalones. Evidentemente, imitando la táctica de los “coches de choque” que pretendía Hamilton, Alonso también habría adelantado a Vettel a final de la carrera, por seguir con el mismo ejemplo…
La peor caricatura de sí mismo
A tan alocada actitud se sumaron sus declaraciones posteriores. Recibir dos sanciones en la misma carrera, todas por culpa suya, para arremeter después de forma victimista contra rivales y comisarios, delataba la rabieta infantil de quien confunde la realidad con sus frustrados deseos. “La gente me quiere por mi estilo de competir, quieren verme adelantar, y luego te condenan por intentarlo, por intentar crear espectáculo…” Ayer, Lewis se creyó su propio personaje y se convirtió en la peor caricatura de sí mismo.
“Broma ridícula", declaraba el inglés tras la carrera a la BBC, “estos pilotos (Massa, Maldonado) son ridículos. Es estúpido","a lo mejor es porque soy negro. Eso es lo que dice Ali G. No lo sé…". Aunque estas últimas palabras fueran pronunciadas en tono de broma, cómo verían el tema en McLaren, que le llevaron inmediatamente ante los comisarios para pedir disculpas, ya que la FIA estaba dispuesta a intervenir a fondo. ¿Cómo hubiera sido tratado un joven debutante de haber llevado a cabo el mismo comportamiento de todo un campeón del mundo?
Sebastian Vettel y Lewis Hamilton, dos campeones de enorme talento, pero tan distintos y tan distantes, como ayer pudo apreciarse en el Gran Premio de Mónaco. ¿Quién tendrá más títulos al final de sus respectivas carreras deportivas? Juzguen ustedes mismos.
Dentro del paddock
" creo que he pasado toda mi vida, los nueve últimos años de mi carrera en la Fórmula 1 preparándome para este momento, para estar listo. Al fin ha llegado." Fernando Alonso (30/09/09)