18-06-2011, 00:48
Estimado amigo Arco:
La FIA no tiene normas difusas. Al contrario, son de una claridad meridiana.
La FIA tiene intereses en diversas marcas que compiten en el mundial de F1. Su problema es que en una libre competencia no podría controlar los resultados y así favorecer sus intereses. De modo que obliga a todos los equipos a limitar sus medios por debajo del umbral que puede alcanzar su marca convenida, y entonces permite a ésta una ligera ventaja por medio de alguna interpretación en sus normas.
Los demás equipos no pueden alcanzar a RedBull en sus violaciones del espíritu de la norma por dos motivos, a saber:
1º) Si la FIA permitiese las pruebas privadas RedBull nunca podría competir contra Ferrari y Fiorano, por ejemplo. Sin embargo, la FIA promueve aquellos medios en los que destaca su marca favorita, en este caso la simulación.
2º) La FIA aplica dos raseros para las violaciones del espíritu de la norma. Uno benigno e inoperante para sus marcas favoritas. Otro rígido y lapidario para sus marcas no favoritas. De este modo los ingeniosos alerones sólo son permitidos a sus marcas favoritas.
Fernando no ha levantado ningún odio. Es puro negocio.
La FIA no tiene normas difusas. Al contrario, son de una claridad meridiana.
La FIA tiene intereses en diversas marcas que compiten en el mundial de F1. Su problema es que en una libre competencia no podría controlar los resultados y así favorecer sus intereses. De modo que obliga a todos los equipos a limitar sus medios por debajo del umbral que puede alcanzar su marca convenida, y entonces permite a ésta una ligera ventaja por medio de alguna interpretación en sus normas.
Los demás equipos no pueden alcanzar a RedBull en sus violaciones del espíritu de la norma por dos motivos, a saber:
1º) Si la FIA permitiese las pruebas privadas RedBull nunca podría competir contra Ferrari y Fiorano, por ejemplo. Sin embargo, la FIA promueve aquellos medios en los que destaca su marca favorita, en este caso la simulación.
2º) La FIA aplica dos raseros para las violaciones del espíritu de la norma. Uno benigno e inoperante para sus marcas favoritas. Otro rígido y lapidario para sus marcas no favoritas. De este modo los ingeniosos alerones sólo son permitidos a sus marcas favoritas.
Fernando no ha levantado ningún odio. Es puro negocio.