22-03-2017, 16:15
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 22-03-2017, 16:37 por DE-ZETA-TE.)
Un último apunte de estos 2 dezetas en cuanto a los japoneses. Lo que más cuenta es la experiencia de primera mano, y aquí algunos la tenéis con ellos de primerísima y yo eso lo respeto más que cualquier teoría o conocimiento histórico. Y lo acontecido hace 70 años difícilmente es extrapolable a la actualidad.
Pero yo no enterraría tan temprano a los nipones. Ni tampoco los subestimaría ni ridiculizaría.
Son como son. Su ser no parece adecuado al mundo moderno. Y no están precisamente en su mejor momento.
Pero mucho ojo con ellos.
Su mejor estratega, que era además el más agresivo y occidentalizado de sus comandantes, y que fué el ejecutor del devastador ataque inicial que inició las hostilidades con el gigante norteamericano, avisó que iniciaban un conflicto que difícilmente podrían ganar.
Y, a pesar de todo, atacaron.
Fallaron en este ataque, por muy llamativo que resultara. Y fallaron porque es muy probable qué, preavisados, los americanos mantuvieran el cebo de los acorazados obsoletos en la rada de Pearl; todo ello para conseguir el ataque japones que los metió en la guerra, a pesar de su aislacionismo. Pero se cuidaron muy mucho de que los vitales portaaviones, los que sostuvieron a Norteamérica en el Pacífico hasta que pudieron contratacar, salieran misteriosamente de puerto poco antes del 7 de diciembre.
Fallaron sobre todo por la excesiva prudencia del segundo de a bordo. En vez de arriesgarse a una tercera oleada que habría rematado la faena, en vez de destruír los vitales depósitos de fuel oil naval (lo que habría inmovilizado por meses a toda la flota americana superviviente) se dió por satisfecho con un triunfo táctico, retirándose a puerto seguro con una monumental derrota estratégica.
A pesar de todo Japón arrolló durante 6 meses todo lo que se interpuso en su camino, derrotando a ingleses y norteamericanos a todo lo largo y ancho del Pacífico y Extremo Oriente. Sólo los servicios de inteligencia naval, descifrando sus claves, el desempeño de Nimitz y un golpe de suerte espectacular, cuando los bombarderos en picado norteamericanos divisaron entre las nubes a los portaaviones japoneses cuando estaban a punto de agotar su combustible, fueron capaces de detenerlos en Midway. Y aún así no hubo cambio de la marea hasta casi un año después, cuando tras una feroz batalla de meses cayó Guadalcanal en manos americanas. Ahí Japón ya había perdido la guerra.
Aguantó otros 2 largos años.
Años de una resistencia tan enconada y salvaje, batalla aeronaval a batalla aeronaval, isla por isla, playa por playa, selva por selva y cueva por cueva, que los japoneses se ganaron una reputación que sólo las unidades de combate de las Waffen SS alemanas, las mejores unidades de élite de la Wermacht, tenían el mismo respeto, consideración y temor de los mandos aliados. Años de una tan férrea determinación por no dejarse derrotar, que metieron un miedo atroz en los comandantes norteamericanos (sobre todo tras Iwo Jima y Okinawa) a una costosísima invasión de la metrópoli japonesa. Tanto qué, ante la clara tesitura de tener que aceptar cerca de un millón de bajas en el asalto a Japón, las bombas que Berlín no recibió, al rendirse 4 meses antes a los rusos, acabaron explotando sobre Hiroshima y Nagasaki.
Mucho ha cambiado Japón desde entonces. Pero no tanto. Son una nación vieja y orgullosa. Acostumbrada a los terremotos, tsunamis, guerras atroces... incluso a la más ignominiosa de las derrotas.
Y siempre se han levantado.
No digo que esta vez lo hagan, hablando ya de F1. Dependerá si en Honda, muy por encima de Hasegawa, manda un Yamamoto (un pro-occidental) o un Nagumo (un meijí). Tal y como muy acertadamente nos decía el otro día ethernet...
Pero haríamos muy mal en subestimarlos. El que no lo crea que pregunte al US Marine Corps. Que a los únicos rivales a los que siempre han respetado han sido a "esos cabrones amarillos" de la Segunda Guerra Mundial, y "a sus putos primos vietnamitas" de la de Vietnam.
Nosotros la única vez que nos enfrentamos a los norteamericanos fuímos arrollados....
Pero yo no enterraría tan temprano a los nipones. Ni tampoco los subestimaría ni ridiculizaría.
Son como son. Su ser no parece adecuado al mundo moderno. Y no están precisamente en su mejor momento.
Pero mucho ojo con ellos.
Su mejor estratega, que era además el más agresivo y occidentalizado de sus comandantes, y que fué el ejecutor del devastador ataque inicial que inició las hostilidades con el gigante norteamericano, avisó que iniciaban un conflicto que difícilmente podrían ganar.
Y, a pesar de todo, atacaron.
Fallaron en este ataque, por muy llamativo que resultara. Y fallaron porque es muy probable qué, preavisados, los americanos mantuvieran el cebo de los acorazados obsoletos en la rada de Pearl; todo ello para conseguir el ataque japones que los metió en la guerra, a pesar de su aislacionismo. Pero se cuidaron muy mucho de que los vitales portaaviones, los que sostuvieron a Norteamérica en el Pacífico hasta que pudieron contratacar, salieran misteriosamente de puerto poco antes del 7 de diciembre.
Fallaron sobre todo por la excesiva prudencia del segundo de a bordo. En vez de arriesgarse a una tercera oleada que habría rematado la faena, en vez de destruír los vitales depósitos de fuel oil naval (lo que habría inmovilizado por meses a toda la flota americana superviviente) se dió por satisfecho con un triunfo táctico, retirándose a puerto seguro con una monumental derrota estratégica.
A pesar de todo Japón arrolló durante 6 meses todo lo que se interpuso en su camino, derrotando a ingleses y norteamericanos a todo lo largo y ancho del Pacífico y Extremo Oriente. Sólo los servicios de inteligencia naval, descifrando sus claves, el desempeño de Nimitz y un golpe de suerte espectacular, cuando los bombarderos en picado norteamericanos divisaron entre las nubes a los portaaviones japoneses cuando estaban a punto de agotar su combustible, fueron capaces de detenerlos en Midway. Y aún así no hubo cambio de la marea hasta casi un año después, cuando tras una feroz batalla de meses cayó Guadalcanal en manos americanas. Ahí Japón ya había perdido la guerra.
Aguantó otros 2 largos años.
Años de una resistencia tan enconada y salvaje, batalla aeronaval a batalla aeronaval, isla por isla, playa por playa, selva por selva y cueva por cueva, que los japoneses se ganaron una reputación que sólo las unidades de combate de las Waffen SS alemanas, las mejores unidades de élite de la Wermacht, tenían el mismo respeto, consideración y temor de los mandos aliados. Años de una tan férrea determinación por no dejarse derrotar, que metieron un miedo atroz en los comandantes norteamericanos (sobre todo tras Iwo Jima y Okinawa) a una costosísima invasión de la metrópoli japonesa. Tanto qué, ante la clara tesitura de tener que aceptar cerca de un millón de bajas en el asalto a Japón, las bombas que Berlín no recibió, al rendirse 4 meses antes a los rusos, acabaron explotando sobre Hiroshima y Nagasaki.
Mucho ha cambiado Japón desde entonces. Pero no tanto. Son una nación vieja y orgullosa. Acostumbrada a los terremotos, tsunamis, guerras atroces... incluso a la más ignominiosa de las derrotas.
Y siempre se han levantado.
No digo que esta vez lo hagan, hablando ya de F1. Dependerá si en Honda, muy por encima de Hasegawa, manda un Yamamoto (un pro-occidental) o un Nagumo (un meijí). Tal y como muy acertadamente nos decía el otro día ethernet...
Pero haríamos muy mal en subestimarlos. El que no lo crea que pregunte al US Marine Corps. Que a los únicos rivales a los que siempre han respetado han sido a "esos cabrones amarillos" de la Segunda Guerra Mundial, y "a sus putos primos vietnamitas" de la de Vietnam.
Nosotros la única vez que nos enfrentamos a los norteamericanos fuímos arrollados....