17-09-2011, 12:26
¿Briatore director de Ferrari? ¿Lo dices en serio? Eso no va a ocurrir, Flavio no sabe montar a caballo
VIRUTA: Es como una tarta salada: Flavio y el rojo mezclan mal
La sombra de Flavio Briatore es alargada y sigue rondando la mente de muchos cuando se trata de solucionar problemas. "El Tribula" (el buscavidas), que es como le llamaban en su pueblo, tiene una buena paga como jubileta petamillonario y a pesar de sus trifulcas con el fisco de Berlusconi, se le calcula un marranito relleno con alrededor de 300 minolles de leuros.
Los hijos de su hijo Falco, el vástago de Flavio de apenas un año, podrán vivir el resto de su existencia sin preocuparse porque pegue en la puerta el cobrador del frac, ni aunque se duchen a diario con champan Mumm como el de los podiums, porque su futuro abuelito tiene pasta para reventar.
El ex jefe de ALO puede irse hasta esperar el fin de sus días a su hotel kenyata y encenderse habanos con billetes de 500 sin temor a que le corten la luz en siglos, pero es un tipo inquieto que no concibe su existencia sin actividad; la pesca con caña, el ajedrez y el yoga no se diseñaron pensando en él. Es por ello que cuando la FIA le levante su veda personalizada de currar en la F1, muchos esperan que entre en tromba a dirigir algún equipo en crisis. Los más agoreros le visten de rojo en esas fechas si el duo Domenicali-Alonso vuelven a fallar en 2012, pero esto… no va a ocurrir.
Er… bueno, el dúo encarnado puede que acierten el año que viene o puede que no, pero es muy muy, verdaderamente complicado, que Briatore termine en Ferrari. Basta con darse un garbeo por la factoría-tienda-circuito-museo de Maranello para darse cuenta de que los hombres de Ferrari, a excepción de Il Comendatore, son meros funcionarios de paso. Ha habido otros jefes de equipo, pilotos multipremiados, técnicos procedentes de Star Trek vestidos del color de los tomates, pero Flavio sentaría en Maranello como un supositorio de nitroglicerina.
El que fuera director de Renault F1 era odiado y admirado a partes iguales por Ron Dennis, uno de los jefes de equipo más exitosos de la historia de la Formula 1. El esaborío de Dennis decía de su archienemigo italiano que "sabe discriminar como nadie lo importante de lo verdaderamente imprescindible". Flavio es un crack de las estructuras; no en vano les montó cerca de mil tiendas a los Benetton en tres años en Norteamérica, el mercado comercial más disputado del planeta. Briatore hizo campeón a Schumacher y luego a Alonso, y en ambos casos no lo consiguió ni con la mejor estructura ni con el mejor coche… lo que nos lleva a pensar que maneja como nadie sus limitaciones y capacidades, sacando tajada hasta de las mondas de los melones.
¿Quién está verdaderamente necesitado y tiene caché suficiente como para desear ver entrar por la puerta al personaje y que mejore el panorama? Se podría pensar en Renault adonde no volverá y de donde salió de manera explosiva, o Mercedes que está pasando por necesidades, pero donde muchos aficionados están salivando por verle llegar es sin duda a Ferrari. Si a esto añadimos las discretas visitas que el del pelo blanco ha girado a Maranello en los últimos meses tenemos un material de primera para crear un rumor de perfecto, pero creemos que Briatore no va a dirigir Ferrari. No solamente él lo niega, sino que además el choque de trenes AVE es más que previsible. La arrolladora personalidad del italiano puede picar en exceso las espuelas del jaco rampante y con ello acabar tirados en el suelo ambas partes.
Flavio fue durante años el único jefe de equipo que salía al pit lane a saludar cuando sus pilotos hacían la pole, algo que ahora está regulado y han de ser los tres mejores de la jornada. Flavio llega a las pistas y monta más jaleo que si lo hicieran "El Duque", George Clooney y Cristiano Ronaldo juntos y dándose el pico en un trío gay. Flavio tiene club de fans, es más famoso que sus pilotos y brilla con luz propia. Flavio es una estrella. Y… con buenos ha dado, con Ferrari, donde el amo de la cuadra, Montezemolo, jamás permitirá que nada ni nadie brille más que el ojo de su caballo negro, figura omnipresente que preside hasta los estornudos rojos.
Lo de menos es eso que dice que nunca pondría a Alonso junto a Vettel, o que igual convencería a Newey; lo gordo del tema es que los equipos de Briatore siempre han funcionado cuando le han dejado las manos libres para hacer, deshacer y armar las escuderías a su imagen y semejanza, al modo de un Dios romano. Ferrari no admitiría esto jamás, nunca, y por eso pensamos que que Flavio termine siendo director de Ferrari es más complicado que ver a un tuerto montar La Estrella de la Muerte a tamaño natural con piezas de Lego.
¿Flavio de rojo? Naaaaaa… Además, el color le hace más gordo.
Fuente: caranddriverthef1.com
VIRUTA: Es como una tarta salada: Flavio y el rojo mezclan mal
La sombra de Flavio Briatore es alargada y sigue rondando la mente de muchos cuando se trata de solucionar problemas. "El Tribula" (el buscavidas), que es como le llamaban en su pueblo, tiene una buena paga como jubileta petamillonario y a pesar de sus trifulcas con el fisco de Berlusconi, se le calcula un marranito relleno con alrededor de 300 minolles de leuros.
Los hijos de su hijo Falco, el vástago de Flavio de apenas un año, podrán vivir el resto de su existencia sin preocuparse porque pegue en la puerta el cobrador del frac, ni aunque se duchen a diario con champan Mumm como el de los podiums, porque su futuro abuelito tiene pasta para reventar.
El ex jefe de ALO puede irse hasta esperar el fin de sus días a su hotel kenyata y encenderse habanos con billetes de 500 sin temor a que le corten la luz en siglos, pero es un tipo inquieto que no concibe su existencia sin actividad; la pesca con caña, el ajedrez y el yoga no se diseñaron pensando en él. Es por ello que cuando la FIA le levante su veda personalizada de currar en la F1, muchos esperan que entre en tromba a dirigir algún equipo en crisis. Los más agoreros le visten de rojo en esas fechas si el duo Domenicali-Alonso vuelven a fallar en 2012, pero esto… no va a ocurrir.
Er… bueno, el dúo encarnado puede que acierten el año que viene o puede que no, pero es muy muy, verdaderamente complicado, que Briatore termine en Ferrari. Basta con darse un garbeo por la factoría-tienda-circuito-museo de Maranello para darse cuenta de que los hombres de Ferrari, a excepción de Il Comendatore, son meros funcionarios de paso. Ha habido otros jefes de equipo, pilotos multipremiados, técnicos procedentes de Star Trek vestidos del color de los tomates, pero Flavio sentaría en Maranello como un supositorio de nitroglicerina.
El que fuera director de Renault F1 era odiado y admirado a partes iguales por Ron Dennis, uno de los jefes de equipo más exitosos de la historia de la Formula 1. El esaborío de Dennis decía de su archienemigo italiano que "sabe discriminar como nadie lo importante de lo verdaderamente imprescindible". Flavio es un crack de las estructuras; no en vano les montó cerca de mil tiendas a los Benetton en tres años en Norteamérica, el mercado comercial más disputado del planeta. Briatore hizo campeón a Schumacher y luego a Alonso, y en ambos casos no lo consiguió ni con la mejor estructura ni con el mejor coche… lo que nos lleva a pensar que maneja como nadie sus limitaciones y capacidades, sacando tajada hasta de las mondas de los melones.
¿Quién está verdaderamente necesitado y tiene caché suficiente como para desear ver entrar por la puerta al personaje y que mejore el panorama? Se podría pensar en Renault adonde no volverá y de donde salió de manera explosiva, o Mercedes que está pasando por necesidades, pero donde muchos aficionados están salivando por verle llegar es sin duda a Ferrari. Si a esto añadimos las discretas visitas que el del pelo blanco ha girado a Maranello en los últimos meses tenemos un material de primera para crear un rumor de perfecto, pero creemos que Briatore no va a dirigir Ferrari. No solamente él lo niega, sino que además el choque de trenes AVE es más que previsible. La arrolladora personalidad del italiano puede picar en exceso las espuelas del jaco rampante y con ello acabar tirados en el suelo ambas partes.
Flavio fue durante años el único jefe de equipo que salía al pit lane a saludar cuando sus pilotos hacían la pole, algo que ahora está regulado y han de ser los tres mejores de la jornada. Flavio llega a las pistas y monta más jaleo que si lo hicieran "El Duque", George Clooney y Cristiano Ronaldo juntos y dándose el pico en un trío gay. Flavio tiene club de fans, es más famoso que sus pilotos y brilla con luz propia. Flavio es una estrella. Y… con buenos ha dado, con Ferrari, donde el amo de la cuadra, Montezemolo, jamás permitirá que nada ni nadie brille más que el ojo de su caballo negro, figura omnipresente que preside hasta los estornudos rojos.
Lo de menos es eso que dice que nunca pondría a Alonso junto a Vettel, o que igual convencería a Newey; lo gordo del tema es que los equipos de Briatore siempre han funcionado cuando le han dejado las manos libres para hacer, deshacer y armar las escuderías a su imagen y semejanza, al modo de un Dios romano. Ferrari no admitiría esto jamás, nunca, y por eso pensamos que que Flavio termine siendo director de Ferrari es más complicado que ver a un tuerto montar La Estrella de la Muerte a tamaño natural con piezas de Lego.
¿Flavio de rojo? Naaaaaa… Además, el color le hace más gordo.
Fuente: caranddriverthef1.com