Marrulleros al micrófono
A la guerra de nervios en la pista de Marina Bay le siguió un agrio cruce de acusaciones entre los protagonistas de la noche
27 de Septiembre, 2011 | Oviedo, Á. FAES
A lo mejor fue la noche que los alteró a todos un poco. O darse de bruces con la realidad de un campeonato decidido desde hace muchas semanas. O, tal vez, que después de 14 carreras ya había demasiadas cuentas pendientes entre unos y otros. El caso es que la estrecha pista de Singapur fue el caldo de cultivo para una suerte de batalla campal automovilística. Empujones entre muros a 300 por hora, embestidas, piezas de fibra de carbono por los aires y piques de alto voltaje, resueltos después con escaso estilo frente a los micrófonos de redactores que se frotaban las manos ante la joya del día.
Reflexionaba ayer el tetracampeón Alain Prost en las páginas de L’Equipe: «Están perdiendo la percepción del peligro. Vale adelantar una vez con dos ruedas en la hierba, pero cuando lo repites muchas veces acaba pasando algo». Hablaba en genérico pero no se sacaba de la cabeza la carera suicida de Lewis Hamilton y su enésimo encontronazo con Felipe Massa; o el riesgo de que catorce coches rodasen doblados ignorando las banderas azules que obligan a ceder el paso; o el golpe que Schumacher propinó al bisoño Sergio Pérez.
Las marrullerías no terminaron en la pista. El mexicano de Sauber no se cortó en su crítica al Kaiser: «Fue demasiado optimista creyendo que podría pasarme en ese lugar», dijo. Felipe Massa fue más allá. Su pique con Hamilton venía del sábado, cuando en la Q3 el inglés le hizo una jugarreta, legal, pero jugarreta. «No escucha a su padre, cómo me va a hacer caso a mi», clamó el brasileño. Un rato antes, caliente nada más bajarse del coche, interrumpió una entrevista del inglés. Le golpeó provocador un par de veces en el hombro. «¡Bien hecho eh, bien hecho!», increpó con enorme ironía y gesto torcido. «No me toques, no me toques», le respondió Hamilton sin perder la compostura ni dejar que la pajita de su bidón de bebida escapase de la boca. «No sé qué quería hacer. Está demostrado que no utiliza la cabeza», insistió Massa en sus ataques.
Queda claro que el inglés y el brasileño no se tomarán un café juntos en Japón, la próxima fecha del Mundial. Lo suyo viene de lejos y se repite cíclicamente. En el último Mónaco, Hamilton embistió a Massa en la curva más lenta del Mundial, Loews, donde es del todo imposible adelantar. Las tuvieron también tiesas en Abu Dabi 2010 y nadie olvida cómo el de McLaren se llevó en la última vuelta de Interlagos el título de 2008, cuando todo el clan de Felipinho celebraba ya el campeonato.
No faltó un pique a la española, entre la estrella y el aspirante, entre Fernando Alonso y Alguersuari. En el paddock no hay amigos y ellos no lo son, aunque mantienen una relación correcta, con el roce mínimo y habitual entre pilotos. La mecha le encendió el twitter oficial de Ferrari, que echó en cara al de Toro Rosso no haber facilitado el doblaje hasta que otro piloto de la casa Red Bull, Mark Webber, había adelantado al asturiano. «Muy amable, como siempre». No olvidan que en Abu Dabi 2010 facilitó el paso precisamente al australiano. Alonso se acordó en genérico de los doblados y el joven respondió con orgullo. «Es poco profesional culparme de perder el podio».
LNE
A la guerra de nervios en la pista de Marina Bay le siguió un agrio cruce de acusaciones entre los protagonistas de la noche
27 de Septiembre, 2011 | Oviedo, Á. FAES
A lo mejor fue la noche que los alteró a todos un poco. O darse de bruces con la realidad de un campeonato decidido desde hace muchas semanas. O, tal vez, que después de 14 carreras ya había demasiadas cuentas pendientes entre unos y otros. El caso es que la estrecha pista de Singapur fue el caldo de cultivo para una suerte de batalla campal automovilística. Empujones entre muros a 300 por hora, embestidas, piezas de fibra de carbono por los aires y piques de alto voltaje, resueltos después con escaso estilo frente a los micrófonos de redactores que se frotaban las manos ante la joya del día.
Reflexionaba ayer el tetracampeón Alain Prost en las páginas de L’Equipe: «Están perdiendo la percepción del peligro. Vale adelantar una vez con dos ruedas en la hierba, pero cuando lo repites muchas veces acaba pasando algo». Hablaba en genérico pero no se sacaba de la cabeza la carera suicida de Lewis Hamilton y su enésimo encontronazo con Felipe Massa; o el riesgo de que catorce coches rodasen doblados ignorando las banderas azules que obligan a ceder el paso; o el golpe que Schumacher propinó al bisoño Sergio Pérez.
Las marrullerías no terminaron en la pista. El mexicano de Sauber no se cortó en su crítica al Kaiser: «Fue demasiado optimista creyendo que podría pasarme en ese lugar», dijo. Felipe Massa fue más allá. Su pique con Hamilton venía del sábado, cuando en la Q3 el inglés le hizo una jugarreta, legal, pero jugarreta. «No escucha a su padre, cómo me va a hacer caso a mi», clamó el brasileño. Un rato antes, caliente nada más bajarse del coche, interrumpió una entrevista del inglés. Le golpeó provocador un par de veces en el hombro. «¡Bien hecho eh, bien hecho!», increpó con enorme ironía y gesto torcido. «No me toques, no me toques», le respondió Hamilton sin perder la compostura ni dejar que la pajita de su bidón de bebida escapase de la boca. «No sé qué quería hacer. Está demostrado que no utiliza la cabeza», insistió Massa en sus ataques.
Queda claro que el inglés y el brasileño no se tomarán un café juntos en Japón, la próxima fecha del Mundial. Lo suyo viene de lejos y se repite cíclicamente. En el último Mónaco, Hamilton embistió a Massa en la curva más lenta del Mundial, Loews, donde es del todo imposible adelantar. Las tuvieron también tiesas en Abu Dabi 2010 y nadie olvida cómo el de McLaren se llevó en la última vuelta de Interlagos el título de 2008, cuando todo el clan de Felipinho celebraba ya el campeonato.
No faltó un pique a la española, entre la estrella y el aspirante, entre Fernando Alonso y Alguersuari. En el paddock no hay amigos y ellos no lo son, aunque mantienen una relación correcta, con el roce mínimo y habitual entre pilotos. La mecha le encendió el twitter oficial de Ferrari, que echó en cara al de Toro Rosso no haber facilitado el doblaje hasta que otro piloto de la casa Red Bull, Mark Webber, había adelantado al asturiano. «Muy amable, como siempre». No olvidan que en Abu Dabi 2010 facilitó el paso precisamente al australiano. Alonso se acordó en genérico de los doblados y el joven respondió con orgullo. «Es poco profesional culparme de perder el podio».
LNE
" creo que he pasado toda mi vida, los nueve últimos años de mi carrera en la Fórmula 1 preparándome para este momento, para estar listo. Al fin ha llegado." Fernando Alonso (30/09/09)