12-11-2011, 00:33
DENTRO DEL PADDOCK
"Veni, vidi, vici": BT46B, el coche más revolucionario en la historia de la Fórmula 1Deportes | Fórmula 1 | BT46B
@Javier Rubio 21/06/2011
La FIA finalmente suspendió la pasada semana el sistema de encendido retardado y los difusores de soplado para 2012, uno de los mayores ejemplos de virtuosismo aerodinámico de los últimos tiempos. Pero ninguno tan espectacular como el del Brabham BT46B, quizás el coche más singular en la historia de la Fórmula 1.
Aquel famoso “fan car”, o “monoplaza aspiradora”, como también fue denominado, protagonizó un único “veni, vidi, vici” a los mandos de Niki Lauda en el Gran Premio de Suecia de 1978.
Arrasó en su debut y fue prohibido a continuación. Para siempre.
Capaz de “arrancar la cabeza” a los pilotos
En el circuito de Anderstop, a mitad de la temporada 78, el BT46B dejó asombrado a todo el mundo. Colin Chapman incluso se tiraba por los suelos para estudiar un monoplaza que se aplastaba al suelo con una simple aceleración en parado. Enfurecido, presentó una reclamacion junto a otros jefes de equipo. Sin embargo, para los comisarios el BT46 era totalmente legal. Murray tenía todos los hilos atados de antemano.
Durante los primeros entrenamientos se pidió a sus pilotos que no “enseñaran la patita”. Lauda rodaba con neumáticos duros y depósitos llenos. Incluso Murray gritaba en el muro de boxes para despistar a los “espías” de Lotus, haciendo ver que los BT46B rodaban muy ligeros de gasolina, cuando la realidad era la contraria. A punta de gas, Watson y Lauda se clasificaron segundo y tercero en la parrilla, mientras que Andretti -en la pole- pregonaba a los cuatro vientos, por orden de Chapman, que el “fan car” acribillaba a “chinazos” a sus rivales.
En la carrera Lauda jugó con Andretti al gato y el ratón. A mitad de ella, el austriaco adelantó al revolucionario Lotus 79 como si fuera un Fórmula 3. Andretti rompió el motor en sus esfuerzos por seguir a Lauda. “Fue la carrera más fácil de mi vida”, declararía después. Ganó con treinta y cuatro segundos de ventaja. “Hasta sin piloto yo hubiera ganado”, bromearía después el propio Ecclestone. “En Mónaco, el “fan car” habría podido bajar los tiempos en casi diez segundos” explicaría Gordon Murray.
Bernie Ecclestone se encontraba en un dilema. Como lideraba la asociación de los equipos, decidió no defender un BT46B para evitar romper el incipiente frente común de aquellos, crucial para desarrollar su visión de la especialidad como gran negocio global. Finalmente sacrificó el singular BT46, una de cuyas dos únicas unidades construidas todavía conserva hoy en su colección particular. A largo plazo, aquel legendario y revolucionario monoplaza otorgó a Ecclestone, con toda seguridad, mucho más que una simple victoria en la Fórmula 1.
Despues de la prueba entró en juego la política. La CSI (Commision Sportive Internationale, hoy FIA), prohibió el coche por “razones de seguridad”, asustada ante la imitación generalizada de la idea de Murray. Este, por su parte, ya tenía en desarrollo el BT47, una versión “que hubiera arrancado la cabeza de los pilotos”, por el elevado paso por curva que permitía. Nunca vio la luz.
"Veni, vidi, vici": BT46B, el coche más revolucionario en la historia de la Fórmula 1Deportes | Fórmula 1 | BT46B
@Javier Rubio 21/06/2011
La FIA finalmente suspendió la pasada semana el sistema de encendido retardado y los difusores de soplado para 2012, uno de los mayores ejemplos de virtuosismo aerodinámico de los últimos tiempos. Pero ninguno tan espectacular como el del Brabham BT46B, quizás el coche más singular en la historia de la Fórmula 1.
Aquel famoso “fan car”, o “monoplaza aspiradora”, como también fue denominado, protagonizó un único “veni, vidi, vici” a los mandos de Niki Lauda en el Gran Premio de Suecia de 1978.
Arrasó en su debut y fue prohibido a continuación. Para siempre.
Capaz de “arrancar la cabeza” a los pilotos
En el circuito de Anderstop, a mitad de la temporada 78, el BT46B dejó asombrado a todo el mundo. Colin Chapman incluso se tiraba por los suelos para estudiar un monoplaza que se aplastaba al suelo con una simple aceleración en parado. Enfurecido, presentó una reclamacion junto a otros jefes de equipo. Sin embargo, para los comisarios el BT46 era totalmente legal. Murray tenía todos los hilos atados de antemano.
Durante los primeros entrenamientos se pidió a sus pilotos que no “enseñaran la patita”. Lauda rodaba con neumáticos duros y depósitos llenos. Incluso Murray gritaba en el muro de boxes para despistar a los “espías” de Lotus, haciendo ver que los BT46B rodaban muy ligeros de gasolina, cuando la realidad era la contraria. A punta de gas, Watson y Lauda se clasificaron segundo y tercero en la parrilla, mientras que Andretti -en la pole- pregonaba a los cuatro vientos, por orden de Chapman, que el “fan car” acribillaba a “chinazos” a sus rivales.
En la carrera Lauda jugó con Andretti al gato y el ratón. A mitad de ella, el austriaco adelantó al revolucionario Lotus 79 como si fuera un Fórmula 3. Andretti rompió el motor en sus esfuerzos por seguir a Lauda. “Fue la carrera más fácil de mi vida”, declararía después. Ganó con treinta y cuatro segundos de ventaja. “Hasta sin piloto yo hubiera ganado”, bromearía después el propio Ecclestone. “En Mónaco, el “fan car” habría podido bajar los tiempos en casi diez segundos” explicaría Gordon Murray.
Bernie Ecclestone se encontraba en un dilema. Como lideraba la asociación de los equipos, decidió no defender un BT46B para evitar romper el incipiente frente común de aquellos, crucial para desarrollar su visión de la especialidad como gran negocio global. Finalmente sacrificó el singular BT46, una de cuyas dos únicas unidades construidas todavía conserva hoy en su colección particular. A largo plazo, aquel legendario y revolucionario monoplaza otorgó a Ecclestone, con toda seguridad, mucho más que una simple victoria en la Fórmula 1.
Despues de la prueba entró en juego la política. La CSI (Commision Sportive Internationale, hoy FIA), prohibió el coche por “razones de seguridad”, asustada ante la imitación generalizada de la idea de Murray. Este, por su parte, ya tenía en desarrollo el BT47, una versión “que hubiera arrancado la cabeza de los pilotos”, por el elevado paso por curva que permitía. Nunca vio la luz.