24-11-2011, 13:19
borrando algunas entradas viejas he encontrado ésta del GP de Adu Dabhi
Siempre hay dos formas de aproximarse a la realidad. Se puede ver al borracho tambalearse cocido por el alcohol o a una persona a la que le ha sentado mal la bebida. Hay dos maneras de acercarse al gran premio de Abu Dhabi de Fórmula 1: retozar en la penuria o esperar tiempos mejores. O lo que es lo mismo: recordar a Petrov o confiar en un Ferrari como Dios manda.
Aquella tarde del 14 de noviembre de 2010 vi llorar por primera vez a Fernando Alonso. Nos separaban un cristal y dos metros. En las oficinas de Ferrari, el piloto español lucía su cara más natural, la de un deportista normal que se había derrumbado por haber perdido su tercer título, el que tenía a tiro de adelantamiento. Lloraba Alonso como una magdalena y lloraban las gentes de Ferrari, mecánicos, ingenieros, directivos, con los que el español ha establecido una potente relación de confianza.
Alonso, que para algunos gasta fama de quejica y crítico con sus compañeros, no profirió aquel día una sola palabra contra Ferrari. El jefe de estrategia de la escudería, Chris Dyer, fue despedido unos meses después por su catastrófico error táctico. Alonso no dijo ni mu. Calló, se guardó sus pensamientos y regaló el título a Vettel.
"Desde aquello mi relación con Ferrari se ha fortalecido", cuenta un año después el asturiano. Sin reproches, sin follón, con bajas pactadas como si fueran producto de un ERE que han salido de Ferrari sin armar ruido. Alonso y Ferrari vuelven al lugar del crimen, pero lo hacen sin mirar atrás. Solo tienen un pensamiento: el nuevo coche, que saldrá del horno en enero y que debe combatir con el intocable Red Bull.
http://www.abc.es/blogs/formula1/public/...-10459.asp
Siempre hay dos formas de aproximarse a la realidad. Se puede ver al borracho tambalearse cocido por el alcohol o a una persona a la que le ha sentado mal la bebida. Hay dos maneras de acercarse al gran premio de Abu Dhabi de Fórmula 1: retozar en la penuria o esperar tiempos mejores. O lo que es lo mismo: recordar a Petrov o confiar en un Ferrari como Dios manda.
Aquella tarde del 14 de noviembre de 2010 vi llorar por primera vez a Fernando Alonso. Nos separaban un cristal y dos metros. En las oficinas de Ferrari, el piloto español lucía su cara más natural, la de un deportista normal que se había derrumbado por haber perdido su tercer título, el que tenía a tiro de adelantamiento. Lloraba Alonso como una magdalena y lloraban las gentes de Ferrari, mecánicos, ingenieros, directivos, con los que el español ha establecido una potente relación de confianza.
Alonso, que para algunos gasta fama de quejica y crítico con sus compañeros, no profirió aquel día una sola palabra contra Ferrari. El jefe de estrategia de la escudería, Chris Dyer, fue despedido unos meses después por su catastrófico error táctico. Alonso no dijo ni mu. Calló, se guardó sus pensamientos y regaló el título a Vettel.
"Desde aquello mi relación con Ferrari se ha fortalecido", cuenta un año después el asturiano. Sin reproches, sin follón, con bajas pactadas como si fueran producto de un ERE que han salido de Ferrari sin armar ruido. Alonso y Ferrari vuelven al lugar del crimen, pero lo hacen sin mirar atrás. Solo tienen un pensamiento: el nuevo coche, que saldrá del horno en enero y que debe combatir con el intocable Red Bull.
http://www.abc.es/blogs/formula1/public/...-10459.asp
ALONSO ES LA DESCRIPCIÓN DEL PILOTO PERFECTO.
Allí dónde el amor venza al miedo, solo allí nos encontraremos.
Allí dónde el amor venza al miedo, solo allí nos encontraremos.