28-02-2012, 19:20
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 21-03-2012, 23:22 por Alfaster-F1.)
Una vuelta al Jarama como copiloto de Fernando Alonso: "Uno de esos momentos en la vida..."
"Que Alonso te de una vuelta en un 458 Italia es uno dé esos momentos en la vida, la verdad sea dicha". Miguel Sanz, nuestro compañero de Marca, tuiteaba este mensaje ante la vuelta al que Fernando Alonso nos iba a dar a diez privilegiados en el circuito del Jarama. Ambos, con los cascos ya puestos, esperábamos nuestro turno. En mi caso, desde luego, firmaba de la cruz a la bola sus palabras ya antes de empezar.
El Banco Santander había convocado en el circuito madrileño a varias decenas de periodistas para la rueda de prensa con Alonso. No había tiempo material para dar una vuelta a todos, por lo que se organizó un concurso de preguntas sobre Ferrari y la Fórmula 1. Los diez mejores ganarían ese privilegio. Todo hay que decirlo, los dos periodistas de El Confidencial presentes, -nuestro compañero Víctor García y quien les escribe- pasamos el corte. Ayer, cualquier sentimiento de envidia por parte del resto de los colegas no solo resultaba comprensible, sino también justificado.
Todos los colegas del gremio saben que cuando Fernando Alonso pilota con compañía a su derecha disfruta empleándose a fondo para que las damas pongan el grito en el cielo y los caballeros otras 'cuestiones' no tan arriba. Me contaba antes nuestro compañero David Alonso que, en Inglaterra, ya hace años, Fernando rodaba muy rápido por las estrechas carreteras locales. José Ramón de la Morena les acompañaba, y ante el cariz que tomaba el asunto, le recordó que tenía mujer, hijos e hipoteca. Fernando, aún a toda velocidad, respondió tirando del freno de mano. Imaginen el resto. En el Jarama, al salir de boxes con la primera periodista, el pisotón al acelerador ya nos dejó claras sus intenciones al ver como "culeaba" el 458.
Un golpe en el muslo y 'acelerón'
Javier Rubio en 'manos' de Alonso.
Javier Rubio en 'manos' de Alonso.
Nuestro turno. Como saludo, Fernando nos da un cariñoso golpe en el muslo y, sin más ceremonias, un segundo después el 458 'berrea' encadenando marchas de forma salvaje. Para ser sincero, aún no sé si utilizaba el cambio manual -con las levas tras el volante- o iba todo automático. Tanto me da que me da lo mismo. Porque todo comenzó a precipitarse desaforadamente.
Intento por encima de todo concentrarme desde el primer segundo para observar qué hacía Fernando con el coche. Porque, aunque parezca mentira, no era tan llamativa la velocidad, que era elevadísima desde el minuto uno del partido, como la forma en que la plasmaba.
Era evidente que el 458 se le quedaba a Fernando en un diente. Lo llevaba como un utilitario, como alguien a quien le falta "chicha" bajo el capó. Más que a ir fino para pulir un crono, iba a divertirse buscando el límite del coche. Y claro, constantemente lo encontraba y lo superaba: una de las sensaciones más espectaculares de la experiencia era disfrutar cómo lo recuperaba. Siempre, a toda pastilla.
El Jarama es un circuito sumamente técnico, y de frenadas intensas y poderosas. Pero el coche no llegaba nunca a clavarse cuando Fernando pisaba violentamente el pedal del freno, como podría esperarse. Al contrario, el Ferrari daba la sensación de que nunca rendía su enorme velocidad. Porque supongo que Alonso frenaba con el pie izquierdo mientras a la vez seguía dando gas con el derecho, y cuando el coche se quería
rebelar ante la transferencia de peso, la actuación simultánea, violenta y eléctrica de volante y acelerador se convertían en la bridas que controlaban a la bestia, pero también en espuelas que no le dejaban un momento de respiro.
Fernando 'estrangulaba' al 458
Víctor García saludando a Alonso.
Víctor García saludando a Alonso.
En algunos puntos del circuito parecía inconcebible pasar a esa velocidad con un turismo, por muy deportivo que este fuera. Fernando estrangulaba al 458 con el lenguaje corporal de quien se enfrenta a la máquina para machacarla sin piedad, para sacarla sus tripas, para derrotarla, y uno de los mejores y más modernos deportivos del mundo pasaba de caballo salvaje a fiera domada. Todo ello, envuelto siempre con ese sonido embriagador marca de la casa…Imposible cansarse de escucharlo.
Entonces, te preguntas, cómo será bajar emparejado con Webber por Eau Rouge en Spa, adelantar a Button en Interlagos o, peor aún, una vuelta a muerte en el Q3, en Mónaco o Suzuka, sin ir más lejos. Con un Fórmula 1.
Solo dimos una vuelta ¿Miedo? De verdad, ninguno. Porque, sencillamente, todo está bajo control. La suerte es poder disfrutar y apreciar cómo se ejecuta ese dominio. Y admirar la habilidad de quien así lo despliega. Quizás para el propio Alonso sea simplemente técnica instintiva. Para los demás, también es arte.
Cuando entrábamos en boxes, Fernando murmuró: "Este coche es acojonante…", como si pensara en voz alta. Entonces, si un doble campeón y el mejor piloto de la Fórmula 1 actual se sentía así con un Ferrari 458 en las manos, imaginen qué ha podido vivir quien se sentaba a su derecha.
Y al final, ya con la certeza de lo vivido, te dices a ti mismo que es cierto, que Alonso te de una vuelta es... "uno de esos momentos en la vida...".
El conficencial
"Que Alonso te de una vuelta en un 458 Italia es uno dé esos momentos en la vida, la verdad sea dicha". Miguel Sanz, nuestro compañero de Marca, tuiteaba este mensaje ante la vuelta al que Fernando Alonso nos iba a dar a diez privilegiados en el circuito del Jarama. Ambos, con los cascos ya puestos, esperábamos nuestro turno. En mi caso, desde luego, firmaba de la cruz a la bola sus palabras ya antes de empezar.
El Banco Santander había convocado en el circuito madrileño a varias decenas de periodistas para la rueda de prensa con Alonso. No había tiempo material para dar una vuelta a todos, por lo que se organizó un concurso de preguntas sobre Ferrari y la Fórmula 1. Los diez mejores ganarían ese privilegio. Todo hay que decirlo, los dos periodistas de El Confidencial presentes, -nuestro compañero Víctor García y quien les escribe- pasamos el corte. Ayer, cualquier sentimiento de envidia por parte del resto de los colegas no solo resultaba comprensible, sino también justificado.
Todos los colegas del gremio saben que cuando Fernando Alonso pilota con compañía a su derecha disfruta empleándose a fondo para que las damas pongan el grito en el cielo y los caballeros otras 'cuestiones' no tan arriba. Me contaba antes nuestro compañero David Alonso que, en Inglaterra, ya hace años, Fernando rodaba muy rápido por las estrechas carreteras locales. José Ramón de la Morena les acompañaba, y ante el cariz que tomaba el asunto, le recordó que tenía mujer, hijos e hipoteca. Fernando, aún a toda velocidad, respondió tirando del freno de mano. Imaginen el resto. En el Jarama, al salir de boxes con la primera periodista, el pisotón al acelerador ya nos dejó claras sus intenciones al ver como "culeaba" el 458.
Un golpe en el muslo y 'acelerón'
Javier Rubio en 'manos' de Alonso.
Javier Rubio en 'manos' de Alonso.
Nuestro turno. Como saludo, Fernando nos da un cariñoso golpe en el muslo y, sin más ceremonias, un segundo después el 458 'berrea' encadenando marchas de forma salvaje. Para ser sincero, aún no sé si utilizaba el cambio manual -con las levas tras el volante- o iba todo automático. Tanto me da que me da lo mismo. Porque todo comenzó a precipitarse desaforadamente.
Intento por encima de todo concentrarme desde el primer segundo para observar qué hacía Fernando con el coche. Porque, aunque parezca mentira, no era tan llamativa la velocidad, que era elevadísima desde el minuto uno del partido, como la forma en que la plasmaba.
Era evidente que el 458 se le quedaba a Fernando en un diente. Lo llevaba como un utilitario, como alguien a quien le falta "chicha" bajo el capó. Más que a ir fino para pulir un crono, iba a divertirse buscando el límite del coche. Y claro, constantemente lo encontraba y lo superaba: una de las sensaciones más espectaculares de la experiencia era disfrutar cómo lo recuperaba. Siempre, a toda pastilla.
El Jarama es un circuito sumamente técnico, y de frenadas intensas y poderosas. Pero el coche no llegaba nunca a clavarse cuando Fernando pisaba violentamente el pedal del freno, como podría esperarse. Al contrario, el Ferrari daba la sensación de que nunca rendía su enorme velocidad. Porque supongo que Alonso frenaba con el pie izquierdo mientras a la vez seguía dando gas con el derecho, y cuando el coche se quería
rebelar ante la transferencia de peso, la actuación simultánea, violenta y eléctrica de volante y acelerador se convertían en la bridas que controlaban a la bestia, pero también en espuelas que no le dejaban un momento de respiro.
Fernando 'estrangulaba' al 458
Víctor García saludando a Alonso.
Víctor García saludando a Alonso.
En algunos puntos del circuito parecía inconcebible pasar a esa velocidad con un turismo, por muy deportivo que este fuera. Fernando estrangulaba al 458 con el lenguaje corporal de quien se enfrenta a la máquina para machacarla sin piedad, para sacarla sus tripas, para derrotarla, y uno de los mejores y más modernos deportivos del mundo pasaba de caballo salvaje a fiera domada. Todo ello, envuelto siempre con ese sonido embriagador marca de la casa…Imposible cansarse de escucharlo.
Entonces, te preguntas, cómo será bajar emparejado con Webber por Eau Rouge en Spa, adelantar a Button en Interlagos o, peor aún, una vuelta a muerte en el Q3, en Mónaco o Suzuka, sin ir más lejos. Con un Fórmula 1.
Solo dimos una vuelta ¿Miedo? De verdad, ninguno. Porque, sencillamente, todo está bajo control. La suerte es poder disfrutar y apreciar cómo se ejecuta ese dominio. Y admirar la habilidad de quien así lo despliega. Quizás para el propio Alonso sea simplemente técnica instintiva. Para los demás, también es arte.
Cuando entrábamos en boxes, Fernando murmuró: "Este coche es acojonante…", como si pensara en voz alta. Entonces, si un doble campeón y el mejor piloto de la Fórmula 1 actual se sentía así con un Ferrari 458 en las manos, imaginen qué ha podido vivir quien se sentaba a su derecha.
Y al final, ya con la certeza de lo vivido, te dices a ti mismo que es cierto, que Alonso te de una vuelta es... "uno de esos momentos en la vida...".
El conficencial