05-03-2012, 15:12
(05-03-2012, 13:15)Shaggy escribió: Os copio lo que dice Orroe en su blog, "El Infierno Verde"
El engaño
«El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca.»
En algún lugar recóndito del rosario interminable de entradas que componen este blog, descansa la anécdota de cómo me declaré objetor de conciencia in extremis, de cómo di un paso al frente para ponerme delante de un alférez tan pequeño de estatura y testarudo como yo; de cómo nos enfrentamos a voz en grito ante la mirada atónita de mis compañeros, esgrimiendo derechos y deberes ciudadanos; de cómo obedecí su orden de entregar los papeles que me libraban de la mili en menos de una hora...
Conté también cómo sonrió al verme de vuelta y cómo pidió a uno de sus subalternos que tramitara personalmente mi petición sin hacerme esperar... Lo que no he contado nunca es que sigo viendo aquella misma sonrisa bajo el tupido bigote de mi primer y único alférez, cuando necesito encontrar fuerzas o siento que he ganado alguna de mis abundantes batallas domésticas.
El aquel momento descabellado que viví a la edad de 26 años, yo fingía y mi alférez también lo hacía, obviamente. Ambos buscábamos nuestros respectivos puntos débiles para doblegar al rival, y tras no encontralos, ambos desistimos de continuar la boba historia que desaté por pura negligencia, cuando él hizo valer su autoridad y yo se la reconocí por la cuenta que me traía. ¿La sonrisa? El primer acto de auténtico respeto hacia mi pobre persona que he sentido en mi vida, y ésa es la razón de que pasados 26 años aún no lo haya olvidado.
Disculpadme lo extenso del previo, pero aún recuerdo cuando de Ferrari se decía que iba a copiar las salidas de escapes pegadas a la carrocería que presentaba Red Bull, o cuando los expertos nos ponían las orejas rojas hablando de las excelencias de unos triángulos superiores de la suspesión trasera del RB8, que encofrados con materiales de ultimísima generacion, ejercían de bálsamo de Fierabrás en la zaga del coche austriaco... La italiana iba mal entonces y al parecer sigue sin levantar cabeza ahora que se la intuye inmersa en una cantidad de problemas inimaginables, que no tendrán solución hasta llegado el verano pero que los tiempos por vuelta no refrendan.
El caso es que la que ha rehecho su vehículo ha sido la de Milton Keynes. Mientras McLaren porfía en su propia alternativa y cosecha alabanzas, Ferrari, que sigue la misma senda trazada a comienzos de pretemporada, aupando con ello a su piloto asturiano a las primeras plazas en entrenamientos, recaba dudas y más dudas.
¿No suena todo demasiado artificial? ¿No está pelín descompensada la balanza con que medimos a unos y a otros? ¿No resulta extraño que Ferrari admita que sufre graves problemas, cuando el año pasado tardó lo suyo en justificar el pobre rendimiento del 150th Italia en base a no sé que desequilibrio de datos en el túnel de viento?
La cita del comienzo pertenece al libro El arte de la guerra, de Sun Tzu. Cuando sucedió la anécdota que contaba antes, yo aún no lo había leído. Sospecho que mi alférez tampoco lo había hecho, pero a pesar de ello, cuando nos enfrentamos sabíamos perfectamente que el arte de ganar batallas se basa fundamentalmente en el engaño, y algo me dice que Ferrari está engañando como primer paso a su asalto al título.
Publicado por Jose Tellaetxe Isusi [Orroe]
Gracias Shaggy
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