12-10-2010, 13:46
Massa tiene lo que por el sur se suele llamar un "ataque de cojones". Cuando Kimi se fue y se anunció la llegada de Fernando, él pensó que la experiencia en Ferrari que tenía le valía los galones de primer piloto y se atrevió a pensar que él podía enseñar a Fernando cómo funcionaba el equipo. En la práctica no es una actitud mala, el problema es que osó hacerlo más delante de los microfonos que en la realidad. Y cuando el compañero que llega a tu equipo es un bicampeón del mundo y tu no has logrado nada, lo mínimo que puedes hacer es intentar aprender cosas del otro para mejorar tu estilo. Massa pecó de orgulloso al intentar situarse en un estatus más elevado y lo lleva pagando desde la primera carrera del mundial.
Él se veía a sí mismo como el referente, como el modelo a seguir. No tuvo en cuenta que si bien él lleva varios años en Ferrari, Fernando lleva muchos más años compitiendo con un material de menor calidad y en unas condiciones que no siempre han sido las deseadas, y eso sumado al ya propio carácter que tiene Alonso, le ha forjado una determinación y una capacidad de adaptación que supera cualquier espectativa.
Mientras Massa se ha vanagloriado de su propia persona delante de los microfonos, Fernando se ha encerrado en Maranello con mecánicos, ingenieros, estrategas y demás personal de Ferrari. Ha ido a trabajarse no solo el respeto de su equipo, sino a conocer de primera mano el coche, las instalaciones, y a cada una de las personas que le ayudan a conseguir los triunfos.
Cuando Massa terminó de hablar por los microfonos y se giró para "enseñar" a Fernando, éste ya le había superado en cualquier campo de conocimiento. Nuevamente, la constancia y la perseverancia con el trabajo duro le ganó a la fanfarronería y la inconstancia.
Y solo esto, que ya es mucho, ha hecho que Felipe Massa lleve desde Marzo resentido, dolido en su orgullo. Porque él esperaba ser por una vez el primero, del que se pudieran aprender cosas. Creyó que Fernando no se adaptaría al coche hasta pasadas unas carreras... y se equivocó. Sabe perfectamente que en ningún momento ha tenido nada que hacer frente al martillo hidraúlico de Alonso.
Y cuando un piloto no sabe canalizar la presión y además se pasea por el paddock herido en su orgulloso caracter, sucede lo que le está pasando a él. Dice que jamás será el segundo piloto de nadie, y lo cierto es que está volviendo al mismo error de principio de temporada, porque mientras él se justifica y se excusa frente a la prensa, en la pista su compañero de equipo ya le saca tal ventaja que es imposible que pueda recuperar. Cuanto más tiempo ha invertido en intentar defender su valía de boquilla, menos resultados ha cosechado. Y eso es claramente la actitud de una persona que jamás podrá llegar a ser un número uno, porque habiendo tenido la oportunidad de serlo, no supo aprovecharla. Fernando no solo las aprovecha, sino que si a veces hace falta, las oportunidades las genera él mismo.
Él se veía a sí mismo como el referente, como el modelo a seguir. No tuvo en cuenta que si bien él lleva varios años en Ferrari, Fernando lleva muchos más años compitiendo con un material de menor calidad y en unas condiciones que no siempre han sido las deseadas, y eso sumado al ya propio carácter que tiene Alonso, le ha forjado una determinación y una capacidad de adaptación que supera cualquier espectativa.
Mientras Massa se ha vanagloriado de su propia persona delante de los microfonos, Fernando se ha encerrado en Maranello con mecánicos, ingenieros, estrategas y demás personal de Ferrari. Ha ido a trabajarse no solo el respeto de su equipo, sino a conocer de primera mano el coche, las instalaciones, y a cada una de las personas que le ayudan a conseguir los triunfos.
Cuando Massa terminó de hablar por los microfonos y se giró para "enseñar" a Fernando, éste ya le había superado en cualquier campo de conocimiento. Nuevamente, la constancia y la perseverancia con el trabajo duro le ganó a la fanfarronería y la inconstancia.
Y solo esto, que ya es mucho, ha hecho que Felipe Massa lleve desde Marzo resentido, dolido en su orgullo. Porque él esperaba ser por una vez el primero, del que se pudieran aprender cosas. Creyó que Fernando no se adaptaría al coche hasta pasadas unas carreras... y se equivocó. Sabe perfectamente que en ningún momento ha tenido nada que hacer frente al martillo hidraúlico de Alonso.
Y cuando un piloto no sabe canalizar la presión y además se pasea por el paddock herido en su orgulloso caracter, sucede lo que le está pasando a él. Dice que jamás será el segundo piloto de nadie, y lo cierto es que está volviendo al mismo error de principio de temporada, porque mientras él se justifica y se excusa frente a la prensa, en la pista su compañero de equipo ya le saca tal ventaja que es imposible que pueda recuperar. Cuanto más tiempo ha invertido en intentar defender su valía de boquilla, menos resultados ha cosechado. Y eso es claramente la actitud de una persona que jamás podrá llegar a ser un número uno, porque habiendo tenido la oportunidad de serlo, no supo aprovecharla. Fernando no solo las aprovecha, sino que si a veces hace falta, las oportunidades las genera él mismo.