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(29-09-2010, 11:25)Eau Rouge escribió: Mi estreno en esta nueva etapa de Safety-car
Alonso, al cien por cien
Casi nadie le creía -lógico- cuando en Silverstone anunciaba a su equipo por radio que, a pesar del desastre de resultado y la diferencia en la general (-47 puntos entonces), estaría al final mordiendo por el Mundial. Sin duda, a Fernando Alonso hay que darle el premio este año a la fe, por ser el creyente más firme en sus opciones, convencido al cien por cien. Él fue el primero en marcarse la obligación de pelear por el Mundial con Ferrari... y a falta de cuatro carreras asoma con fiereza por la zona noble. No protestó en los errores del equipo, asumió sus culpas cuando se precipitó, no se enzarzó con el compañero enojado y siempre demostró una ilusión en su equipo que ni siquiera los jerarcas del mismo parecían mantener.
Cuando en los despachos de Maranello se hablaba del próximo año, del coche nuevo y de una temporada quizá acabada, el español se ha sacado de la manga dos domingos de dulce, dos victorias gigantes para golpear en la mesa y advertir de que no piensa rendirse, que en el abismo responde, que quizá hay otros pilotos más agresivos, más espectaculares, más sonrientes, pero que el único que engloba experiencia, constancia y ambición es él.
Su flojera algunos domingos sirvió para que se animara la legión de fiscales que juzgan permanentemente el universo Alonso. Más duros, más críticos que con ningún otro deportista español, más severos con su porte o sus gestos fuera del coche que con las actitudes de otros de nuestros referentes, a los que justamente sólo se les valora por el rendimiento, casi siempre notable, en su especialidad, no por su generosidad de sonrisas o por el dramatismo o forofismo de los que narran/escriben sus peripecias. El Alonso más maduro, más colectivo, más firme ha surgido cuando el salto era sin red y rozaba el fiasco en el curso diseñado para su reencuentro con la gloria.
Suma ya 25 victorias en la F1 y se mete en el sprint histórico de triunfos, a la altura de Lauda, mejor que Fangio, cada vez más cerca de Mansell (31), que marca la barrera con los supercampeones de todos los tiempos (Schumacher, Prost, Senna). Está ahí, entre los más grandes, en un deporte que sólo practican un puñado de privilegiados en todo el planeta y cuya tradición en España era minúscula. Peleará en las próximas semanas por su tercer título mundial y en sus manos tiene argumentos y coche para, al menos, llevar a sus rivales al límite.
Tiempo de firmeza, de perfección, como en Singapur, donde resistió el acosos implacable de Vettel durante 61 vueltas sin dar un metro de más, sin chocar con el muro. Duro, seguro, sin temblar. Sólo los pilotos de F1 pueden explicar la sensación de conducir al límite, a más de 300 por hora, con el riesgo de estrellarse en una mano y en la otra la amenaza del colmillo de un rival rabioso que te aprieta, que no perdona. Los demás sólo conocemos la tensión que causa que otro coche, durante unos segundos, se abalance sobre ti en el carril de la izquierda de cualquier autopista. Multipliquen la velocidad y el peligro y extienda la duración a casi dos horas. Da vértigo.
Fuente: http://www.elmundo.es/blogs/deportes/aqu...-cien.html
7 años despues estamos aun màs determinados en disfrutar con Fernando su tercero ,,
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(18-08-2017, 16:24)enrike hu fr escribió: (29-09-2010, 11:25)Eau Rouge escribió: Mi estreno en esta nueva etapa de Safety-car
Alonso, al cien por cien
Casi nadie le creía -lógico- cuando en Silverstone anunciaba a su equipo por radio que, a pesar del desastre de resultado y la diferencia en la general (-47 puntos entonces), estaría al final mordiendo por el Mundial. Sin duda, a Fernando Alonso hay que darle el premio este año a la fe, por ser el creyente más firme en sus opciones, convencido al cien por cien. Él fue el primero en marcarse la obligación de pelear por el Mundial con Ferrari... y a falta de cuatro carreras asoma con fiereza por la zona noble. No protestó en los errores del equipo, asumió sus culpas cuando se precipitó, no se enzarzó con el compañero enojado y siempre demostró una ilusión en su equipo que ni siquiera los jerarcas del mismo parecían mantener.
Cuando en los despachos de Maranello se hablaba del próximo año, del coche nuevo y de una temporada quizá acabada, el español se ha sacado de la manga dos domingos de dulce, dos victorias gigantes para golpear en la mesa y advertir de que no piensa rendirse, que en el abismo responde, que quizá hay otros pilotos más agresivos, más espectaculares, más sonrientes, pero que el único que engloba experiencia, constancia y ambición es él.
Su flojera algunos domingos sirvió para que se animara la legión de fiscales que juzgan permanentemente el universo Alonso. Más duros, más críticos que con ningún otro deportista español, más severos con su porte o sus gestos fuera del coche que con las actitudes de otros de nuestros referentes, a los que justamente sólo se les valora por el rendimiento, casi siempre notable, en su especialidad, no por su generosidad de sonrisas o por el dramatismo o forofismo de los que narran/escriben sus peripecias. El Alonso más maduro, más colectivo, más firme ha surgido cuando el salto era sin red y rozaba el fiasco en el curso diseñado para su reencuentro con la gloria.
Suma ya 25 victorias en la F1 y se mete en el sprint histórico de triunfos, a la altura de Lauda, mejor que Fangio, cada vez más cerca de Mansell (31), que marca la barrera con los supercampeones de todos los tiempos (Schumacher, Prost, Senna). Está ahí, entre los más grandes, en un deporte que sólo practican un puñado de privilegiados en todo el planeta y cuya tradición en España era minúscula. Peleará en las próximas semanas por su tercer título mundial y en sus manos tiene argumentos y coche para, al menos, llevar a sus rivales al límite.
Tiempo de firmeza, de perfección, como en Singapur, donde resistió el acosos implacable de Vettel durante 61 vueltas sin dar un metro de más, sin chocar con el muro. Duro, seguro, sin temblar. Sólo los pilotos de F1 pueden explicar la sensación de conducir al límite, a más de 300 por hora, con el riesgo de estrellarse en una mano y en la otra la amenaza del colmillo de un rival rabioso que te aprieta, que no perdona. Los demás sólo conocemos la tensión que causa que otro coche, durante unos segundos, se abalance sobre ti en el carril de la izquierda de cualquier autopista. Multipliquen la velocidad y el peligro y extienda la duración a casi dos horas. Da vértigo.
Fuente: http://www.elmundo.es/blogs/deportes/aqu...-cien.html
7 años despues estamos aun màs determinados en disfrutar con Fernando su tercero ,,
O lo que se tercie...
Con Fernando vamos a disfrutar hasta corriendo en patinete.
"EL CARÁCTER ES EL DESTINO". HERÁCLITO.
"SI VIS PACEM PARA BELLUM"
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