08-07-2011, 12:12
La vida transcurre plácida para Fernando Alonso. El remanso de paz que ha supuesto Ferrari para él ha templado su carácter impetuoso y volcánico. Cerca de los 30 años (cumple el 29 de julio), convive con sabiduría con la ausencia de triunfos. Él, que revolucionó un deporte clandestino en España, percute contra un enemigo que vende bebidas energéticas en todo el mundo. Se presenta a la entrevista provisto del atuendo Ferrari en horario de trabajo. Completamente rojo. Su inseparable gorra modelo 2011 viaja con él.
-A punto de cumplir treinta años, ¿en qué fase vital se encuentra?
-A nivel profesional es la mejor fase de mi vida. Tengo más experiencia, conozco mejor que nunca un deporte complejo como este. Con más ambición y motivación que nunca porque conducir un Ferrari es lo máximo. Y a nivel personal, también muy bien, disfrutando de la vida.
-¿Qué se aprende cuando no se gana?
-Pues más o menos lo mismo que cuando ganas. Tal vez cuando no ganas, los recuerdos se te quedan grabados con más intensidad. Piensas más en los errores que has cometido o en las mejoras que tienes que conseguir. La derrota te marca más.
-La afición española pensó que al llegar usted a Ferrari se juntaban lo mejor con lo mejor. ¿Siente decepción?
-Nunca pensé que se juntaban lo mejor con lo mejor. Cuando llegué aquí, 2009, Ferrari estaba fuera de la Q1, con Fisichella, Badoer... sin Massa... Sabía que era un proyecto a largo plazo y que había que recuperar el dominio de Ferrari. Era una nueva F-1, con el cambio de normativa, la prohibición de los tests, y hacía falta muchísimo trabajo. Lo que pensasen desde fuera, es el problema de tantas veces...
-A usted no le importa mucho el que dirán...
-No, no me importa, pero no tiene lógica. Ese debate viene alimentando por la ilusión de la gente por verte ganar, por lo que significa Ferrari y las pasiones que levanta.
-¿Pensaba que pasaría tanto tiempo sin volver a ganar un título?
-No pensaba nada en particular. Al acabar 2006, pensaba en ganar en 2007. Y luego 2008, y así sucesivamente. De hecho, no sé si volveré a ganar otro título. Espero que sí.
-¿Cuántas cosas cambiaría si echase la vista atrás?
-Si pudiera, cambiaría muchas cosas de mi vida personal y profesional, pero como no se puede rebobinar, no pierdo el tiempo pensándolo.
-Lloró en Abu Dabi al perder el Mundial. ¿Ha llorado más veces?
-Sí, he llorado muchas veces. En los karts cuando era pequeño me tocó llorar varias. Y supongo que cuando me regañaban mis padres, también. En la F-1, menos.
-¿Hay algo peor que perder?
-En la vida hay muchas cosas peores que perder. Como profesional, perder es lo peor. La derrota y la victoria están separadas por una línea muy fina.
-Vive en un idilio con Ferrari. ¿No hay nada negativo?
-(Mira al jefe de prensa del equipo, se ríe y contesta). No.
-¿Por qué el Red Bull corre tanto?
-Corre un poco más que el nuestro. Muchas veces parece que el Red Bull es una máquina perfecta y el Ferrari un coche que cualquiera puede hacer en el garaje de su casa. Estamos cinco décimas detrás. Han entendido la regla aerodinámica con más claridad que los demás y ha tomado ventaja. Tampoco es un secreto que en Ferrari tuvimos problemas de interpretación en el túnel del viento y esa desventaja la arrastramos.
-¿Hamilton o Vettel?
-Los dos son grandísimos pilotos. Si tengo que elegir, me quedo con Hamilton. Lo conozco más porque compartí equipo con él y a nivel de pilotaje está un escalón por encima de Vettel.
-¿Nunca ha tocado por error un botón del volante que le haya causado algún problema?
-En carrera, no. En los entrenamientos sí que la he liado alguna vez con el limitador de velocidad. Es el botón con más peligro. No pasas de 100 en una recta.
-¿No se vuelve loco con tantos botones en el volante?
-Un poco sí. Ahora se impone otro tipo de conducción, más precisa, de capacidad mental, de recordar y automatizar movimientos. Pulsas los mismos botones en las mismas curvas... Antiguamente era una conducción más intuitiva: un volante, el cambio de marchas y tú. Cada vuelta era distinta.
-¿Le gustaba más ese estilo que premiaba el talento?
-El talento salta a la vista. Cuando más facultades te sobran, más tiempo tienes para tocar botones.
-¿Usted conduce mejor en los circuitos o en la carretera?
-En los circuitos, con mucha diferencia. He nacido y crecido en circuitos. En la carretera no tengo referencias y nunca he llevado un coche al límite
-¿Cómo es el Alonso ciudadano al volante?
-Normal, cauto, precavido.
-¿Nunca le han multado?
-No. De tráfico, no. Alguna, por aparcamiento... Si te digo la verdad, no conduzco mucho. Siempre voy con alguien que conduce.
-En su trasiego por el mundo, ¿alguna vez se ha levantado de la cama y no sabía dónde estaba?
-(Piensa largo rato). No, nunca. Siempre sé dónde estoy.
-¿Qué error ha corregido gracias a la experiencia?
-Ahora entiendo mejor la F-1. Es un deporte diferente. Hay intereses deportivos, económicos, políticos... Si quieres ser sólo un piloto y pasarlo bien, tienes que ir al karting o las fórmulas pequeñas, donde sólo hay ruedas, motores... En la F-1 habrá decisiones que no te cuadren, política y negocio. Cuando llegué a la F-1, esto no me gustaba y no era feliz. Ahora las entiendo, las acepto, no me paro a pensarlas y soy feliz al cien por cien.
-¿Es difícil renunciar a la F-1 por el sueldo que se gana o por los coches que se conducen?
-Porque es el camino que elegí. Es una forma como otra de ganarse la vida, muy bien pagada eso sí.
-Practica ciclismo, golf, tenis, esquí, fútbol... En su alma de deportista, ¿echa de menos que la F-1 sea más un deporte que otra cosa?
-Sí. Echo de menos que la F-1 sea algo más deporte. Que te pudieses comparar con otros deportistas, que primase el esfuerzo físico o que el ADN del atleta tuviese más importancia, y no tanto el coche. Pero bueno, la F-1 es así. Y si te gusta y la aceptas, mucho mejor.
-¿Se divierte más fuera que aquí?
-La F-1 es mi trabajo. No es una diversión. Cuando quiero divertirme juego al fútbol con mis amigos, monto en bici, cojo el kart...
-¿Nunca siente miedo?
-No percibo el peligro, ni cuando estoy en un F-1 ni cuando bajo puertos con la bici o desciendo con los esquíes. Algún día tendré un susto, pero mientras tanto...
-¿Que opina del caso Contador?
-El ciclismo tiene este problema: la persecución que vive desde los organismos oficiales. Si esos niveles se hubiesen dado en otro deporte, en el fútbol por ejemplo, nunca habrían salido a la luz. El sistema es demasiado duro con el ciclismo.
-¿Nadal le ha quitado la 'pole' en el afecto de la afición española?
-Sin duda. Aunque no creo que yo tuviese antes ninguna posición de privilegio. Ahora Nadal y la selección de fútbol son los que nos lo hacen pasar mejor a la afición.
-¿Qué fue de su proyecto ciclista?
-Pues no elegí el mejor momento, ni para la economía ni para los patrocinadores.
-¿Qué calles, olores, sabores ha recuperado en su vuelta a Oviedo?
-Bueno, ya no voy por las calles que iba, pero escuchar a la gente hablar en español es maravilloso después de diez años en el extranjero. Ahora puedo decir que tengo calidad de vida.
Fuente: El Norte de Castilla
-A punto de cumplir treinta años, ¿en qué fase vital se encuentra?
-A nivel profesional es la mejor fase de mi vida. Tengo más experiencia, conozco mejor que nunca un deporte complejo como este. Con más ambición y motivación que nunca porque conducir un Ferrari es lo máximo. Y a nivel personal, también muy bien, disfrutando de la vida.
-¿Qué se aprende cuando no se gana?
-Pues más o menos lo mismo que cuando ganas. Tal vez cuando no ganas, los recuerdos se te quedan grabados con más intensidad. Piensas más en los errores que has cometido o en las mejoras que tienes que conseguir. La derrota te marca más.
-La afición española pensó que al llegar usted a Ferrari se juntaban lo mejor con lo mejor. ¿Siente decepción?
-Nunca pensé que se juntaban lo mejor con lo mejor. Cuando llegué aquí, 2009, Ferrari estaba fuera de la Q1, con Fisichella, Badoer... sin Massa... Sabía que era un proyecto a largo plazo y que había que recuperar el dominio de Ferrari. Era una nueva F-1, con el cambio de normativa, la prohibición de los tests, y hacía falta muchísimo trabajo. Lo que pensasen desde fuera, es el problema de tantas veces...
-A usted no le importa mucho el que dirán...
-No, no me importa, pero no tiene lógica. Ese debate viene alimentando por la ilusión de la gente por verte ganar, por lo que significa Ferrari y las pasiones que levanta.
-¿Pensaba que pasaría tanto tiempo sin volver a ganar un título?
-No pensaba nada en particular. Al acabar 2006, pensaba en ganar en 2007. Y luego 2008, y así sucesivamente. De hecho, no sé si volveré a ganar otro título. Espero que sí.
-¿Cuántas cosas cambiaría si echase la vista atrás?
-Si pudiera, cambiaría muchas cosas de mi vida personal y profesional, pero como no se puede rebobinar, no pierdo el tiempo pensándolo.
-Lloró en Abu Dabi al perder el Mundial. ¿Ha llorado más veces?
-Sí, he llorado muchas veces. En los karts cuando era pequeño me tocó llorar varias. Y supongo que cuando me regañaban mis padres, también. En la F-1, menos.
-¿Hay algo peor que perder?
-En la vida hay muchas cosas peores que perder. Como profesional, perder es lo peor. La derrota y la victoria están separadas por una línea muy fina.
-Vive en un idilio con Ferrari. ¿No hay nada negativo?
-(Mira al jefe de prensa del equipo, se ríe y contesta). No.
-¿Por qué el Red Bull corre tanto?
-Corre un poco más que el nuestro. Muchas veces parece que el Red Bull es una máquina perfecta y el Ferrari un coche que cualquiera puede hacer en el garaje de su casa. Estamos cinco décimas detrás. Han entendido la regla aerodinámica con más claridad que los demás y ha tomado ventaja. Tampoco es un secreto que en Ferrari tuvimos problemas de interpretación en el túnel del viento y esa desventaja la arrastramos.
-¿Hamilton o Vettel?
-Los dos son grandísimos pilotos. Si tengo que elegir, me quedo con Hamilton. Lo conozco más porque compartí equipo con él y a nivel de pilotaje está un escalón por encima de Vettel.
-¿Nunca ha tocado por error un botón del volante que le haya causado algún problema?
-En carrera, no. En los entrenamientos sí que la he liado alguna vez con el limitador de velocidad. Es el botón con más peligro. No pasas de 100 en una recta.
-¿No se vuelve loco con tantos botones en el volante?
-Un poco sí. Ahora se impone otro tipo de conducción, más precisa, de capacidad mental, de recordar y automatizar movimientos. Pulsas los mismos botones en las mismas curvas... Antiguamente era una conducción más intuitiva: un volante, el cambio de marchas y tú. Cada vuelta era distinta.
-¿Le gustaba más ese estilo que premiaba el talento?
-El talento salta a la vista. Cuando más facultades te sobran, más tiempo tienes para tocar botones.
-¿Usted conduce mejor en los circuitos o en la carretera?
-En los circuitos, con mucha diferencia. He nacido y crecido en circuitos. En la carretera no tengo referencias y nunca he llevado un coche al límite
-¿Cómo es el Alonso ciudadano al volante?
-Normal, cauto, precavido.
-¿Nunca le han multado?
-No. De tráfico, no. Alguna, por aparcamiento... Si te digo la verdad, no conduzco mucho. Siempre voy con alguien que conduce.
-En su trasiego por el mundo, ¿alguna vez se ha levantado de la cama y no sabía dónde estaba?
-(Piensa largo rato). No, nunca. Siempre sé dónde estoy.
-¿Qué error ha corregido gracias a la experiencia?
-Ahora entiendo mejor la F-1. Es un deporte diferente. Hay intereses deportivos, económicos, políticos... Si quieres ser sólo un piloto y pasarlo bien, tienes que ir al karting o las fórmulas pequeñas, donde sólo hay ruedas, motores... En la F-1 habrá decisiones que no te cuadren, política y negocio. Cuando llegué a la F-1, esto no me gustaba y no era feliz. Ahora las entiendo, las acepto, no me paro a pensarlas y soy feliz al cien por cien.
-¿Es difícil renunciar a la F-1 por el sueldo que se gana o por los coches que se conducen?
-Porque es el camino que elegí. Es una forma como otra de ganarse la vida, muy bien pagada eso sí.
-Practica ciclismo, golf, tenis, esquí, fútbol... En su alma de deportista, ¿echa de menos que la F-1 sea más un deporte que otra cosa?
-Sí. Echo de menos que la F-1 sea algo más deporte. Que te pudieses comparar con otros deportistas, que primase el esfuerzo físico o que el ADN del atleta tuviese más importancia, y no tanto el coche. Pero bueno, la F-1 es así. Y si te gusta y la aceptas, mucho mejor.
-¿Se divierte más fuera que aquí?
-La F-1 es mi trabajo. No es una diversión. Cuando quiero divertirme juego al fútbol con mis amigos, monto en bici, cojo el kart...
-¿Nunca siente miedo?
-No percibo el peligro, ni cuando estoy en un F-1 ni cuando bajo puertos con la bici o desciendo con los esquíes. Algún día tendré un susto, pero mientras tanto...
-¿Que opina del caso Contador?
-El ciclismo tiene este problema: la persecución que vive desde los organismos oficiales. Si esos niveles se hubiesen dado en otro deporte, en el fútbol por ejemplo, nunca habrían salido a la luz. El sistema es demasiado duro con el ciclismo.
-¿Nadal le ha quitado la 'pole' en el afecto de la afición española?
-Sin duda. Aunque no creo que yo tuviese antes ninguna posición de privilegio. Ahora Nadal y la selección de fútbol son los que nos lo hacen pasar mejor a la afición.
-¿Qué fue de su proyecto ciclista?
-Pues no elegí el mejor momento, ni para la economía ni para los patrocinadores.
-¿Qué calles, olores, sabores ha recuperado en su vuelta a Oviedo?
-Bueno, ya no voy por las calles que iba, pero escuchar a la gente hablar en español es maravilloso después de diez años en el extranjero. Ahora puedo decir que tengo calidad de vida.
Fuente: El Norte de Castilla
Fernando Alonso, embajador de UNICEF.