15-10-2012, 10:03
Si Red Bull exhibe espíritu y capacidad económica para apoyar el impresionante proyecto 'Red Bull Stratos' desde la estratosfera, ¿cómo no va a derrochar todos los medios a su alcance para llevar a su equipo a la cima de la Fórmula 1?
El contexto de ayer invita a reflexionar sobre el potencial de una multinacional capaz de batir en pocos años a los históricos de la disciplina. Ante tan singular espectáculo, cabe imaginar a Dietrich Mateschitz con Newey, Vettel y compañía. Porque esta temporada, un año más, se está confirmando el músculo técnico y económico que lleva a Red Bull hacia su tercer título. Solo ya Fernando Alonso y Ferrari pueden impedirlo.
"...Vamos a hacerlo"
El equipo Red Bull es talento, pero también muchísimo dinero. Valga la anécdota del fichaje de Adrian Newey. Después de recibir la mareante exigencia económica del genio, cuenta Christian Horner que llamó a Mateschitz para comunicarle la respuesta, seguro de que el magnate austriaco rechazaría pagar un salario "diez veces superior" al mercado. "Hummmm…". Literalmente, Mateschitz dudó unos segundos al teléfono, para contestar "…vamos a hacerlo" ante la sorpresa del propio Horner. A partir de aquí, imaginen en las diferentes facetas del equipo...
Hoy, Vettel es líder, los monoplazas azules han copado la primera línea por dos veces consecutivas, -inédito en 2012-, y el alemán lleva tres victorias seguidas, doblete en Yeongam incluído. Se confirma así un salto técnico aportado por las últimas evoluciones del RB8 que puede resultar definitivo. Y si cada temporada coexisten dos carreras en paralelo -la del asfalto y la técnica-, Red Bull lleva ventaja en ambas tras el Gran Premio de Corea.
El "doble DRS", cuestión de detalle
"Creo que hemos progresado en todas las áreas, es cuestión de limar el detalle", explicaba Christian Horner tras la victoria de Japón para rechazar que el nuevo 'doble DRS' introducido sea una "bala mágica" de rendimiento. Paddy Lowe, director técnico de McLaren, le negaba esta semana carácter desequilibrante, "lo que se podía ganar aerodinámicamente, se puede perder con el peso".
Pero su introducción en la recta final de la temporada delata la disposición absoluta del equipo austriaco para "limar cada detalle" y, por lo que parece, con gran efectividad. Ni Ferrari ni McLaren lo han introducido, que se sepa. Lotus ha tenido que renunciar a ello ante su incapacidad para desarrollarlo. Pero no Red Bull que, además, ha introducido numerosas novedades en el RB8 desde Singapur. Y el "chute" parece que funciona.
El contraste entre el deseo y la realidad
Fue gráfica la escena vivida ayer en Yeongam, con Alonso y Massa persiguiendo a la pieza en la distancia, imposible de abatir. Ni siquiera a Webber. Se despertaban así sensaciones contrapuestas ante esta recta final del campeonato. Porque escuchábamos a un piloto con moral de titanio, pero con el lenguaje corporal y la mirada de quien ve sus líneas desbordadas por el enemigo, ignorando si podrá pasar al contraataque. Ayer, Alonso era el vivo ejemplo del contraste entre el deseo y realidad.
De nuevo, ese "no hemos traído nada nuevo en las seis o siete últimas carreras", compartido con el "salvar puntos, algo que estamos haciendo perfectamente cada domingo", ese "very happy" que sería cierto para él, aunque no lo pareciera. Y también Alonso destilaba esa incierta confianza, ese "dependerá de la evolución de coche", con la que respondía ante la pregunta sobre las expectativas para el resto de la temporada.
¿Se ha tocado techo?
No se puede negar la competividad del F2012 y la magnífica operatividad en pista de Ferrari. Pero Red Bull "parece haber comprendido ya el reglamento" como ayer explicaba Horner, mientras queda en el aire la capacidad de respuesta italiana en los momentos cruciales de la temporada.
"Creo que veremos en India si hay partes nuevas", se preguntaba Alonso ayer, poniendo también la venda antes de la herida dada la experiencia de últimas pruebas. “Si las hay, habrá que probarlas y, por supuesto, los otros equipos también traerán más partes, quizás más que nosotros, así que tenemos que ver para quién funcionan, y cuáles no. Creo que el rendimiento del coche dependerá de esto". Y entonces, recordamos esas "seis o siete pruebas sin piezas nuevas…"..
Ganar la doble carrera
Revivimos así la tónica de pasadas temporadas, donde el equipo austríaco muestra su formidable potencial cuando más importa. A estas alturas, luchar por el título exige exprimir al máximo su monoplaza actual mientras se trabaja en paralelo en el proyecto del año siguiente. La estructura técnica, organizativa y económica para lograrlo con éxito no está al alcance de cualquiera.
Newey diseñó su primer monoplaza en 2007. Ya en 2009, sin los dobles difusores, Red Bull 'acogotó' a Button y Brawn. En 2010, sus pilotos lucharon por el título hasta la cita final en Abu Dhabi, mientras se creaba el monoplaza que arrasó en 2011. Y en 2012 parece que Newey ha recuperado lo perdido con la prohibición de los escapes de soplado.
Un listón a mucha altura
"Los cinco últimos años de mi carrera han sido así, estoy bien, estoy confiado, acostumbrado a esta situación…", volvía a recordar ayer Alonso, al respecto de su capacidad para sacar el "límite bajo presión". Por supuesto que nada está perdido. Pero a esta virtud tendrá que acogerse Ferrari si no consigue el salto que demanda Alonso una prueba tras otra. Otro tema es que sea suficiente.
Porque, ante ese otro salto llevado a cabo ayer por Felix Baumgartner y el espíritu que delata en Red Bull, resulta fácil intuir por qué Dietrich Mateschitz y los suyos están poniendo el listón a tanta altura en la Fórmula 1.
elconfidencial.com
El contexto de ayer invita a reflexionar sobre el potencial de una multinacional capaz de batir en pocos años a los históricos de la disciplina. Ante tan singular espectáculo, cabe imaginar a Dietrich Mateschitz con Newey, Vettel y compañía. Porque esta temporada, un año más, se está confirmando el músculo técnico y económico que lleva a Red Bull hacia su tercer título. Solo ya Fernando Alonso y Ferrari pueden impedirlo.
"...Vamos a hacerlo"
El equipo Red Bull es talento, pero también muchísimo dinero. Valga la anécdota del fichaje de Adrian Newey. Después de recibir la mareante exigencia económica del genio, cuenta Christian Horner que llamó a Mateschitz para comunicarle la respuesta, seguro de que el magnate austriaco rechazaría pagar un salario "diez veces superior" al mercado. "Hummmm…". Literalmente, Mateschitz dudó unos segundos al teléfono, para contestar "…vamos a hacerlo" ante la sorpresa del propio Horner. A partir de aquí, imaginen en las diferentes facetas del equipo...
Hoy, Vettel es líder, los monoplazas azules han copado la primera línea por dos veces consecutivas, -inédito en 2012-, y el alemán lleva tres victorias seguidas, doblete en Yeongam incluído. Se confirma así un salto técnico aportado por las últimas evoluciones del RB8 que puede resultar definitivo. Y si cada temporada coexisten dos carreras en paralelo -la del asfalto y la técnica-, Red Bull lleva ventaja en ambas tras el Gran Premio de Corea.
El "doble DRS", cuestión de detalle
"Creo que hemos progresado en todas las áreas, es cuestión de limar el detalle", explicaba Christian Horner tras la victoria de Japón para rechazar que el nuevo 'doble DRS' introducido sea una "bala mágica" de rendimiento. Paddy Lowe, director técnico de McLaren, le negaba esta semana carácter desequilibrante, "lo que se podía ganar aerodinámicamente, se puede perder con el peso".
Pero su introducción en la recta final de la temporada delata la disposición absoluta del equipo austriaco para "limar cada detalle" y, por lo que parece, con gran efectividad. Ni Ferrari ni McLaren lo han introducido, que se sepa. Lotus ha tenido que renunciar a ello ante su incapacidad para desarrollarlo. Pero no Red Bull que, además, ha introducido numerosas novedades en el RB8 desde Singapur. Y el "chute" parece que funciona.
El contraste entre el deseo y la realidad
Fue gráfica la escena vivida ayer en Yeongam, con Alonso y Massa persiguiendo a la pieza en la distancia, imposible de abatir. Ni siquiera a Webber. Se despertaban así sensaciones contrapuestas ante esta recta final del campeonato. Porque escuchábamos a un piloto con moral de titanio, pero con el lenguaje corporal y la mirada de quien ve sus líneas desbordadas por el enemigo, ignorando si podrá pasar al contraataque. Ayer, Alonso era el vivo ejemplo del contraste entre el deseo y realidad.
De nuevo, ese "no hemos traído nada nuevo en las seis o siete últimas carreras", compartido con el "salvar puntos, algo que estamos haciendo perfectamente cada domingo", ese "very happy" que sería cierto para él, aunque no lo pareciera. Y también Alonso destilaba esa incierta confianza, ese "dependerá de la evolución de coche", con la que respondía ante la pregunta sobre las expectativas para el resto de la temporada.
¿Se ha tocado techo?
No se puede negar la competividad del F2012 y la magnífica operatividad en pista de Ferrari. Pero Red Bull "parece haber comprendido ya el reglamento" como ayer explicaba Horner, mientras queda en el aire la capacidad de respuesta italiana en los momentos cruciales de la temporada.
"Creo que veremos en India si hay partes nuevas", se preguntaba Alonso ayer, poniendo también la venda antes de la herida dada la experiencia de últimas pruebas. “Si las hay, habrá que probarlas y, por supuesto, los otros equipos también traerán más partes, quizás más que nosotros, así que tenemos que ver para quién funcionan, y cuáles no. Creo que el rendimiento del coche dependerá de esto". Y entonces, recordamos esas "seis o siete pruebas sin piezas nuevas…"..
Ganar la doble carrera
Revivimos así la tónica de pasadas temporadas, donde el equipo austríaco muestra su formidable potencial cuando más importa. A estas alturas, luchar por el título exige exprimir al máximo su monoplaza actual mientras se trabaja en paralelo en el proyecto del año siguiente. La estructura técnica, organizativa y económica para lograrlo con éxito no está al alcance de cualquiera.
Newey diseñó su primer monoplaza en 2007. Ya en 2009, sin los dobles difusores, Red Bull 'acogotó' a Button y Brawn. En 2010, sus pilotos lucharon por el título hasta la cita final en Abu Dhabi, mientras se creaba el monoplaza que arrasó en 2011. Y en 2012 parece que Newey ha recuperado lo perdido con la prohibición de los escapes de soplado.
Un listón a mucha altura
"Los cinco últimos años de mi carrera han sido así, estoy bien, estoy confiado, acostumbrado a esta situación…", volvía a recordar ayer Alonso, al respecto de su capacidad para sacar el "límite bajo presión". Por supuesto que nada está perdido. Pero a esta virtud tendrá que acogerse Ferrari si no consigue el salto que demanda Alonso una prueba tras otra. Otro tema es que sea suficiente.
Porque, ante ese otro salto llevado a cabo ayer por Felix Baumgartner y el espíritu que delata en Red Bull, resulta fácil intuir por qué Dietrich Mateschitz y los suyos están poniendo el listón a tanta altura en la Fórmula 1.
elconfidencial.com
No se construirá una nueva era con las armas,sino con las manos que las llevan