Nada más conocerse la noticia de que Pirelli iba a sustituir a Bridgestone como suministrador único de neumáticos con vistas a este campeonato del mundo de fórmula 1, a más de uno le entró el tembleque. La tiritona aún se agudizó más cuando trascendió que la Federación Internacional del Automóvil (FIA) había pedido expresamente al constructor italiano que diseñara unos compuestos mucho más extremos que los anteriores para que las diferencias entre la opción dura y la blanda abriera el abanico de posibles estrategias y, por extensión, las carreras ganaran vistosidad. Con los deseos de unos y el trabajo de los otros se ha dibujado un nuevo escenario tan electrizante como delicioso, con grandes premios, como los de Turquía o Canadá, en los que se llegaron a contar hasta 80 pasos por los talleres, un correcalles. Eso ha hecho que los equipos hayan buscado fórmulas para optimizar al máximo los cambios de neumáticos, y hasta los hay, como McLaren, que programaron una pretemporada específica para tratar de arañarle al cronómetro un par o tres de décimas.
"Este año todos estamos mejor a nivel físico porque nos hemos preparado mucho", deslizaba Hamilton hace algunas semanas. La obsesión por la perfección también afecta a las paradas. "Antes de Navidad nos concentramos en la fábrica para practicar los pitstop", desvela Peter Vale, jefe de mecánicos de McLaren. "Ya en los grandes premios, lo repetimos unas 150 veces, entre el miércoles y el sábado", añade el técnico. Para rematarlo, todos los mecánicos se encuentran en el gimnasio del McLaren Technology Centre, en la sede que la estructura posee en Woking, dos días a la semana en sesiones de una hora.
El reloj juzga si una parada se ha realizado correctamente, o no pero antes de llegar a ese extremo, sin embargo, los jefes de los equipos son los que lo valoran. Y lo consiguen gracias a unas cámaras colocadas encima del taller, que graban cada una de las repeticiones y permiten compararlas, tanto con las suyas como con las de los rivales, que también tienen sus propios métodos.
Ferrari incorporó a principios de este curso como asesor a Massimo Tamaro, un ex comandante de las fuerzas aéreas italianas que se encarga de mejorar los flujos comunicativos dentro y fuera del taller. De entre las escuderías más potentes, la de Maranello comenzó como una de las más lentas en los cambios de gomas, con Red Bull marcando el ritmo, tanto en la pista como en los talleres. En Malasia, segunda prueba del calendario, la parada más rápida de Fernando Alonso fue 1,2 segundos más lenta que la de Sebastian Vettel, y en las tres primeras carreras, el español perdió siete décimas de media cada vez respecto al alemán. En Turquía (ocho de mayo), el español perdió en los garajes un total de 4,5 segundos con Baby Schumi; en Montmeló (el 22), la diferencia se redujo a uno, y Mónaco y Canadá fueron grandes premios demasiado convulsos como para tenerlas en cuenta.
"Es verdad que hemos mejorado. Pero no solo los mecánicos, si no también los pilotos, que detienen el coche diez o quince centímetros más allá o más acá de lo que debieran. Hoy mismo hemos probado otra forma de aproximación y parada, para tratar de ser más rápidos", remarcan desde el taller de los bólidos rojos, que tratan de reducir la distancia que les separa de Red Bull, sobre el asfalto y también en los garajes.
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