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10-02-2013, 12:40
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 11-02-2013, 16:34 por Melife1.)
VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR
7-Vuelo a Canadá
Posted on 08/02/2013 by Carlos Castellá
Gabriela había preparado todos los trámites y papeles necesarios para el doble viaje del personal a Canadá-USA, que incluía una lista de diversas cosas que tenía que hacer, pero que necesitaban el visto bueno como mínimo del Secretario porque incluían gastos.
Como era habitual en los viajes largos, todo el personal, incluidos los pilotos, se encontraron en Maranello para desplazarse juntos hasta el aeropuerto de Milán.
Al ser un viaje largo, a América y con quince días entre una carrera y la siguiente, la expedición era relativamente corta y la habitual en todos los equipos en circunstancias similares. Iban el Team Manager, los dos pilotos, dos ingenieros, dos mecánicos para cada uno de los tres coches, un encargado de neumáticos y repuestos y a lo sumo uno más para ayudar, especialmente en cuestiones de traslado y transportes. No más de trece o catorce personas eran suficientes en los grandes equipos. Los pequeños, se apañaban con menos.
Una vez llegados a la Terminal y como siempre sucedía, la presencia del equipo Ferrari despertaba gran curiosidad y expectación en los mostradores de facturación, en unos tiempos en que aún no existían las salas VIP y donde los equipos viajaban a las carreras en las mismas condiciones que todo el mundo: haciendo cola en los mostradores de facturación y viajando en clase turista. El equipo se puso justo detrás de una muchacha rubia de gran belleza que rápidamente fue objeto de las miradas y exámenes de todo el grupo. Nadie podía ponerle ni un solo “pero” y todos suspiraron y especularon con la idea de tenerla sentada a su lado durante el largo trayecto en avión.
Pero claro, en el grupo estaba Clay y al suizo le bastaron los minutos de espera antes de llegar al mostrador para entablar conversación con ella y desmarcarse por completo del resto de la expedición. Con toda la naturalidad del mundo y como si fueran una pareja “de toda la vida” se dirigieron al mostrador para elegir plazas contiguas dentro del avión y además en el fondo de la cabina, sin duda buscando estar alejados del mundanal ruido.
Desde el momento del embarque toda la expedición italiana estuvo pendiente de lo que pasaba en el parte trasera de la aeronave, ya que el reciente estreno de la película “Emmanuelle”, en la cual la protagonista se lo hacía con un amante furtivo en el lavabo de un avión, desató todas las especulaciones posibles sobre las opciones de que algo similar pudiera ocurrir en aquel vuelo.
Sin embargo sus expectativas quedaron defraudadas ya que durante varias horas todo se mantuvo en calma y la mayoría pensaron que esta vez el Imparable había pinchado hueso. Sin embargo cuando faltaba relativamente poco para llegar a destino, el propio Clay se levantó para hablar con Giancarlo Piccinini, fotógrafo que viajaba con el equipo, para decirle que estuviera preparado porque algo iba pasar. El fotógrafo no se hizo de rogar y sigilosamente preparó una máquina a la espera de acontecimientos, pero también aprovechó para alertar a quienes estaban cerca sobre la naturaleza del mensaje recibido.
Dicho mensaje corrió como la pólvora y pasados unos minutos todos los que estaban enterados y expectantes pudieron ver como el suizo se levantaba calmosamente de su asiento, abría el compartimento para equipajes, bajaba su bolsa y de ella extraía su casco. Se lo dio a la chica y ésta desapareció en el lavabo… ¡para aparecer poco después con el casco puesto como única prenda y marcarse un “streaking” de ida y vuelta por el pasillo del avión completamente desnuda!
Los integrantes del equipo vitorearon el espectáculo, algunas damas gritaron ofendidísimas, los caballeros se levantaron para dar crédito a sus ojos e intentar no perder detalle, las azafatas quedaron absolutamente desconcertadas y la sobrecargo entró en la cabina de vuelo presa del pánico. Cuando consiguió hilvanar sus confusas explicaciones, el Comandante meditó unos segundos y ante el temor de un escándalo a bordo encendió la luz de “abróchense los cinturones” y a través del altavoz ordenó taxativamente a todo el pasaje que se mantuviera en su asiento porque iban a iniciar las maniobras de aterrizaje.
La capacidad de persuasión de Clay había batido sus propios records con aquel episodio. Como pensaba el Commendatore, menos mal que había testigos porque de lo contrario sus hazañas no serían creíbles, pero aquella lo era y mucho: las fotos de Piccinini (nada que ver con Marco) fueron publicadas en la edición italiana de la revista Playboy.
http://carloscastella.wordpress.com/2013...-a-canada/
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11-02-2013, 16:28
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 13-02-2013, 23:10 por Melife1.)
8-Guerra psicológica
Posted on 11/02/2013
Sentado en su escritorio meditaba día tras día sobre lo que había podido ocurrir aquella noche. Quería preguntar, saber, juzgar y sentenciar, porque quería venganza. Si las cosas eran como imaginaba, no habría perdón para ninguno de los dos: aquella deslealtad era intolerable.
Pero también necesitaba pruebas y conseguirlas era humillarse, rebajarse y reconocer que había sido herido y eso era algo que su orgullo no podía soportar. Tenía que ser más sutil y pensar bien las cosas que iba a hacer.
El domingo por la noche estuvo esperando hasta que el teléfono sonó y Luca le explicó el desarrollo de la carrera canadiense. Lauda había dominado, pero se había salido de la pista por la tierra que dejó Jochen Mass en una salida previa y su nuevo abandono le descartaba matemáticamente de la lucha por el título. Clay había terminado segundo detrás de Emerson Fittipaldi, de manera que ambos estaban empatados a puntos. Quien quedara delante del otro en Watkins Glen sería campeón, siempre y cuando no abandonaran ambos y ganara Scheckter.
Estas noticias no le agradaron. Mientras su team manager se explicaba, él se hizo una composición de lugar de la situación y al terminar le dijo que quería hablar con el Ingeniero Jefe. Cuando éste llamó le dijo que debía volver a la fábrica, que el modelo del año siguiente estaba muy retrasado y que no había tiempo que perder.
Forghieri se llevó una desagradable sorpresa ya que se perdía los días de descanso entre uno y otro gran premio y sobre todo los entrenamientos previos que se celebraban en el Glen unos días antes, fundamentales para la puesta a punto. Se había llevado trabajo para aprovechar el tiempo, pero no esperaba una orden absurda como aquella. ¡Volver a Italia! Menuda paliza iba a tener que pegarse, pero en Ferrari las ordenes absurdas no eran ninguna novedad, así que al día siguiente dio las instrucciones oportunas sobre lo que había que hacer en su ausencia y se dispuso a regresar a casa.
Un día, el Commendatore entro en una de las oficinas y se dirigió al escritorio de Giannina para pedirle el contrato de Niki Lauda. La atemorizada secretaria, que llevaba días esperando una reprimenda y que no sabía que actitud tomar ante el silencio y el vacío de que estaba siendo objeto, quedó sorprendida ya que Él nunca entraba a pedir esta clase de cosas. Dubitativamente buscó en su archivador la documentación y se la entregó.
Durante un par de días se repitió la misma escena con la pobre Giannina muerta de miedo por la tensión que estaba acumulando. Por fin le pidió algo que rompió su resistencia psicológica: el contrato de Clay. Intentó que sus dedos no temblaran al buscar en el apéndice “R” pero no pudo evitarlo al comprobar horrorizada que no había nada en aquel apartado, que el contrato no estaba. Miró en la “Q” y en la “S” mientras sentía que la sombra del Ingeniere se agrandaba sobre ella más y más. Finalmente tuvo que mirarle a la cara para decirle que el contrato no estaba allí.
- ¿El contrato también escapó corriendo por el jardín?
Giannina soltó un grito, se levantó de un salto y salió corriendo del despacho mientras las demás secretarias fingían no oír nada. El Commendatore se dio la vuelta, volvió a su despacho y ordenó buscar a Giannina. Cuando por fin ella aceptó entrar, el Commendatore le indicó el teléfono para que hiciera una llamada.
Poco después se recibió en fábrica una mala noticia. En los test previos Regazzoni se había salido de la pista y había dañado seriamente su monoplaza. Cuando Mauro se lo dijo al Commendatore, se sorprendió por la enigmática sonrisa con que éste recibió la noticia. Tras evaluar los posibles daños y sus consecuencias, acordaron que había aún un chasis en fábrica, así que era mejor enviarlo al Glen. Mauro pensó que aquello era un gasto muy elevado y que aquel chasis ya hacía tiempo que no se usaba, pero tampoco le pareció una mala decisión, cuantas más cosas tuvieran en el Glen, más posibilidades de elegir para poder estar a punto y ganar el título.
Cuando volvió a quedarse solo, el Commendatore mandó llamar a Ginno, el encargado de los repuestos. Tras preguntar sobre diversas piezas acabó concentrando su atención en los amortiguadores. Le hizo llevar uno al despacho y estuvieron hablando un buen rato. Ginno salió del despacho con un encargo muy extraño, pero era un fiel empleado y seguiría a rajatabla las instrucciones que había recibido. Varios lotes de amortiguadores fueron enviados al Glen junto al chasis y con la orden para ser montados en los tres monoplazas. Era una orden firmada con tinta de color violeta y por tanto ineludible.
El jueves anterior al Gran premio USA, Forghieri se desplazó al aeropuerto para marchar al decisivo último Gran Premio de la temporada. Sin embargo se llevó una imprevista sorpresa: ¡su visado para entrar en Estados Unidos estaba caducado! ¡No podía viajar! ¡Iba a quedarse sin asistir al GP más importante del año! ¿Había sido un error de la secretaria, de Gabriela? Eso le extrañó muchísimo ya que era una persona ultra competente. Pero no tenía tiempo que perder pensando en las responsabilidades, así que en vez de volver a Maranello para que le resolvieran el asunto, decidió hacerlo él mismo para intentar ahorrar unas horas preciosas. Optó por irse directamente a la Embajada en Milán y aun llegó a tiempo para que pudieran expedirle un visado nuevo, pero cuando volvió al aeropuerto ya no había ningún vuelo a Nueva York.
Optó por uno que iba a Chicago, ciudad a la que llegó el viernes por la tarde y con un coche de alquiler se dispuso a recorrer los más de 1000 km. que le separaban de su destino. Sin embargo una gran tormenta de nieve en los Montes Apalaches le obligó a pernoctar por allí y a perder unas horas decisivas. Cuando al día siguiente consiguió por fin llegar al Glen, era ya sábado por la tarde, la clasificación se había celebrado y el aspecto era desolador: Lauda, que había conseguido diez poles a lo largo de la temporada, era quinto y Rega, el aspirante al título, décimo.
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13-02-2013, 23:09
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 16-02-2013, 21:43 por Melife1.)
9-La venganza
Posted on 13/02/2013 by Carlos Castellá
Al finalizar el Gran Premio en Mosport (Canadá) todos los equipos se aprestaron a llevar a cabo su rutina habitual. Los mecánicos, la de cargar coches y enseres en un par de camiones de alquiler y prepararse para iniciar el camino hasta Watkins Glen.
Los pilotos y dirigentes, aprovechar los días de fiesta para las casi obligadas visitas a Nueva York o a las cataratas del Niágara.
En aquellos tiempos los pilotos y los equipos disponían de mucho menos dinero que en los tiempos actuales así que nadie hacía estos viajes acompañado y resultaba más económico quedarse de vacaciones que volver a casa. También los medios de transporte eran mucho más precarios y caros, de manera que no era posible hacer dos GP en dos fines de semana consecutivos.
Por ello los equipos se trasladaron directamente al Glen, donde los organizadores habilitaron un par de días de pruebas previos, una pruebas cuyo concepto era muy distinto al de ahora: la pista se abría y allá se las apañara cada uno. No había apenas comisarios, ni controles ni servicios de seguridad o de auxilio. Para los equipos era una manera de trabajar relajada y muy distinta de la actual.
No es pues de extrañar que sucedieran cosas como la que pasó en Silverstone en 1969, cuando el jueves del Gran Premio se abrió la pista para que quienes habían llegado con tiempo pudieran rodar si lo deseaban. El equipo Lotus no estaba todavía, así que Graham Hill estaba por allí pero no tenía coche, mientras Ron Tauranac, el patrón de Brabham, tenía el problema contrario: tenía los coches, pero Jack se había roto una muñeca e Ickx no había llegado todavía. Ante lo cual Ron le ofreció a Graham subirse a uno de sus coches ¡y así ambos pudieron ir entrando “en ambiente”!
Así pues los pilotos y equipos llegaron al Glen para encontrarse con la pista abierta y la posibilidad de poder rodar sin prisas ni agobios. De acuerdo con las instrucciones recibidas, el equipo Ferrari trabajaba especialmente en el coche de Clay, para intentar ganar el título. Todo pasaba por quedar delante de Emerson.
Tras la primera jornada todo estaba tranquilo ya que la ausencia de cronometraje oficial no permitía comparar los tiempos y cada uno iba a lo suyo. Pero aquella noche cuando estaba en su hotel, Clay recibió una llamada inesperada a la que contestó sin demasiadas cortesías antes de darse la vuelta y seguir durmiendo.
Pero por la mañana estuvo recordándola y dándole vueltas. No era una situación cómoda y aunque intentó abstraerse de ello, no pudo evitar que aquel asunto le desconcentrara. Como consecuencia de ello acabó cometiendo un error, saliéndose de la pista y dañando seriamente su monoplaza.
Días después, antes de empezar los entrenamientos libres “de verdad” el suizo tenía preparado un coche nuevo a partir de un chasis que había llegado de manera urgente junto a una serie de repuestos que los mecánicos habían instalado de acuerdo con las órdenes recibidas. Pero cuando las cosas empezaron a ir en serio, los dos pilotos de Ferrari se encontraron con un coche carente de estabilidad y difícil de pilotar, unos monoplazas que se parecían muy poco a los de unos días antes. Sin embargo la falta de buenos tiempos no encendió ninguna alarma, aunque todo el mundo estaba extrañado de la ausencia de Forghieri, cuyo concurso en la puesta a punto era fundamental.
Al día siguiente el Jefe Técnico seguía sin aparecer, así que mientras Montezemolo se ponía cada vez más nervioso, el ingeniero Caliri no sabía muy bien como solucionar aquellos misteriosos problemas de estabilidad. Quizás era culpa de aquellos amortiguadores recién llegados, pero no se atrevía a cambiarlos: las órdenes eran tajantes y la firma violeta no dejaba lugar a dudas sobre quien las había firmado. Dudó sobre comentárselo a Luca, pero pensó que si lo hacía igual este le obligaba a desobedecer las ordenes. Prefería no decir nada para no verse en semejante disyuntiva, él tenia unas instrucciones y prefería cumplirlas.
Al acabar la segunda sesión clasificatoria “Rega” estaba décimo, aunque sólo dos lugares por detrás de Emerson, su gran rival. A base de cambiar reglajes su coche era 14 km/h. más rápido que cualquier otro en velocidad punta, pero la estabilidad era nefasta. En carrera salió bien e incluso delante del brasileño, quien sin embargo le superó antes de acabar la primera vuelta. El subviraje de su monoplaza era atroz con los depósitos llenos y la situación aún se volvería peor ya que ante su sorpresa los topes de goma de los amortiguadores quedaron triturados por el exceso de peso. A consecuencia de ello los muelles empezaron a funcionar de manera errática, convirtiendo el pilotaje en una cuestión de simple supervivencia para mantenerse dentro de la pista. Pocas vueltas después entró por primera vez a cambiar neumáticos. Los hizo en una segunda ocasión y hasta en una tercera pidiendo alguna solución. Pero no había nada que hacer, la carrera y el título estaban perdidos.
En el vuelo de regreso a Maranello no hubo bromas ni fiestas y Clay estaba decidido a pedir explicaciones de lo que había pasado. Ni Forghieri ni Caliri quisieron comentar nada de lo que había pasado y de lo que ellos habían visto en la pista y sobre todo fuera de ella. Poco a poco empezó a entender muchas cosas y a comprender que había sido víctima de un sabotaje.
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10-El Honor antes que el Título
Posted on 15/02/2013 by Carlos Castellá
Valerio estaba trabajando absolutamente concentrado en su trabajo, escribiendo con pulcra caligrafía las cartas que más tarde firmaría con su habitual pluma de tinta violácea el Ingeniere. De pronto levantó la cabeza ¿había oído ruido en el despacho contiguo del jefe?
No, no podía ser. Volvió a su trabajo, pero a los pocos minutos volvió a desconcentrarse. Su despacho estaba contiguo al del Commendatore y que hubiera alguna bronca allí no era raro, pero esta vez debía ser descomunal para que lo oyera él, que estaba sordo desde hacía años.
Extrañado por ello acabó levantándose y tras picar con los nudillos entró preguntando:
- ¿Ocurre algo?
Lo que vio le sorprendió y enseguida lamentó haberse inmiscuido: el Commendatore estaba sentado en su escritorio parapetado detrás de sus gafas oscuras con el rictus de las peores ocasiones; frente a él, de pie, un Regazzoni furioso apretaba con fuerza la silla como si intentara partirla por la mitad; y en un rincón llorando, Giannina, quien aprovechó la interrupción para salir corriendo escondiendo sus ojos bañados en lágrimas.
Al verle el Commendatore le hizo un gesto para que entrara y se sentara en la otra silla. Mientras hacía el corto recorrido, la mente de Valerio repasó a gran velocidad los últimos acontecimientos intentando adivinar lo que estaba ocurriendo allí.
El equipo acababa de llegar de Estados Unidos tras la derrota sufrida a manos de Emerson Fittipaldi y su McLaren, una derrota que había sido dura y un tanto incomprensible y sin duda allí se estaban depurando responsabilidades. Aunque Valerio enseguida entendió que había algo más, ya que no estaban ni Mauro, ni Caliri, señalado por Montezemolo como el responsable del desaguisado técnico, ni el propio Luca. Así que se sentó sin saber muy bien lo que iba a ocurrir aunque entendiendo que le tocaba hacer el papel de fedatario.
Mientras los dos hombres seguían discutiendo y vociferando, él pronto se hizo cargo de la situación y empezó a entender muchas cosas. Ahora entendía porqué en la lista de tareas de Gabriela se había tachado la renovación de un visado; ahora entendía porqué tuvo que ir a buscar un contrato al archivo de Giannina sin que ésta se enterara y porqué tuvo ella que llamar a Estados Unidos y contar que estaba pasando el peor momento de su vida, humillada y asustada. Empezaba a entender porqué el Jefe había querido dejar a Clay indefenso, a entender porqué quería hundirle, a entender porqué quiso impedirle ganar el título. Conocía lo suficientemente bien a su jefe como para saber que éste no podía tolerar que el suizo se proclamara campeón después de haberle faltado al respeto, de haberle menospreciado, porque la enorme discusión de ambos interlocutores le fue dando a entender la causa de todo aquello. Cuando Clay aducía de una manera o de otra que lo que hacía en su vida privada no era asunto de nadie y no tenia nada que ver con su actividad como piloto, el otro se disparaba a su vez acusándole de traidor, de obsceno, de empleado desleal y de peor piloto. La discusión alcanzó tal nivel que el pobre Valerio se perdía cada dos por tres por más que les rogaba que hablaran con calma ya que no podía seguir el movimiento de sus labios.
Pasado un tiempo indefinible el Commendatore dio un golpe sobre la mesa y puso fin a la discusión: Rega estaba despedido por desleal y perdedor y no había más que hablar. Valerio se preparó para otra reacción furibunda, pero esta vez Clay se paró en seco, pareció calmarse y tras unos segundos de reflexión se sentó en la silla y muy calmadamente asintió: “Bien, si estoy despedido, será divertido contar porqué no cumplo los dos años que me quedan de contrato, sobre todo a la prensa italiana”.
Pillado por una vez en falso, el Commendatore pensó que un escándalo de aquella índole no era lo mejor en aquel momento. Que se supiera todo aquello dentro de la fábrica no era nada grave a nivel personal, e incluso hasta le halagaría, pero un escándalo de este tipo a nivel profesional, ahora que había alejado a los buitres de FIAT de allí, no era nada aconsejable. Tras pensarlo, replicó que “tampoco estaría mal saber la opinión de la familia del señor Regazzoni al respecto”, pulla que llegó también a su destino. Clay estaba casado y tenía dos hijos, un escándalo de aquella índole tampoco le apetecía lo más mínimo.
Tras un espeso silencio, Valerio tomó la palabra para expresar por primera vez su opinión: Ferrari ya se había vengado, aún a costa de perder un título; Clay no volvería a acercarse a la fábrica sino era estrictamente necesario y ambos deberían cerrar allí mismo la disputa por el bien de la empresa. Valerio se propuso como garante del pacto e intermediario entre ambos desde aquel momento. Ferrari podía darse por vengado si Clay asumía su culpa. A cambio de su silencio el piloto cumplía su contrato y todos los allí presentes juraban llevarse el secreto a la tumba.
Clay no se lo pensó demasiado y acabó levantando la mirada para decirle a Valerio que él aceptaba. Ferrari no dijo nada y les mandó salir a ambos del despacho, ya que su orgullo le impedía aceptar condiciones de nadie, ni si siquiera de su secretario personal. Pero una vez estuvieron fuera, Valerio le aseguró que aquello equivalía a un “si” y que él se encargaría en el futuro de que el pacto se respetara.
Cuando se quedó a solas, el Ingeniere sonrió sarcástico y a partir de entonces empezó a llamar a Regazzoni “piloti a tempo perso”, (piloto a ratos libres). No había consentido que aquel desleal ganara el campeonato con uno de sus coches, se proclamara campeón con un Ferrari. Se iba a pasar los dos años siguientes haciéndole purgar la culpa como piloto número dos del equipo, ya se encargaría él de que Lauda fuera siempre el primero. El suizo había perdido su favor para siempre, porque para él, el Honor estaba antes que el Título.
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11-08-2013, 18:25
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 11-08-2013, 18:29 por Melife1.)
Los diez lugares imprescindibles del automovilismo
Publicado en 01/08/2013 de Carlos Castellá
Más de una vez hemos comentado cuales serían las cosas fundamentales que hay que hacer automovilísticamente hablando. Podríamos decir aquello de “lugares a los que hay que ir antes de morir” pero eso me parece una exageración.
En todo caso podrían ser diez objetivos que hay que proponerse para sentirse un buen aficionado, pero como en los exámenes, hay que procurar por lo menos aprobar y llegar al 5.
Como el tema me parece divertido, he elaborado una lista para ir comentando aquí de uno en uno los actos o destinos que considero más interesantes. Naturalmente no ha sido fácil elaborarla, pero no porque haya muchos lugares, sino porque he querido hacer una lista realista.
Por tanto me he basado en dos premisas: la primera que sea asequible económicamente y la segunda geográficamente. Lo cual me ha llevado a otro problema y es que en este blog tenemos muchas visitas de Centro y Sudamérica, lo cual plantea el problema de que lo que para los de aquí es asequible para los de allí no y viceversa.
Así que he buscado una solución de compromiso añadiendo a la lista varios destinos de orden global y menos detallado de manera que pueda ser completada según las posibilidades de cada uno. Por supuesto no pretendo sentar cátedra ni impartir lecciones, esto serán sólo entradas curiosas para comentar posibles destinos automovilísticos.
De aquellos donde ya he estado incluiré mis personales puntos de vista y de aquellos donde no, espero que quien haya estado nos ilustre con los suyos. No es mi idea hacer una especie de decálogo de viajes ni nada por el estilo, pero sí es cierto que la sociedad y los medios de difusión actuales nos impelen a ver, opinar y conocer muchos sitios sin salir de casa.
Y eso es un error en todos los aspectos, pero en el del automovilismo, quizás porque es el que más conozco, este error se magnifica. Las carreras de coches vistas por televisión o internet no tienen nada que ver con las vistas al natural y lo mismo ocurre con los lugares. Por muchos vídeos que veamos, o muchos videojuegos que practiquemos, una vuelta al viejo Nurburgring hay que darla en vivo. Y entonces y sólo entonces se puede decir que uno conoce o ha estado en el circuito de los Circuitos.
En fin, que como ya he dicho, esta colección de entradas que iremos haciendo periódicamente son para conocer y comentar todo aquello que nos gustaría hacer o haber hecho. Y si no podemos hacerlo, al menos divertirnos un poco imaginando como serían esos viajes y esas visitas. Naturalmente espero vuestras aportaciones de manera que igual la lista inicial pueda ampliarse o como hago a menudo con las series largas, al final hagamos una recopilación final o un epílogo con aquellos lugares y propuestas interesantes que no estaban en la lista original.
Por supuesto esto no es más que una lista orientativa y quizás os resulte divertido al final hacer la vuestra propia para luego ir tachando aquello que ya habéis hecho y ver lo que os queda por hacer. Y empezar a hacer planes, que eso también es divertido y forma parte de la aventura, como la de buscar amigos para hacer viajes, planificarlos con cierto detalle, buscar lugares y alternativas… son cosas que vale la pena hacer y que son una parte importante tanto de viajar como de sumar puntos para optar al simbólico título de Auténtico Aficionado a las Carreras.
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Diez lugares… 01 El Gran Premio o la carrera “de casa”
Publicado en 08/08/2013 de Carlos Castellá
La primera cosa que hay que traer aquí, el primer destino al que hay que ir para completar una lista de lugares imprescindibles, es sin duda el Gran Premio propio, el de casa, o el que sea más cercano.
Este tiene que ser el inicio de la lista de cosas importantes porque vivir esta carrera es una buena manera de empezar nuestra lista por dos razones. La primera es obvia, es “nuestro” gran premio y la segunda, que una vez vivida una carrera de esta magnitud se pueden planificar mejor las otras.
Y digo esto basándome en que cuando se asiste a un Gran Premio, el evento es sí es lo primordial del viaje. Debido a la aglomeración de público, restricciones de tráfico y dificultades de movilidad y alojamiento, es más difícil aprovechar la circunstancia para conocer otras cosas.
Por eso lo ideal sería ir a un Gran Premio “de casa” en un circuito ya conocido para disfrutar de la carrera sin preocuparse de lo demás. Si uno vive cerca de Barcelona o Valencia, en estos últimos años habrá podido asistir al Gran Premio sin preocuparse de visitar las ciudades. Toda su atención habrá estado puesta en lo que es el Gran Premio propiamente dicho.
Si, ya se que no todo el mundo vive cerca de Valencia o Barcelona y para muchos el desplazarse a este Gran Premio en casa es también una pequeña aventura. Pero igualmente este es un buen inicio, porque viajar dentro del propio país siempre es más fácil que hacer una salida al extranjero y por tanto esta es la mejor manera de empezar a sumar puntos para nuestra nota final.
Naturalmente si el Gran premio pilla lejos también se puede sustituir por algún evento en el circuito más cercano. En esta vida no todo es Fórmula 1 y a veces se puede disfrutar más en una reunión de GT, del DTM, el WTCC, el WEC o cualquier otra reunión automovilística de cierto nivel.
En estos eventos hay más relajación de los controles, lo que permite vivir la competición más de cerca, no hay tantas restricciones para entrar en el paddock y los participantes son mucho más abiertos y comunicativos. Tampoco es de desdeñar el que económicamente estas carreras son mucho más accesibles en todos los aspectos y así por poner un ejemplo si se va a una reunión de la World Series by Renault la entrada es gratuita y el paddock está lleno de actividades.
Además hay lugares cercanos que permiten hacer un viaje por poco dinero: ir a Alcañiz es accesible desde cualquier lugar de la parte norte de la península y permite disfrutar de la increíble hospitalidad de sus gentes y de la auténtica pasión con que se viven las carreras en la ciudad; no conozco el circuito de Navarra pero fui a la ciudad muchos años a celebrar el Interregiones de Karting que cada año era la carrera más divertida, porque los navarros son gente de una gran deportividad y ganaran o perdieran, la fiesta era la misma.
Y no digamos para los que viven en el sur, desplazarse hasta Jerez, Portimao o Estoril para ver carreras no es tan difícil y unos “pescaítos” con unos vinos en Jerez por la noche son el complemento ideal de cualquier carrera. Por el otro lado el Jarama, Cheste o La Torrecica son destinos asequibles, así que insisto, si la Fórmula 1 queda lejos o es demasiado cara, siempre hay lugares para ir a ver carreras. Y eso vale para todo aquel que no esté en España, seguro que todos los países y lugares tienen relativamente cerca un circuito o en su defecto un rallye, un raid, una Subida o una actividad de motor a la que asistir.
Por eso la primera cosa que hay que hacer para optar a nuestro simbólico título de “buen aficionado a las carreras” es asistir a las más cercanas. Vale la pena empezar por ellas incluso para saber si uno verdaderamente disfruta de las carreras en vivo, ya que como dije en la presentación, verlas en directo no tiene nada que ver con verlas por televisión.
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Diez lugares… 02 – Spa Francorchamps
Publicado en 12/08/2013 de Carlos Castellá
Si, ya imagino que muchos esperabais que empezara por el Nurburgring como meca máxima de todo buen aficionado, pero como ya he dicho que esta lista no pretende sentar ningún orden sino que tiene que ser aleatoria, me he decidido por Spa.
Especialmente porque elegir Spa es empezar por uno de los mejores circuitos del mundo que tiene una ventaja con respecto al viejo Nurburgring y es que se siguen celebrando carreras y Grandes Premios.
Así que la elección de Spa se puede hacer bajo tres premisas: con ocasión del Gran Premio, de otra carrera o de ninguna. Toda la zona de las Ardenas es muy bonita y con muchos lugares interesantes que visitar. La propia ciudad de Spa es famosa por sus balnearios, que es de donde procede la lexicalización del término. Hay un hotel cuyas termas están en lo alto de la montaña y para acceder a ellas hay que subir con un ascensor de esos exteriores. Parece un funicular y sin duda muy pocos podremos ir ahí. El precio debe ser desorbitado, pero supongo que debe haber otros spas más accesibles.
Foto, Carlos CastelláEntre el circuito y Spa hay un aeródromo muy agradable, donde además si hay GP se pueden ver los aviones particulares de pilotos, managers y demás pudientes de la Fórmula 1. Es un sitio tranquilo donde hay incluso un par de aviones de exhibición y en su zona de césped los niños pueden jugar o se puede pasar un rato de relax.
Por el otro lado está Stavelot, que es un pueblo bonito y que tiene un museo que lamentablemente no he tenido ocasión de visitar en mis diversas visitas al circuito. También tiene algunos recuerdos de la II Guerra Mundial, ya que la batalla de las Ardenas fue en esa zona, aunque no puedo dar información sobre este tema porque no es mi especialidad.
Lo que sí puedo reseñar es que para ir a Stavelot hay que utilizar la carretera del viejo trazado con dirección a Les Combes y Malmedy. Para llegar hay que pasar la “chicane” de Masta, que queda a la derecha y cuyos bordillos aún son visibles (foto de abajo) y antes de llegar al pueblo se puede girar a la derecha para seguir el trazado antiguo. No tiene pérdida, es una carretera que muere en el inicio de Blanchimont, que está cerrado al tráfico ya que ahora todo el circuito es permanente.
Sin embargo estas cosas son difíciles de hacer y visitar en un fin de semana de Gran Premio, porque lo más probable es que el viejo circuito esté cortado o sólo se pueda pasar si se tiene una entrada para aquella zona. También es posible que el aeropuerto esté colapsado y seguro que los precios de alojamiento y comidas son más altos de lo normal.
Sin embargo hacer esto con ocasión de las 24 Horas o las WS es más accesible, hay gente y controles pero no hay la rigidez del GP. Una visita a Spa se puede combinar además con un viaje un poco más extenso, como puede ser visitar Bruselas, Waterloo, Zolder (con su memorial dedicado a Gilles Villeneuve) e incluso ir al Nurburgring que está cerca. Por supuesto no en un fin de semana de carreras sino en un viaje de vacaciones un poco más organizado.
Yo he estado en Spa durante los GP, con las WS y por libre, un día de diario. En la primera ocasión tuve que irme a dormir a Holanda (una de las veces en la famosa ciudad de Maastricht) en la segunda aproveché para recorrer el viejo trazado y en la tercera pude visitar el Radillón, la Bus Stop, las tribunas frente a la meta, pasear por Spa y Stavelot y descansar en el aeródromo. Es decir, hacer una visita estrictamente turística pero igualmente satisfactoria.
Por supuesto hay que ir muy bien preparado para la lluvia y el frío, una constante en la zona, donde hay campings y hoteles en plan Gasthaus, es decir donde se alquilan habitaciones por precios razonables. Y por supuesto ir dispuesto a comer el más tradicional de los platos belgas, los mejillones en cualquiera de las mil y una formas en que los cocinan y que siempre sirven con patatas fritas.
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Diez lugares… 03 – Italia
Publicado en 15/08/2013 de Carlos Castellá
Si, Italia. Hay muchas cosas que ver en la Italia automovilística, así que este es un destino genérico, de los que aparecerán algunos más en esta serie. Italia tiene muchas cosas que ver y visitar, pero es evidente que las máximas son Monza y Maranello.
Ir a Monza para el Gran Premio (tranquilos que Ecclestone no se lo cargará) es uno de las cosas más accesibles e interesantes que se pueden hacer, porque el país es similar al nuestro, no está lejos y es un viaje al que se le puede sacar mucho provecho.
El circuito es viejo y no muy cómodo a nivel de accesos, parkings y lugares donde ver la carrera, pero claro es Monza, uno de los escasos “templos” que aún quedan en pie y donde poder ver un gran premio de los llamados históricos. Es difícil moverse por el circuito y muy poco probable que podáis entrar, aunque sea brevemente, en el viejo ovalo.
Pero el ambiente de Monza es increíble e inenarrable, es un público fervoroso, totalmente ferrarista, pero también entendido a la vez que un tanto exótico. Yo he visto por las pelousses a mamás con niños en el cochecito (sin el padre, la aficionada era la mamá, envuelta en una bandera), abuelas tejiendo calceta con un ojo y con el otro pendiente de la pista ¡e incluso trileros intentando engañar a algún incauto!
museo-660x401Hay mucho público, así que es cuestión de asegurarse la entrada y el alojamiento con tiempo suficiente y por supuesto aprovechar el viaje para intentar llegar hasta Maranello y visitar el Museo Ferrari y hacerse las fotos de rigor en el restaurante “Il Cavallino” y por supuesto en la puerta de entrada de la factoría.
Si vamos a Maranello se puede aprovechar para hacer una visita a Imola, que está a menos de cien kilómetros. Una foto en la estatua en recuerdo de Senna puede ser un motivo más que suficiente para ir hasta allí, si bien a mi el circuito no me gusta nada y no se si es posible acceder en días laborables, es decir, sin que haya carrera.
Monza, Maranello e Imola son los tres ejes fundamentales de un viaje a Italia, donde como ya he dicho otras veces y repetiré en esta serie, también vale la pena hacer con ocasión de alguna reunión que no sea el Gran Premio. En Monza con el WTCC o las WS el ambiente es mucho más tranquilo y se puede disfrutar mejor del circuito. Además al ser reuniones menos importantes se puede aprovechar el viernes para ir a los otros lugares mencionados.
Pero Italia tiene mucho más que ver: En Módena está el museo dedicado a Enzo Ferrari y el museo Alfa Romeo está en Arese, prácticamente al lado de Milán; El circuito de Mugello permite visitar la Toscana, una de las zonas más bonitas de Italia, a un tiro de piedra de Florencia, una de las ciudades más artísticas del mundo; si sois más “moteros” evidentemente además de Mugello hay que ir a Misano y visitar la zona del Adriático con sus magníficas playas y además hacer una excursión para subir a San Marino. Como país es poca cosa pero siempre es una experiencia poder decir que se ha estado allí. Y por supuesto si el viaje no es sólo automovilístico, la visita a Venecia es imprescindible.
No me olvido de las muchas pistas de karting que existen, algunas de cuyas pruebas son de relevancia internacional y que también pueden ser la excusa para hacer un viaje a Italia si estáis metidos en ese mundillo. No creáis que ir a carreras de karts es una nadería, yo fui a tres mundiales y en ellos conocí y hablé con pilotos que luego han hecho historia.
1Una de las grandes ventajas de ir a Italia es que es un país parecido al nuestro y por tanto accesible tanto económica como culturalmente. La comida es buena y barata, sus gentes son amables y el idioma no es una barrera infranqueable, lo que facilita mucho las cosas. En el lado negativo, sus carreteras y autopistas están mal señalizadas, ya que muchas veces las indicaciones están justo encima de la salida y cuando uno la ve ya es demasiado tarde. También mucho cuidado con su manera de conducir, van a ritmo de gran premio, respetan las señales sólo cuando es imprescindible y utilizan la bocina constantemente. Y si vais a alguna carrera, mucho cuidado en no dejar nada de valor dentro del coche si no queréis llevaros un disgusto.
Y para terminar, un último apunte sobre la Italia automovilística: el circuito de Vallelunga está cerca de Roma (ciudad imprescindible) y si os proponéis unas vacaciones en Sicilia, allí está el circuito de Enna-Pergusa (el pueblo es Enna y el circuito bordea el lago de Pergusa) y visitar la isla siguiendo el recorrido de la Targa Florio es una de las asignaturas que espero aprobar algún día.
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Diez lugares… 04 – Nurburgring
Publicado en 22/08/2013 de Carlos Castellá
Los actuales vientos de guerra que soplan sobre el Nurburgring, anunciando su posible cierre o desaparición, hacen aconsejable no demorar demasiado esta visita, una de las más importantes de este decálogo.
De todas formas no creo que vaya a desaparecer porque es una ingente fuente de ingresos para la zona, aunque ahora estén pasando dificultades económicas por culpa de las mega instalaciones nuevas que hicieron hace un par de años.
Uno de los inconvenientes que tiene el Ring y que es la causa de estos problemas es que está en una zona solitaria. La primera ciudad importante es Bonn y la siguiente Colonia, distantes un centenar de kilómetros, así que cuando se va allí sólo vale la pena ir al circuito.
Por tanto es útil aprovechar el viaje a Spa u otro destino cercano si la visita es en plan turista, para ir a darse alguna vuelta al viejo trazado. Importante también asegurarse que el día que vayamos no esté ocupado, pues a menudo el circuito grande está cerrado para ensayos privados.
Una alternativa es preparar el viaje de manera que podamos estar un día más allí por si surge algún inconveniente. Además del mencionado, los accidentes, la lluvia o la niebla también provocan cierres temporales, con lo cual la posibilidad de ir y después quedarnos en blanco no es descartable.
Por ello lo ideal es planear el paso por el Ring haciendo noche en alguno de los muchos alberges, hoteles o casas con habitaciones que hay a su alrededor. Llegar por ejemplo al mediodía para rodar por la tarde es una opción con la reserva del día siguiente, bien sea para una segunda visita, bien sea para la primera si la suerte no ha acompañado.
Naturalmente el Nordschleife vale por si mismo el viaje, pero el otro Nurburgring también tiene alguna cosa interesante, como el nuevo complejo de tiendas, hoteles y tribunas (causante de los problemas económicos actuales) y un bonito museo en el que admirar auténticos coches de carreras, un Fórmula 1 desmenuzado y una curiosa galería de pilotos de figuras de cera.
Si vais con ocasión del GP de Alemania, atentos, porque cuando yo iba el circuito grande estaba cerrado, cosa que también ocurre en la gran concentración de Clásicos del verano. Si sois amantes de esta especialidad, la cita es en Agosto y hay multitud de vehículos en ambos circuitos en lo que es una gran fiesta de esta modalidad. También ha que tener en cuenta cuando hacen carreras de resistencia, ya que hay varias de seis horas y una de 24, así que verificad bien el calendario
Tampoco es desdeñable subir al castillo del Eifel a contemplar la magnífica vista que debe haber desde allí (yo he llegado hasta la puerta pero no en horas de visita, así que no he podido entrar) y una vuelta por el pueblo de Nurburg también es curiosa pues todo son tiendas y talleres relacionados con el circuito.
En cuanto al Nordschleife propiamente dicho, algunas recomendaciones. Si vais en plan tranquilo o turístico, dar la vuelta es un gran placer y una enorme sensación. Hay que ir con un ojo en la pista y el otro en el retrovisor ya que hay multitud de “racers” que van a por todas y no es infrecuente que haya accidentes. Las motos salen conjuntamente con los coches y son las más peligrosas, porque nunca sabes por donde te van a adelantar.
Yo siempre voy muy de mañana (en una ocasión fui el primero en entrar) porque hay menos tráfico. En contrapartida la pista puede estar húmeda, pero como yo no iba para batir el record de vuelta, pues no pasa nada. También es divertido estarse un rato en la zona previa viendo los coches que van entrando, el ambiente Racing que se genera, la tienda de souvenirs o el bar.
Ahora bien, si queréis ir en plan competitivo, por los alrededores de la pista hay empresas que alquilan coches preparados para ir de carreras. Los precios son accesibles y por 200-300 euros se pueden conseguir turismos preparados para ir a dar una vueltas “de verdad”. Naturalmente cuanto mejor sea el coche más caro es el precio, pero si queréis daros ese placer pues adelante.
Una vuelta vale 26 euros, cuatro vueltas 97 y nueve 202, precios que no son baratos pero os aseguro que la experiencia lo vale. Es cuestión de calcular y lógicamente si vais expresamente, el viaje bien merece darse al menos un par de vueltas al majestuoso circuito de los circuitos: El viejo Nurburgring.
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29-08-2013, 21:39
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 29-08-2013, 21:40 por Melife1.)
Diez lugares… 05 Gran Bretaña
Publicado en 29/08/2013 de Carlos Castellá
Este es otro destino genérico. Hay tantas cosas “Racing” que ver en Gran Bretaña, que no se puede elegir una o dos, es de esos viajes que hay que hacer con una ruta concienzuda.
Silverstone, Brands Hatch, Goodwood, Brooklands, las sedes de los equipos, museos, librerías, monumentos… la lista es casi infinita y aquí cada uno tendrá que hacerse la suya propia.
Naturalmente todo irá en función del presupuesto, pero un viaje a las Islas merece que sea un poco largo, intentar aprovechar un puente o unos días de vacaciones para prolongarlo y visitar varias cosas.
Como por algo hay que empezar, lo haremos por los circuitos. Silverstone durante el Gran Premio es garantía de caos circulatorio, de horas de interminables colas y embotellamientos y de al menos un día de lluvia, así que como ya he dicho en otras ocasiones, ir a este gran premio exige no querer aprovechar esos días para hacer otras cosas. Se va a Silverstone y nada más.
Sin embargo si se hace una ruta de circuitos, de sur a norte se puede empezar por Goodwood (foto de apertura), que tiene el típico sabor inglés y que no está lejos de Brands Hatch, circuito bonito y agradable de ver. Subiendo hacia el norte es obligatorio pasar por el viejo autódromo de Brooklands, el primer circuito de la historia, que tiene un buen museo y está casi en la periferia de Londres si la capital forma parte de nuestro viaje.
Seguir hacia arriba para pasar por Silverstone y seguir hasta Donnington, cuyo museo es uno de los mejores del mundo, puede ser un viaje fascinante a medias entre lo automovilístico y lo puramente turístico. Y ya puestos, cerca de Donnington está Oulton Park, otro de estos pequeños circuitos británicos donde en ocasiones es posible alquilar un coche y darse una vuelta en el circuito, lo que ellos llaman “driver experience”.
Todos estos lugares tienen alrededores y motivos “Racing” a veces directamente relacionados con el circuito, a veces casualmente. Al lado de Goodwood está la imponente fábrica de la Rolls Royce y en Silverstone basta buscar un poco para encontrar la sede de diversos equipos, entre ellos Force India. Y en los circuitos es fácil encontrar tiendas de merchandaising, librerías y otras establecimientos, todos ellos peligrosísimos para nuestros bolsillos por las maravillas que hay en ellos.
Por cierto, no muy lejos de Goodwood está el famoso conjunto prehistórico de Stonehenge y si nos desviándonos de la ruta para ir allí, podemos aprovechar para pasar por el circuito de Thruxton, que entonces viene casi de camino. No voy a recomendaros que hagáis como nuestros amigos del Club Hermanos Rodríguez, que en un viaje desde México aprovecharon tanto la visita a las Islas que incluso se fueron hasta Gales a buscar el monumento en recuerdo de Tom Pryce, pero como podéis ver, opciones hay muchas.
Ni que decir tiene que si vais a Escocia es obligado pasar por Duns, ciudad natal de Jim Clark, que no está muy lejos de Edimburgo y que posee un pequeño museo, un monumento y por supuesto la tumba del as escocés, que está en Chirnside. Si sois fanáticos del Team Lotus hay que ir a Norwich para visitar la sede del Classic Team Lotus, aunque su ubicación está apartada de las rutas mencionadas hasta ahora y no se si es posible visitarlo en plan turístico.
Me dejo muchas cosas, como el Festival of Speed de Goodwood, la famosa subida en cuesta de coches clásicos que año tras año congrega a miles de visitantes por los maravillosos coches que se ven allí. Si sois aficionados al Vintage, o los Clásicos, hay lugares y museos a cientos y si finalmente os decidís a ir a Gales, podéis ir a Pendine, donde está el Museum of Speed, cuya pieza más preciada es el Babs de Parry Thomas, una de las joyas de la historia de la competición que me gustaría ver algún día.
En fin, destinos hay miles, esto no es más que una pincelada de lo que se puede encontrar en las Islas, es un viaje que quizás vale la pena hacer al margen de las carreras, organizarlo bien, asegurarse de los destinos a los que vamos, aprovechar para hacer un poco de turismo y para practicar inglés y sufrir gustosamente las incomodidades del país: las libras esterlinas, la conducción a la inversa, la comida infame, los hoteles cochambrosos y el tiempo desapacible. Que se le va a hacer, nada es perfecto…
http://carloscastella.wordpress.com/2013...n-bretana/
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