08-04-2011, 07:43
El día que los pilotos hicieron huelga al compás de Mozart y Beethoven
Imagen correspondiente a la huelga de pilotos de Kyalami de 1982.
@Javier Rubio.- 08/04/2011 (06:00h)
"Si la situación empeora hasta el punto de volverse peligrosa, creo que tenemos la fuerza para hacer valer nuestra posición". Sebastian Vettel insinuaba sutilmente esta semana un posible plante de los pilotos si la FIA no escucha sus peticiones respecto a la complejidad de los actuales monoplazas. Resulta curioso ver al campeón del mundo más joven de la historia acercando la mano a la cartuchera, cuando en el pasado eran los veteranos los que ponían 'el casco sobre la mesa'.
Como en 1982, cuando se produjo la primera y única huelga en la historia de la Fórmula 1. Niki Lauda volvía entonces de un retiro de tres años. Al solicitar la obligatoria superlicencia descubrió en el formulario una cláusula que vinculaba su concesión al equipo del piloto, incluyendo la duración de su contrato. Pero con 'The Rat' habían topado. El austríaco comprendió que podían convertirse en mercancía de los equipos, sin libertad de maniobra ni de contratación.
Con el autobús en la puerta
La primera carrera se celebraba en Kyalami, Sudáfrica. El austríaco contactó con Didier Pironi, presidente de la Asociación de Pilotos. Ambos plantearon el tema a la FISA (la Federación) y la FOCA (Bernie Ecclestone), pero encontraron la negativa más absoluta a cualquier tipo de acuerdo. Los dos, luego apoyados por Nelson Piquet -empleado de Ecclestone, y campeón del mundo-, pasaron directamente a la acción.
Cuando los pilotos llegaron a la primera sesión de entrenamientos libres, Lauda y Pironi fueron explicando la situación a sus colegas, uno por uno, mientras les invitaban a subir a un autobús ya preparado que les devolvería a Johannesburgo para celebrar una reunión. En realidad, los inductores del motín ya habían decidido la huelga. El famoso Sunnyside Park Hotel, o más bien su piscina, se convirtió en el centro de operaciones.
Didier Pironi se quedó negociando en el circuito. Solo el alemán Jochen Mass salió a la pista. También un Lotus, pero luego se descubriría que su piloto era un mecánico con el mono y el casco de Elio de Angelis, que en esos momentos estaba en la piscina con sus colegas. El genial Colin Chapman intentaba disimular a la espera de que todo se resolviera. No fue así, y Pironi recibió un ultimátum: o los pilotos volvían a la pista, o lo hacían a su casa. Y para siempre.
El piano, gran protagonista
Como Lauda y Pironi dudaban del temple de algunos colegas, decidieron que los pilotos debían permanecer encerrados en una sala en vez de subir a las habitaciones individuales. Para dormir se trajeron colchones, pero todos de matrimonio. Y así, en parejas, se acostaron los mejores pilotos del mundo. Patrick Tambay avisó que si de semejante promiscuidad nacía un hijo, a nadie debería extrañarle que fuera piloto en el futuro. La carcajada se escuchó en París.
Aquella noche los pilotos no se aburrieron. En la sala había un piano. El italiano Elio di Angelis, de alta cuna y exquisita educación, deleitó al público asistente con piezas de Mozart. Menos clásico, Gilles Villeneuve imitaba con acierto a un famoso concertista de jazz, pero acudía a los acordes de la Quinta de Beethoven como introducción cada vez que Pironi llegaba con noticias del circuito. Y para completar tan surrealista velada, Bruno Giacomelli, el único piloto comunista confeso en la historia de la Fórmula 1, leyó algunos textos sobre el terrorismo en Italia. Indudablemente, su auditorio era el mejor caldo de cultivo para su proselitismo…
El 'team manager' deArrows, Jacky Oliver, pretendió entrar en la sala como si de un 'geo' se tratara. El piano volvió a confirmar su protagonismo cuando fue utilizado para bloquear la puerta. Por la noche, los pilotos solucionaron el 'repostaje' de sus necesidades dejando una llave en una bandeja con la que debía cerrar la puerta por fuera quien saliera, jurando por su honor que, a la vuelta, también la cerraría por dentro. Algunos sufrieron diarrea, pero mental, por el miedo ante las consecuencias del plante para su carrera deportiva. Teo Fabi, sucumbió a ella. Se marchó para contar lo hablado dentro de la sala a Ecclestone, aunque luego volvería ante los reproches de sus compañeros.
Los pilotos ganaron la batalla
Finalmente se alcanzó un principio de acuerdo, aunque muchos 'team managers' hicieron un gran esfuerzo para no estrangular a sus pilotos. D ehecho, Ecclestone impidió correr a Piquet con su Brabham. Puso a todos sus coches el nombre y el número de Ricardo Patrese. El resto se plantó. Al final hubo carrera, que ganó Alain Prost. Sin embargo, los comisarios emitieron un comunicado durante la prueba, según el cual la tregua expiraba al caer la bandera a cuadros, con lo que los pilotos eran suspendidos indefinidamente…
Pero en la siguiente carrera todos estaban en sus monoplazas. De la famosa cláusula nunca más se supo. Curiosamente, pocas semanas más tarde, muchos de los 'team managers' que habían amenazado con despedir a sus pilotos se declararon en huelga por el conflicto que enfrentaba por entonces a la FISA y a la FOCA.
¿Llegarán al plante en 2011 Vettel y compañía? ¿Se imaginan a Fernando Alonso y Lewis Hamilton durmiendo en un mismo colchón por el alerón móvil, Kers, y demás historias? Si así fuera, menudo pedazo de piloto podríamos tener dentro de unos cuantos años…
Dentro del paddock
Imagen correspondiente a la huelga de pilotos de Kyalami de 1982.
@Javier Rubio.- 08/04/2011 (06:00h)
"Si la situación empeora hasta el punto de volverse peligrosa, creo que tenemos la fuerza para hacer valer nuestra posición". Sebastian Vettel insinuaba sutilmente esta semana un posible plante de los pilotos si la FIA no escucha sus peticiones respecto a la complejidad de los actuales monoplazas. Resulta curioso ver al campeón del mundo más joven de la historia acercando la mano a la cartuchera, cuando en el pasado eran los veteranos los que ponían 'el casco sobre la mesa'.
Como en 1982, cuando se produjo la primera y única huelga en la historia de la Fórmula 1. Niki Lauda volvía entonces de un retiro de tres años. Al solicitar la obligatoria superlicencia descubrió en el formulario una cláusula que vinculaba su concesión al equipo del piloto, incluyendo la duración de su contrato. Pero con 'The Rat' habían topado. El austríaco comprendió que podían convertirse en mercancía de los equipos, sin libertad de maniobra ni de contratación.
Con el autobús en la puerta
La primera carrera se celebraba en Kyalami, Sudáfrica. El austríaco contactó con Didier Pironi, presidente de la Asociación de Pilotos. Ambos plantearon el tema a la FISA (la Federación) y la FOCA (Bernie Ecclestone), pero encontraron la negativa más absoluta a cualquier tipo de acuerdo. Los dos, luego apoyados por Nelson Piquet -empleado de Ecclestone, y campeón del mundo-, pasaron directamente a la acción.
Cuando los pilotos llegaron a la primera sesión de entrenamientos libres, Lauda y Pironi fueron explicando la situación a sus colegas, uno por uno, mientras les invitaban a subir a un autobús ya preparado que les devolvería a Johannesburgo para celebrar una reunión. En realidad, los inductores del motín ya habían decidido la huelga. El famoso Sunnyside Park Hotel, o más bien su piscina, se convirtió en el centro de operaciones.
Didier Pironi se quedó negociando en el circuito. Solo el alemán Jochen Mass salió a la pista. También un Lotus, pero luego se descubriría que su piloto era un mecánico con el mono y el casco de Elio de Angelis, que en esos momentos estaba en la piscina con sus colegas. El genial Colin Chapman intentaba disimular a la espera de que todo se resolviera. No fue así, y Pironi recibió un ultimátum: o los pilotos volvían a la pista, o lo hacían a su casa. Y para siempre.
El piano, gran protagonista
Como Lauda y Pironi dudaban del temple de algunos colegas, decidieron que los pilotos debían permanecer encerrados en una sala en vez de subir a las habitaciones individuales. Para dormir se trajeron colchones, pero todos de matrimonio. Y así, en parejas, se acostaron los mejores pilotos del mundo. Patrick Tambay avisó que si de semejante promiscuidad nacía un hijo, a nadie debería extrañarle que fuera piloto en el futuro. La carcajada se escuchó en París.
Aquella noche los pilotos no se aburrieron. En la sala había un piano. El italiano Elio di Angelis, de alta cuna y exquisita educación, deleitó al público asistente con piezas de Mozart. Menos clásico, Gilles Villeneuve imitaba con acierto a un famoso concertista de jazz, pero acudía a los acordes de la Quinta de Beethoven como introducción cada vez que Pironi llegaba con noticias del circuito. Y para completar tan surrealista velada, Bruno Giacomelli, el único piloto comunista confeso en la historia de la Fórmula 1, leyó algunos textos sobre el terrorismo en Italia. Indudablemente, su auditorio era el mejor caldo de cultivo para su proselitismo…
El 'team manager' deArrows, Jacky Oliver, pretendió entrar en la sala como si de un 'geo' se tratara. El piano volvió a confirmar su protagonismo cuando fue utilizado para bloquear la puerta. Por la noche, los pilotos solucionaron el 'repostaje' de sus necesidades dejando una llave en una bandeja con la que debía cerrar la puerta por fuera quien saliera, jurando por su honor que, a la vuelta, también la cerraría por dentro. Algunos sufrieron diarrea, pero mental, por el miedo ante las consecuencias del plante para su carrera deportiva. Teo Fabi, sucumbió a ella. Se marchó para contar lo hablado dentro de la sala a Ecclestone, aunque luego volvería ante los reproches de sus compañeros.
Los pilotos ganaron la batalla
Finalmente se alcanzó un principio de acuerdo, aunque muchos 'team managers' hicieron un gran esfuerzo para no estrangular a sus pilotos. D ehecho, Ecclestone impidió correr a Piquet con su Brabham. Puso a todos sus coches el nombre y el número de Ricardo Patrese. El resto se plantó. Al final hubo carrera, que ganó Alain Prost. Sin embargo, los comisarios emitieron un comunicado durante la prueba, según el cual la tregua expiraba al caer la bandera a cuadros, con lo que los pilotos eran suspendidos indefinidamente…
Pero en la siguiente carrera todos estaban en sus monoplazas. De la famosa cláusula nunca más se supo. Curiosamente, pocas semanas más tarde, muchos de los 'team managers' que habían amenazado con despedir a sus pilotos se declararon en huelga por el conflicto que enfrentaba por entonces a la FISA y a la FOCA.
¿Llegarán al plante en 2011 Vettel y compañía? ¿Se imaginan a Fernando Alonso y Lewis Hamilton durmiendo en un mismo colchón por el alerón móvil, Kers, y demás historias? Si así fuera, menudo pedazo de piloto podríamos tener dentro de unos cuantos años…
Dentro del paddock
" creo que he pasado toda mi vida, los nueve últimos años de mi carrera en la Fórmula 1 preparándome para este momento, para estar listo. Al fin ha llegado." Fernando Alonso (30/09/09)