17-04-2011, 22:07
Lo que hemos visto en el Gran Premio de China no ha sido más que la constatación de que alguien en Ferrari no ha hecho bien su trabajo, y no me refiero en este caso a Fernando Alonso y a Felipe Massa. La gestión de los neumáticos ha sido, por lo menos, triste, y la poca o nula capacidad de reacción ante un planteamiento erróneo está muy lejos de lo que se espera de la escudería más veterana de la Fórmula 1.
Que la estrategia ganadora era tres paradas no sólo lo ha demostrado Lewis Hamilton, que por fin ha impedido que sonara el himno alemán este año tras una carrera, sino también un Mark Webber que se va a despedir de Red Bull (no cuenten con su presencia al lado de Vettel en 2012) y que se ha marcado una épica remontada desde el 18 al tercer puesto. Alonso afirmó a los micrófonos de La Sexta antes de la carrera que tenían previsto hacer dos paradas, pero con posibilidad de cambiar a tres si así lo exigía la carrera. Pues no, no estaban preparados para esta modificación.
Lo peor es que se veía venir. En Ferrari eran conscientes de la situación tras Australia y Malasia, y por eso mandaron volver desde Malasia a Maranello antes de viajar a China (es decir, unos 20.000 km de viaje) a Aldo Costa (director técnico), Pat Fry (ingeniero jefe) y Stefano Domenicali (director deportivo). En teoría se fueron para estudiar qué había pasado, dónde se habían equivocado y qué soluciones dar; el problema parece detectado: el F150 Italia está mal diseñado. Los datos del túnel de viento (tienen dos, ya que en enero compraron el de Toyota en la ciudad alemana de Colonia) no se corresponden a lo que en pista se ve. Y todo porque al escalar desde la maqueta al monoplaza real, no cuadran los datos.
En McLaren ocurrió algo similar, con la diferencia de que en Woking detectaron el fallo de su revolucionario diseño antes de la carrera de Australia, entre las jornadas de test de pretemporada en Montmeló. Rectificaron, retocaron los fallos y ante nosotros tenemos al único monoplaza capaz de tutear (e incluso superar, si se dan bien las circunstancias) a Red Bull y a Sebastian Vettel.
¿Hasta cuándo va a soportar Luca di Montezemolo que Stefano Domenicali tome decisiones erróneas? La debacle de Abu Dhabi 2010 se saldó con la cabeza de Chrys Dyer, pero vistas las tres carreras que llevamos de campeonato, a lo que hay que sumar lo visto en 2010: la pantomima de las órdenes de equipo en Alemania, además de lo ya citado de Abu Dhabi son sólo dos ejemplos de lo más flagrante (el GP de Inglaterra o el GP de Europa en Valencia también podrían entrar aquí). Si a un estratega perdido le unimos un monoplaza mal diseñado (admitido por ellos), tenemos como resultado que Lotus Renault (sin su piloto estrella, Robert Kubica) y posiblemente Mercedes han superado a un Cavallino que de Rampante sólo le queda el nombre y el glorioso pasado.
Este domingo se ha demostrado que Domenicali se equivocó, como máximo responsable de lo que ocurra en Ferrari, y lejos de arrepentirse o admitirlo siguió en sus trece con las declaraciones posteriores: “Desde el punto de vista estratégico, no creo que hubiera cambiado mucho si había hecho tres paradas en lugar de dos”. En el caso de Fernando Alonso, quizá; en el caso de Felipe Massa, no está tan claro, y el propio piloto dio el motivo: “A Hamilton le adelanté en pista, y ha quedado delante de mi”. Demoledor.
Si, como apuntan los rumores desde el país de la bota, Montezemolo está preparándose para dar el salto a la política, tendrá que estar preparado para los ceses. Stefano Domenicali no es, ni de lejos, Ross Brawn ni mucho menos Jean Todt, esa dupla que movía los hilos detrás de Michael Schumacher en los boxes rojos. Y en Ferrari no hay lugar al error. Urge una reacción o una revolución. Y me refiero una revolución de verdad. Con guillotinas, si fuera preciso.
http://www.sportyou.es/blog/formula-1/20...15362.html
Que la estrategia ganadora era tres paradas no sólo lo ha demostrado Lewis Hamilton, que por fin ha impedido que sonara el himno alemán este año tras una carrera, sino también un Mark Webber que se va a despedir de Red Bull (no cuenten con su presencia al lado de Vettel en 2012) y que se ha marcado una épica remontada desde el 18 al tercer puesto. Alonso afirmó a los micrófonos de La Sexta antes de la carrera que tenían previsto hacer dos paradas, pero con posibilidad de cambiar a tres si así lo exigía la carrera. Pues no, no estaban preparados para esta modificación.
Lo peor es que se veía venir. En Ferrari eran conscientes de la situación tras Australia y Malasia, y por eso mandaron volver desde Malasia a Maranello antes de viajar a China (es decir, unos 20.000 km de viaje) a Aldo Costa (director técnico), Pat Fry (ingeniero jefe) y Stefano Domenicali (director deportivo). En teoría se fueron para estudiar qué había pasado, dónde se habían equivocado y qué soluciones dar; el problema parece detectado: el F150 Italia está mal diseñado. Los datos del túnel de viento (tienen dos, ya que en enero compraron el de Toyota en la ciudad alemana de Colonia) no se corresponden a lo que en pista se ve. Y todo porque al escalar desde la maqueta al monoplaza real, no cuadran los datos.
En McLaren ocurrió algo similar, con la diferencia de que en Woking detectaron el fallo de su revolucionario diseño antes de la carrera de Australia, entre las jornadas de test de pretemporada en Montmeló. Rectificaron, retocaron los fallos y ante nosotros tenemos al único monoplaza capaz de tutear (e incluso superar, si se dan bien las circunstancias) a Red Bull y a Sebastian Vettel.
¿Hasta cuándo va a soportar Luca di Montezemolo que Stefano Domenicali tome decisiones erróneas? La debacle de Abu Dhabi 2010 se saldó con la cabeza de Chrys Dyer, pero vistas las tres carreras que llevamos de campeonato, a lo que hay que sumar lo visto en 2010: la pantomima de las órdenes de equipo en Alemania, además de lo ya citado de Abu Dhabi son sólo dos ejemplos de lo más flagrante (el GP de Inglaterra o el GP de Europa en Valencia también podrían entrar aquí). Si a un estratega perdido le unimos un monoplaza mal diseñado (admitido por ellos), tenemos como resultado que Lotus Renault (sin su piloto estrella, Robert Kubica) y posiblemente Mercedes han superado a un Cavallino que de Rampante sólo le queda el nombre y el glorioso pasado.
Este domingo se ha demostrado que Domenicali se equivocó, como máximo responsable de lo que ocurra en Ferrari, y lejos de arrepentirse o admitirlo siguió en sus trece con las declaraciones posteriores: “Desde el punto de vista estratégico, no creo que hubiera cambiado mucho si había hecho tres paradas en lugar de dos”. En el caso de Fernando Alonso, quizá; en el caso de Felipe Massa, no está tan claro, y el propio piloto dio el motivo: “A Hamilton le adelanté en pista, y ha quedado delante de mi”. Demoledor.
Si, como apuntan los rumores desde el país de la bota, Montezemolo está preparándose para dar el salto a la política, tendrá que estar preparado para los ceses. Stefano Domenicali no es, ni de lejos, Ross Brawn ni mucho menos Jean Todt, esa dupla que movía los hilos detrás de Michael Schumacher en los boxes rojos. Y en Ferrari no hay lugar al error. Urge una reacción o una revolución. Y me refiero una revolución de verdad. Con guillotinas, si fuera preciso.
http://www.sportyou.es/blog/formula-1/20...15362.html