26 de julio de 2012
Diariomotor El Infierno Verde
Arrogatio non petita, accusatio manifesta
Red Bull, integrante de El Circo que se ha beneficiado en temporadas pasadas de la permisividad federativa para poder interpretar a Houdini con el reglamento, anda ahora a la greña con los que considera falsacas compañeros de viaje, total, por la minucia ésa de que no la dejan ponerse el mundo por montera una vez más.
En un mundo de trileros como es nuestro deporte, en el que ejercer de tal no está mal visto, siempre y cuando el mayor de todos no te señale con el dedo y los que le rodean te digan que estás haciendo trampas —momento crucial como pocos, que llega tarde o temprano y ante el cual conviene poner cara de póquer—, la austriaca está demostrando una vez más que la F1 le viene grande, que está acostumbrada a enlatar bebidas energéticas, que no sabe lidiar en territorio de tiburones, que no es una escudería como el Altísimo manda, vamos.
Para los que peinamos canas, son habituales este tipos de procesos en los que un equipo que ha batido lo que no está escrito se acaba cayendo del guindo (¡por Dios, quitaros de la cabeza la imagen de nuestro ministro!). Está en la nómina y forma parte de nuestra tradición más arraigada, y porque todavía permanecen nítidas en nuestra memoria situaciones más deslomadas que ésta, el cabreo de Helmut Marko y las lágrimas de Christian Horner a cuenta de que la FIA considera irregular el mapa/motor del RS27 para regímenes medios, suenan a excusa de mal pagador que no admite o sabe admitir, que como al ladrón, le han pillado con las manos en la masa.
El año pasado, sin ir más lejos y por no retrotraernos demasiado, a Ferrari le recomendaba el máximo organismo que no utilizara el slot aplicado al ala superior de su alerón trasero , en tanto en cuanto los que deberían tener previstas este tipo de alternativas, rellenaban, normativamente hablando, el hueco del reglamento técnico que había servido como excusa al atajo. ¿Pasó algo que no estaba previsto; se amenazó con algún tipo de cataclismo? Pues no, lo mismo que cuando pillaron a la italiana jugando a la flexibilidad con la zona del splitter después de que Kimi se calzara el G.P. de Australia de 2007 lidiando a brazo partido con el sueño, y otro tanto cuando a Briatore le quitaron el mass-dumper como juguete para luego admitirlo entre os cachivaches ajustados a norma…
Es cuestión de actitudes, al menos a sí lo pienso, y si Newey podía decirnos el año pasado quién estaba en onda y quién no, o qué vehículo resultaba ramploncete o excesivamente tradicional en su diseño, este 2012 que estamos disfrutando de aquella manera, nos permite decir a los que no nos llamamos Adrian, que su propuesta para el RB8 supone un retroceso, una manera de resolver los problemas que tiene el niño con su coche, un intento in extremis por mantener lo que funcionaba el año pasado. Y sobre todo, una manera altiva de entender que el reglamento se puede seguir sorteando como se hacía antes.
Sea como fuere, Sebastian y Red Bull ya son agua pasada para la FIA. Han servido lealmente a la causa y en justa correspondencia se les ha encumbrado como a héroes. Pero ya no sirven, y esto lo entendería una escudería de pelo en pecho, no así una fábula que enlata bebidas que convierten en Rocco Sigfredi a quien la bebe, y que se ha creído que tiene bula tras dos campeonatos mundiales en pilotos y marcas consecutivos…
Yerra la austriaca, yerra su cabeza en la sombra y yerra Horner, dejando que Marko cargue contra los arteros rivales que no hablan cuando debían hacerlo, pero que han mostrado sus quejas ante quién puede y debe dar respuesta. Así es el juego y así lo hemos jugado siempre, y clamar justicia cuando se ha sido verdugo durante dos años, queda manifiestamente feo, y delata, además, que la F1 le sigue viniendo grande a uno.
Os leo.
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