13-09-2012, 11:19
HACE QUINCE AÑOS JUGABA CON COCHES DE SENNA Y AHORA TIENE SUS MISMOS PODIOS
“No te lo terminas de creer. La verdad es que ahora te lo dicen pero al día siguiente ya tienes que estar pensando en la próxima carrera…”. Fernando Alonso (Oviedo, 1981) este miércoles por la mañana, tras una breve pausa, reflexiona e intenta expresar lo que significa para él: “Hace quince años que jugaba con coches de Ayrton Senna y cada vez que abría la puerta de mi armario veía un póster suyo. Mientras, yo corría por Euskadi, Galicia… y ahora, tener los mismos podios… seguro que cuando me retire lo valoraré mejor”. El pasado fin de semana en Monza, Fernando Alonso descorchó tantas botellas como lo hizo Ayrton Senna en toda su carrera. 80 podios que le sirven para estar más cerca de su piloto favorito, un “ídolo” y una motivación sentimental.
Su barrera no son los siete campeonatos de Michael Schumacher, ni los cuatro de Alain Prost, son los tres de Ayrton. “Ganar tres campeonatos del mundo es un sueño para mí. Si pudiera ser, que ocurra este año, en dos años o en seis... No sé, pero sería muy importante para mí tener los mismos que Ayrton. Fue mi ídolo y mi referencia cuando estaba en los karts”. El asturiano no ocultó, el pasado mes de julio, el valor personal que tiene para él imitar las cifras del piloto brasileño.
Récords, no necesariamente; imitar a Senna, sí
Ayrton y Fernando han derramado 240 litros de champán desde un podio de Fórmula 1 (salvo los cosechados en territorio Árabe por Alonso). No es una cifra récord. Los libros no situarán sus nombres en lo más alto de una lista (en el caso del español, al menos, de momento) pero, en la escala de logros del asturiano, alcanzar lo realizado por Senna significa lo máximo.
En efectividad, será difícil para el asturiano igualar al brasileño. Ambos comparten actualmente el tercer escalón en cuanto a los pilotos en la historia de Fórmula 1 que más podios han pisado, sólo por detrás de Schumacher (155) y Prost (106). Para llegar a ese número, Senna necesitó 161 carreras mientras que Alonso 190 (su año en Minardi y el último que pasó en Renault no ayudan, en este sentido, al español).
El orgullo de Senna y la incredulidad hacia Alonso
Más allá de los datos, cifras y estadísticas, Alonso y Senna compartían desde sus inicios un halo de seguridad que les mostraba más fuerte que sus compañeros de pista. El expiloto Eddie Jordan recuerda cómo actuó Senna al explicarle cómo debía tratar a su vehículo en Fórmula 3: “Cuando empecé a hablarle, me miraba como si le estuviera tratando como a un niño pequeño. Desde ese momento, supe que era alguien totalmente diferente al resto”.
En el caso de Alonso, el primer día que se subió a un Fórmula 1 fue bajo la lluvia en un test en Jerez, junto con otros cinco o seis pilotos y estaba tutelado por Cesare Fiorio: “En la víspera pasé media hora, cara a cara, con cada uno de los pilotos. No sabría explicar porqué, pero Alonso me produjo de inmediato una gran impresión. Cada piloto daba diez vueltas por la mañana para aclimatarse. Luego, otras diez por la tarde. Fernando se acomodó tranquilamente y salió disparado. En la primera vuelta, el coche apareció a toda pastilla” y…
Fiorio: “¡Fernando, para ahora mismo!”
Alonso: “¿Qué pasa?”
- “¡Ten cuidado! ¡Esto no es un Fórmula Nissan!”
- “Voy despacio, como tú me has dicho”
- “Ok. Sigue despacio…”
“Después de haber dicho a los pilotos que rodasen tranquilos, les dimos la oportunidad de hacer una vuelta rápida. Lo normal es que ninguno mejore porque van al máximo desde el principio, pero Fernando mejoró bastante su tiempo y lo primero que hice fue llamar a Gabriele Rumi (propietario de Minardi) para que le extendiera un contrato de diez años antes de que todo el mundo nos lo quitara de las manos”, aseguró Fiorio tal y como narró el diario Marca en el décimo aniversario de dicha prueba.
Sus tiempos constataron su velocidad
Aquel 13 de diciembre de 1999, con 18 años, rodó a cuatro segundos del mejor tiempo del día logrado por el Ferrari de Rubens Barrichello, a sólo uno de Marc Gené, el titular de Minardi, y superó en dos a Giorgio Vinella, el campeón italiano de la Fórmula 3. Finalmente, Flavio Briatore le fichó para llevarle a Minardi en 2001 y a Renault en 2003 (echando para ello a Jenson Button, “el tiempo dirá si me equivoco”, dijo en ese momento el italiano).
Acciones como aquella en el circuito andaluz, bajo el agua, a alguno de los presentes les recordó, salvando las circunstancias, la que realizó Senna en su primer año con Toleman sobre el asfalto mojado de Mónaco. Son actuaciones en las que se extraen conclusiones diferentes al del resto de pilotos. Sensaciones que motivan a apostar por alguien.
Como el brasileño, el pasado mes de junio venció una carrera en su país y, con lágrimas en los ojos, ondeó su bandera ante unas gradas llenas de compatriotas enloquecidos por la prueba que acababan de presenciar. Aún le restan 11 victorias para llegar a las 41 de Ayrton y, mientras tanto, pasea orgulloso por todo el mundo con una camiseta roja y un escudo amarillo con un caballo negro. Ferrari es su otra gran pasión y poder alcanzar los títulos de 'Magic' en Maranello supondrá un éxtasis inimaginable para aquel adolescente que se vestía en su cuarto mirando una foto de Senna.
elconfidencial.com
“No te lo terminas de creer. La verdad es que ahora te lo dicen pero al día siguiente ya tienes que estar pensando en la próxima carrera…”. Fernando Alonso (Oviedo, 1981) este miércoles por la mañana, tras una breve pausa, reflexiona e intenta expresar lo que significa para él: “Hace quince años que jugaba con coches de Ayrton Senna y cada vez que abría la puerta de mi armario veía un póster suyo. Mientras, yo corría por Euskadi, Galicia… y ahora, tener los mismos podios… seguro que cuando me retire lo valoraré mejor”. El pasado fin de semana en Monza, Fernando Alonso descorchó tantas botellas como lo hizo Ayrton Senna en toda su carrera. 80 podios que le sirven para estar más cerca de su piloto favorito, un “ídolo” y una motivación sentimental.
Su barrera no son los siete campeonatos de Michael Schumacher, ni los cuatro de Alain Prost, son los tres de Ayrton. “Ganar tres campeonatos del mundo es un sueño para mí. Si pudiera ser, que ocurra este año, en dos años o en seis... No sé, pero sería muy importante para mí tener los mismos que Ayrton. Fue mi ídolo y mi referencia cuando estaba en los karts”. El asturiano no ocultó, el pasado mes de julio, el valor personal que tiene para él imitar las cifras del piloto brasileño.
Récords, no necesariamente; imitar a Senna, sí
Ayrton y Fernando han derramado 240 litros de champán desde un podio de Fórmula 1 (salvo los cosechados en territorio Árabe por Alonso). No es una cifra récord. Los libros no situarán sus nombres en lo más alto de una lista (en el caso del español, al menos, de momento) pero, en la escala de logros del asturiano, alcanzar lo realizado por Senna significa lo máximo.
En efectividad, será difícil para el asturiano igualar al brasileño. Ambos comparten actualmente el tercer escalón en cuanto a los pilotos en la historia de Fórmula 1 que más podios han pisado, sólo por detrás de Schumacher (155) y Prost (106). Para llegar a ese número, Senna necesitó 161 carreras mientras que Alonso 190 (su año en Minardi y el último que pasó en Renault no ayudan, en este sentido, al español).
El orgullo de Senna y la incredulidad hacia Alonso
Más allá de los datos, cifras y estadísticas, Alonso y Senna compartían desde sus inicios un halo de seguridad que les mostraba más fuerte que sus compañeros de pista. El expiloto Eddie Jordan recuerda cómo actuó Senna al explicarle cómo debía tratar a su vehículo en Fórmula 3: “Cuando empecé a hablarle, me miraba como si le estuviera tratando como a un niño pequeño. Desde ese momento, supe que era alguien totalmente diferente al resto”.
En el caso de Alonso, el primer día que se subió a un Fórmula 1 fue bajo la lluvia en un test en Jerez, junto con otros cinco o seis pilotos y estaba tutelado por Cesare Fiorio: “En la víspera pasé media hora, cara a cara, con cada uno de los pilotos. No sabría explicar porqué, pero Alonso me produjo de inmediato una gran impresión. Cada piloto daba diez vueltas por la mañana para aclimatarse. Luego, otras diez por la tarde. Fernando se acomodó tranquilamente y salió disparado. En la primera vuelta, el coche apareció a toda pastilla” y…
Fiorio: “¡Fernando, para ahora mismo!”
Alonso: “¿Qué pasa?”
- “¡Ten cuidado! ¡Esto no es un Fórmula Nissan!”
- “Voy despacio, como tú me has dicho”
- “Ok. Sigue despacio…”
“Después de haber dicho a los pilotos que rodasen tranquilos, les dimos la oportunidad de hacer una vuelta rápida. Lo normal es que ninguno mejore porque van al máximo desde el principio, pero Fernando mejoró bastante su tiempo y lo primero que hice fue llamar a Gabriele Rumi (propietario de Minardi) para que le extendiera un contrato de diez años antes de que todo el mundo nos lo quitara de las manos”, aseguró Fiorio tal y como narró el diario Marca en el décimo aniversario de dicha prueba.
Sus tiempos constataron su velocidad
Aquel 13 de diciembre de 1999, con 18 años, rodó a cuatro segundos del mejor tiempo del día logrado por el Ferrari de Rubens Barrichello, a sólo uno de Marc Gené, el titular de Minardi, y superó en dos a Giorgio Vinella, el campeón italiano de la Fórmula 3. Finalmente, Flavio Briatore le fichó para llevarle a Minardi en 2001 y a Renault en 2003 (echando para ello a Jenson Button, “el tiempo dirá si me equivoco”, dijo en ese momento el italiano).
Acciones como aquella en el circuito andaluz, bajo el agua, a alguno de los presentes les recordó, salvando las circunstancias, la que realizó Senna en su primer año con Toleman sobre el asfalto mojado de Mónaco. Son actuaciones en las que se extraen conclusiones diferentes al del resto de pilotos. Sensaciones que motivan a apostar por alguien.
Como el brasileño, el pasado mes de junio venció una carrera en su país y, con lágrimas en los ojos, ondeó su bandera ante unas gradas llenas de compatriotas enloquecidos por la prueba que acababan de presenciar. Aún le restan 11 victorias para llegar a las 41 de Ayrton y, mientras tanto, pasea orgulloso por todo el mundo con una camiseta roja y un escudo amarillo con un caballo negro. Ferrari es su otra gran pasión y poder alcanzar los títulos de 'Magic' en Maranello supondrá un éxtasis inimaginable para aquel adolescente que se vestía en su cuarto mirando una foto de Senna.
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No se construirá una nueva era con las armas,sino con las manos que las llevan