26-11-2012, 20:57
Así se escapó el Mundial
Fernando Alonso, nada más terminar el Gran Premio de Brasil. | EFE
Fernando Alonso echó en falta tres puntos en la última cita del curso en Interlagos, a la que llegó con vida tras una sufrida temporada
Los ceros en Spa y Suzuka y el despertar de Red Bull fueron clave
Carlos Guisasola | Madrid
Actualizado lunes 26/11/2012 19:33 horas
"No hemos perdido el Mundial en Brasil, sino en otras carreras en las que hemos tenido mala suerte", lamentaba Fernando Alonso aún con la herida reciente. Empapado hasta los huesos por un poso de tristeza que no tardará en secarse. Tras perder su segundo mano a mano con Vettel en tres años donde el alemán ha pasado de aspirante a tricampeón. En esas palabras sobre el podio de Interlagos, con la mirada perdida en el horizonte brasileño, recordaba, episodio por episodio, cada resquicio por el que se escapó el campeonato. Las caídas sobre la lona en Spa y Suzuka, aquella victoria que no fue en Montmeló, la errónea estrategia en Canadá... Un examen de conciencia por el que empezar a fraguar la reconquista.
DOS CEROS POR LA ESPALDA. Dos Lotus, por la espalda y a traición, le robaron gran parte del botín acumulado en uno de los veranos más brillantes de Alonso, donde llegó a tener una renta de 44 puntos sobre Vettel tras su brillante fin de semana en Hockenheim. Primero fue Grosjean, a la vuelta de las vacaciones de verano, el que a punto estuvo de 'aterrizar' sobre su Ferrari en el viejo asfalto belga de Spa. "Sentí como si me hubiera chocado con un tren", aseguraba aún aturdido después de sufrir su primer KO en 23 carreras. A una sola de igualar el récord que se ha llevado a su retiro Schumacher. Un mes después, otro bólido negro, esta vez el de Raikkonen, apuñalaba su neumático trasero derecho en la primera curva de Suzuka y lo dejaba fuera de carrera, observando cómo Vettel, dominador de principio a fin, estrechaba el cerco hasta los cuatro puntos.
Romain Grosjean 'aterriza' sobre el Ferrari de Alonso. | EFE
UN BÓLIDO BAJO SOSPECHA. Apenas una pequeña sonrisa, muy leve, eso sí, ha dedicado Fernando Alonso a su F2012. Un monoplaza bajo sospecha durante todo el curso, pero mucho más cuando Adrian Newey puso en órbita el Red Bull de Vettel después del verano. El asturiano se quejó de la falta de pegada. "Si ganamos el título será un milagro", avisó en el 'paddock' de Suzuka, uno de los momentos más calientes del año. Hacía tiempo que las sensaciones no eran buenas y era el momento de poner en tensión al equipo ante el complicado final de curso que se avecinaba. Las mejoras aerodinámicas de última hora, por la que tanto pelearon Stefano Domenicali y Pat Fry, no fueron suficientes para contrarrestar la pegada del bólido energético del alemán. Sobre todo en clasificación, donde el Ferrari careció durante todo el año de la solvencia que exhibía en las tandas largas de carrera. Esos escalones de la parrilla que tanto echó de menos el asturiano.
Fernando Alonso, durante una de las pruebas del Mundial. | EFE
LA AUSENCIA DE ALIADOS. Lewis Hamilton parecía ser el rival a batir en el verano. Webber, tras ganar en Silverstone, también asomó como amenaza. Incluso Button se dejó ver por la zona alta con la temporada recién estrenada. Sin embargo, todos ellos se borraron de la batalla final. El australiano por razones obvias. Los McLaren, potentes los sábados, sólo sacaron la cabeza en las dos últimas citas. Apenas se interpusieron en el cuerpo a cuerpo entre el Red Bull y el Ferrari. A Hamilton, además, le pilló por medio su fichaje bomba por la escudería Mercedes, lo que psicológicamente le impidió 'ayudar' a su ex compañero.
Mark Webber (izda), Lewis Hamilton y Jenson Button (dcha). | AFP
Alonso también echó de menos la colaboración de su compañero. De Felipe Massa sólo se tuvieron noticias en el último tramo del curso. El brasileño, cuestionado durante todo el año, no dio señales de vida hasta Japón. Allí firmó su primer podio y estampó la rúbrica de una renovación que no estaba tan clara. Sus lágrimas en Interlagos, tras una colosal actuación por y para su jefe de filas, al que también regaló su posición en parrilla una semana antes en Austin, limpian en parte la imagen de un escudero que parece recuperado para la causa de cara al próximo curso.
Alonso, sobre el trazado de Hockenheim. | AFP
ESCASOS SOBRESALTOS CLIMATOLÓGICOS. Siempre que la lluvia empapó el asfalto, Alonso y su 'cavallino' trotaron desgarbados y sin freno. Lástima que los guiños desde el cielo no fueron muy numerosos. Hasta Interlagos, el agua le acompañó en Sepang, Silverstone y Hockenheim y cayeron en el saco dos victorias, dos poles y un segundo puesto. En Alemania, precisamente, alcanzó su punto álgido de la temporada. Aquel diluvio, junto a su afortunado triunfo en Valencia, le convirtió en el hombre de moda del momento. En Brasil, las nubes volvieron a sonreírle pero ya era demasiado tarde. Su Ferrari se alzó hasta la segunda posición, a tres puntos de la gloria del tricampeonato.
Sebastian Vettel, durante el Gran Premio de Japón. | REUTERS
UN OTOÑO RED BULL. Si el rojo Ferrari fue el color de moda del verano, la llegada del otoño y la despedida de Europa trajeron consigo el despegue de Sebastian Vettel. Cuatro de las últimas siete carreras llevaron su sello. De Singapur a la India, previa parada por Japón y Corea. Incluso la de Abu Dhabi, donde tuvo que partir desde el 'pit lane' por una sanción en la clasificación por falta de combustible, puede considerarse como victoria moral. Allí terminó tercero, tras la estela de Alonso. Desde el KO en Italia, el segundo fin de semana de septiembre, se embolsó 141 de los 175 puntos posibles. Su bólido dio el salto en el momento clave del curso. Cabalgadas sobre raíles para alcanzar el tricampeonato, ante las que poco pudo hacer Alonso, que se mantuvo erguido hasta la última curva.
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/201...52965.html
Fernando Alonso, nada más terminar el Gran Premio de Brasil. | EFE
Fernando Alonso echó en falta tres puntos en la última cita del curso en Interlagos, a la que llegó con vida tras una sufrida temporada
Los ceros en Spa y Suzuka y el despertar de Red Bull fueron clave
Carlos Guisasola | Madrid
Actualizado lunes 26/11/2012 19:33 horas
"No hemos perdido el Mundial en Brasil, sino en otras carreras en las que hemos tenido mala suerte", lamentaba Fernando Alonso aún con la herida reciente. Empapado hasta los huesos por un poso de tristeza que no tardará en secarse. Tras perder su segundo mano a mano con Vettel en tres años donde el alemán ha pasado de aspirante a tricampeón. En esas palabras sobre el podio de Interlagos, con la mirada perdida en el horizonte brasileño, recordaba, episodio por episodio, cada resquicio por el que se escapó el campeonato. Las caídas sobre la lona en Spa y Suzuka, aquella victoria que no fue en Montmeló, la errónea estrategia en Canadá... Un examen de conciencia por el que empezar a fraguar la reconquista.
DOS CEROS POR LA ESPALDA. Dos Lotus, por la espalda y a traición, le robaron gran parte del botín acumulado en uno de los veranos más brillantes de Alonso, donde llegó a tener una renta de 44 puntos sobre Vettel tras su brillante fin de semana en Hockenheim. Primero fue Grosjean, a la vuelta de las vacaciones de verano, el que a punto estuvo de 'aterrizar' sobre su Ferrari en el viejo asfalto belga de Spa. "Sentí como si me hubiera chocado con un tren", aseguraba aún aturdido después de sufrir su primer KO en 23 carreras. A una sola de igualar el récord que se ha llevado a su retiro Schumacher. Un mes después, otro bólido negro, esta vez el de Raikkonen, apuñalaba su neumático trasero derecho en la primera curva de Suzuka y lo dejaba fuera de carrera, observando cómo Vettel, dominador de principio a fin, estrechaba el cerco hasta los cuatro puntos.
Romain Grosjean 'aterriza' sobre el Ferrari de Alonso. | EFE
UN BÓLIDO BAJO SOSPECHA. Apenas una pequeña sonrisa, muy leve, eso sí, ha dedicado Fernando Alonso a su F2012. Un monoplaza bajo sospecha durante todo el curso, pero mucho más cuando Adrian Newey puso en órbita el Red Bull de Vettel después del verano. El asturiano se quejó de la falta de pegada. "Si ganamos el título será un milagro", avisó en el 'paddock' de Suzuka, uno de los momentos más calientes del año. Hacía tiempo que las sensaciones no eran buenas y era el momento de poner en tensión al equipo ante el complicado final de curso que se avecinaba. Las mejoras aerodinámicas de última hora, por la que tanto pelearon Stefano Domenicali y Pat Fry, no fueron suficientes para contrarrestar la pegada del bólido energético del alemán. Sobre todo en clasificación, donde el Ferrari careció durante todo el año de la solvencia que exhibía en las tandas largas de carrera. Esos escalones de la parrilla que tanto echó de menos el asturiano.
Fernando Alonso, durante una de las pruebas del Mundial. | EFE
LA AUSENCIA DE ALIADOS. Lewis Hamilton parecía ser el rival a batir en el verano. Webber, tras ganar en Silverstone, también asomó como amenaza. Incluso Button se dejó ver por la zona alta con la temporada recién estrenada. Sin embargo, todos ellos se borraron de la batalla final. El australiano por razones obvias. Los McLaren, potentes los sábados, sólo sacaron la cabeza en las dos últimas citas. Apenas se interpusieron en el cuerpo a cuerpo entre el Red Bull y el Ferrari. A Hamilton, además, le pilló por medio su fichaje bomba por la escudería Mercedes, lo que psicológicamente le impidió 'ayudar' a su ex compañero.
Mark Webber (izda), Lewis Hamilton y Jenson Button (dcha). | AFP
Alonso también echó de menos la colaboración de su compañero. De Felipe Massa sólo se tuvieron noticias en el último tramo del curso. El brasileño, cuestionado durante todo el año, no dio señales de vida hasta Japón. Allí firmó su primer podio y estampó la rúbrica de una renovación que no estaba tan clara. Sus lágrimas en Interlagos, tras una colosal actuación por y para su jefe de filas, al que también regaló su posición en parrilla una semana antes en Austin, limpian en parte la imagen de un escudero que parece recuperado para la causa de cara al próximo curso.
Alonso, sobre el trazado de Hockenheim. | AFP
ESCASOS SOBRESALTOS CLIMATOLÓGICOS. Siempre que la lluvia empapó el asfalto, Alonso y su 'cavallino' trotaron desgarbados y sin freno. Lástima que los guiños desde el cielo no fueron muy numerosos. Hasta Interlagos, el agua le acompañó en Sepang, Silverstone y Hockenheim y cayeron en el saco dos victorias, dos poles y un segundo puesto. En Alemania, precisamente, alcanzó su punto álgido de la temporada. Aquel diluvio, junto a su afortunado triunfo en Valencia, le convirtió en el hombre de moda del momento. En Brasil, las nubes volvieron a sonreírle pero ya era demasiado tarde. Su Ferrari se alzó hasta la segunda posición, a tres puntos de la gloria del tricampeonato.
Sebastian Vettel, durante el Gran Premio de Japón. | REUTERS
UN OTOÑO RED BULL. Si el rojo Ferrari fue el color de moda del verano, la llegada del otoño y la despedida de Europa trajeron consigo el despegue de Sebastian Vettel. Cuatro de las últimas siete carreras llevaron su sello. De Singapur a la India, previa parada por Japón y Corea. Incluso la de Abu Dhabi, donde tuvo que partir desde el 'pit lane' por una sanción en la clasificación por falta de combustible, puede considerarse como victoria moral. Allí terminó tercero, tras la estela de Alonso. Desde el KO en Italia, el segundo fin de semana de septiembre, se embolsó 141 de los 175 puntos posibles. Su bólido dio el salto en el momento clave del curso. Cabalgadas sobre raíles para alcanzar el tricampeonato, ante las que poco pudo hacer Alonso, que se mantuvo erguido hasta la última curva.
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/201...52965.html