Hijos de ****
Es la segunda vez que utilizo este título. Hace años lo usé para calificar a Max Mosley y Bernie Ecclestone, pero no temáis, la conjunción de palabras está recogida en la R.A.E. y en español supone un sinónimo vulgar de mala persona.
Y es que hay que ser mala persona para abusar de los iconos de nuestro deporte, sea para engrandecer determinados aspectos del negocio o para establecer equívocas comparaciones con un pasado que lamentablemente jamás volverá, y calzarle a Mark Webber una amonestación por volver a garajes como pasajero del F138 de Fernando, a resultas de la cual, el aussie se verá retrasado con 10 posiciones en la parrilla de Corea.
Esta gentuza, no puedo llamarla de otra manera, no tiene tiempo para ocuparse de coger un RB9 y desmantelarlo para comprender cómo es posible que el cachivache de Adrian Newey meta 2 segundos por vuelta a sus rivales, pero encuentra espacio y oportunidad para debatir sobre el sexo de los ángeles. A comienzos de esta temporada, la FIA sentenciaba premonitoriamente que las salidas de los escapes de los Caterham y Williams iban a ser declaradas ilegales en Melburne, con la misma integridad moral que en 2011 advertía a Ferrari de que el slot sobre el flap del alerón trasero del F150th Italia iba a ser declarado fuera de norma el martes siguiente al Gran Premio de España, razón por la cual, se recomendaba a la italiana que se abstuviera de utilizarlo en Montmeló.
A Nira Juanco le cayó un chaparrón por ir en sandalias por el pit-lane cuando estamos hasta la napia de ver pimpollos con calzado mucho menos adecuado, paseando sus curvas por el mismo sitio que transita la periodista canaria micrófono en mano, currando, pero que al parecer de los jeracas, son más molones que los de la mencionada...
Esta canalla que dirige todo esto se preocupa más por las apariencias que por la cruda realidad y sólo entiende hacer regalos en su vara de impartir justicia cuando el sujeto de la reprimenda o el tirón de orejas cae bien al entramado, por lo que tienden a pasarse tres pueblos o cuatro, cuando hacen caer la ira de Dios sobre cualquier desgraciado por aquello de advertir a la concurrencia de que están ahí, velando por el bien del espectáculo y por ende, el de todos, of course!
El epíteto idiotas se me queda corto, el de malnacidos demasiado culto, así que tiro por el de hijos de **** que aquí entiende hasta el más lelo, para definir la sustancia de los precursores de la última tropelía propiciada por esta caterva de inútiles que se llaman a sí mismos, garantes de la equidad de nuestro deporte.
¿Mark ha hecho mal subiéndose al coche de Fernando. Este también al admitirlo como pasajero? Sed sensatos, coño, metedles una multa por mal comportamiento y dejad que los que os pagan las alubias, nosotros, sigamos disfrutando soñando que la iconografía común sigue estando en buenas manos.
Os leo.
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