31-10-2013, 10:23
EL PILOTO BRITANICO SE HA ABIERTO EN 2013
"A veces, a través de los medios de comunicación, eres proyectado de una determinada manera. Aquí, quizás, puedo ser más un poco yo mismo. Me gustaría que la gente me viera como quien soy realmente”. A a través de sus columnas de la BBC y de Twitter, Lewis Hamilton ha querido ofrecernos desde marzo la posibilidad de conocer mejor a alguien que vivía encerrado en el 'cocoom' de McLaren durante años. Y a lo largo de la presente temporada nos ha ofrecido una visión más amplia de su personalidad.
Forma de ser, estilos, hábitos, contacto con la gente y sus seguidores… Al margen de su visión de la Fórmula 1, Hamilton ha confirmado una personalidad latente más rica, y también humana, de lo que estábamos acostumbrados a ver.
Nueva apariencia, nuevos 'compañeros'
“En mi vida privada, en vez de salir a clubes nocturnos me gusta estar con los amigos, ser creativo, diseñar cosas y descubrir nuevas ideas”, nos explica sobre su personalidad, en la que también predomina su afan “por enfocar la vida de la forma más simple posible, porque cuando no lo es, puede ser estresante, y cuando estás estrasado, no trabajas a tu mejor nivel”. De hecho, pidió a su nuevo equipo que eliminaran todo lo que no fuera necesario en el volante de su monoplaza, que aún quiere hacer más sencillo para la temporada 2014. “Tenía 26 botones, y creo que debería tener 10”.
El cambio, en su apariencia física es evidente. Pendientes, tatuajes y una vestimenta opuesta a la “corporativa, con la que muchas veces me sentía incómodo”. Gorras, camisetas, pantalones anchos. “Quizás lo que la gente no sabía es que cuando era pequeño estaba muy influido por el hip-hop, llevaba baggies, camisetas de baloncesto, gorras de béisbol, estaba enganchado. Ya no soy tan joven, pero como cualquier otro, quiero expresarme como soy”. Hamilton recuerda que la primera vez que apareció en McLaren con semejante apariencia se encontró con “miradas sospechosas”, así que pensé que tenía que cambiar para ser aceptado y "encajar en la manera en la que la gente quería verme”.
Hamilton también ha incorporado nuevos protagonistas a su vida, como su famoso perro Roscoe, un bulldog a quien se ha unido más recientemente una hembra de la misma raza, Coco. De hecho, Roscoe se ha convertido en compañero de fatigas y compañía permanente para el británico, más si cabe tras su ruptura con Nicole Scherzinger. Hamilton debió pasar días particularmente duros en agosto, cuanto tuiteaba mensajes y fotos con Roscoe como colega en las penas. “No puede haber una decepción profunda donde no hay amor profundo”, tuiteaba citando a Martin Luther King, “Roscoe y yo en un viaje, echamos de menos a alguien”, o aquella en la que fotografiaba a su perro “espatarrado” en su cama, y añadía, “solía levantarme con la mujer más hermosa del mundo a mi lado y ahora, mirad ante lo que me despierto…pelotas…”
"Odio entrenar, como la mayoría de la gente"
También nos habla de su preparación física, “unas cuatro horas al día durante la temporada”. Sin embargo, y a diferencia de otros pilotos, “odio entrenar, como la mayoría de la gente, imagino, por eso intento hacerlo variado y entretenido”. Al margen del gimnasio, Hamilton disfruta con el squash, “me gusta el baloncesto, y también andar, y en Mónaco me gusta el esquí acuático, el ‘jet-ski', que es muy bueno para las piernas, brazos y tu estabilidad”. Sin embargo, la bicicleta, presente en casi todos los pilotos de la Fórmula 1 no es lo suyo. “Tengo algunas magníficas, pero no estoy tan enamorado del ciclismo como Jenson Button o Fernando Alonso".
Recientemente, tras un tirón muscular, Hamilton acudió a un oesteópata: “Fue fascinante porque me mostró muchas cosas que ni siquiera sabía de mi cuerpo y ha abierto un abanico nuevo para la preparación física”. Así, ha cambiado su dieta, "y no sabía que un musculo de la cadera es mi punto más débil, ¡y eso que pensaba que tenía un culo muy duro!” Además, ha comenzado a nadar porque no sabía respirar bien al hacer los ejercicios de carga en el gimnasio.
Su relación con los aficionados y, especialmente, con los niños
Hamilton se muestra particularmente sensible a sus aficionados, y especialmente a los niños, a lo que dedica un tiempo especial. Una de sus columnas fue casi integramente dedicada a Alex, un niño ocho años que le esperó más de seis horas, con una bolsa de dulces. “Tenía lágrimas en los ojos, es difícil sentir lo que él sentía en ese momento, pero quería llegar a él y darle toda la energía posible”. Tras dedicarle todo el tiempo necesario, Hamilton recordaba que "cuando llegué a la Fórmula 1, lo hacía por mí y por mi familia, pero ahora estoy en un período de transición donde lo hago, en alguna medida, por los aficionados, gente como Alex”.
Para Hamilton, hubo un momento especial que marcó su relación con los aficionados. “Empezó en Bélgica, 1996, tenía once años, le pedí un autógrafo a un piloto y me ignoró, recuerdo pensar entonces que nunca querría hacer sentir eso a un niño, como me ocurrió a mí”. Hamilton contaba también el proceso de su creciente popularidad hasta convertirse en una superestrella, abrumado para alguien "que viene de Stevenage, una pequeña ciudad de Hertfordshie. Ni en un millón de años pensé que me ocurriría algo así”. Y se asombra de que sus seguidores desplieguen en los circuitos pancartas “de veinte metros de largo, cuando estoy con ellos, intento darles todo lo que puedo y mostrarles el aprecio por el cariño y apoyo que me dan”.
"Algunos son auténticos aficionados, y otros no"
Hamilton también explica cómo, a pesar de querer estar cerca de los aficionados, “hay que tener mucho cuidado con la energía que entregas, y hay que prestar atención en la situación en la que estás. Por ejemplo, si hay diez personas esperando y tres son aficionados de Hamilton y el resto llevan camisetas de Red Bull, paso menos tiempo con ellos porque tengo que priorizar. Luego, si me tengo que ir, se lo explico, y generalmente lo entienden”.
Fuera de las carreras, la relación con los aficionados "tiene diferentes escenarios, y puede ser más difícil. Hay gente muy respetuosa, y amable, pero otra no”, y cuenta algún caso de gente que acude a burlarse de él en la cara. “No importa que firmes mil autógrafos, algunos son auténticos aficionados, y otros no”. Para relacionarse también con ellos, ha puesto en marcha una nueva página personal en Internet: “Hice una en 2006, pero cuando llegué a McLaren, se hicieron cargo de ella y básicamente la hicieron suya con mi nombre en ella, era una forma de vender para ellos”.
Embajador de Unicef y Save the Children
Hamilton trabaja para las campañas infantiles de Unicef, y recientemente también ha sido nombrado embajador de la ONG 'Save the Children', y cada vez que ha visitado la India ha dedicado tiempo a realizar visitas para dichas organizaciones. “No podía imaginar que tantos niños no sobrevivieran, fui a una zona rural donde las mujeres tienen los hijos muy jóvenes, y no tienen cómo ir a un hospital, así que daban a luz en el suelo y no sabían cómo cuidar a los bebés, que morían por no tener comida o ponerse enfermos”. “Es duro lo que ocurre todavía en el mundo, cuando nuestra sociedad ha logrado tanto con la tecnología, comunicación y pensamiento inteligente”.
Tras una nueva visita a la India, que probablemente también será la última para la Fórmula 1, Hamilton no podía ocultar sus contradicciones: “Me encuentro en conflicto con esto, muchísimo dinero se ha gastado en construir esta pista, con una enorme carretera hacia ella, y justo fuera hay gente que vive en la calle… Sería una pena que no volvamos, todo el dinero gastado para construirla y se quedaría abandonado y derruido…”.
elconfidencial.com
"A veces, a través de los medios de comunicación, eres proyectado de una determinada manera. Aquí, quizás, puedo ser más un poco yo mismo. Me gustaría que la gente me viera como quien soy realmente”. A a través de sus columnas de la BBC y de Twitter, Lewis Hamilton ha querido ofrecernos desde marzo la posibilidad de conocer mejor a alguien que vivía encerrado en el 'cocoom' de McLaren durante años. Y a lo largo de la presente temporada nos ha ofrecido una visión más amplia de su personalidad.
Forma de ser, estilos, hábitos, contacto con la gente y sus seguidores… Al margen de su visión de la Fórmula 1, Hamilton ha confirmado una personalidad latente más rica, y también humana, de lo que estábamos acostumbrados a ver.
Nueva apariencia, nuevos 'compañeros'
“En mi vida privada, en vez de salir a clubes nocturnos me gusta estar con los amigos, ser creativo, diseñar cosas y descubrir nuevas ideas”, nos explica sobre su personalidad, en la que también predomina su afan “por enfocar la vida de la forma más simple posible, porque cuando no lo es, puede ser estresante, y cuando estás estrasado, no trabajas a tu mejor nivel”. De hecho, pidió a su nuevo equipo que eliminaran todo lo que no fuera necesario en el volante de su monoplaza, que aún quiere hacer más sencillo para la temporada 2014. “Tenía 26 botones, y creo que debería tener 10”.
El cambio, en su apariencia física es evidente. Pendientes, tatuajes y una vestimenta opuesta a la “corporativa, con la que muchas veces me sentía incómodo”. Gorras, camisetas, pantalones anchos. “Quizás lo que la gente no sabía es que cuando era pequeño estaba muy influido por el hip-hop, llevaba baggies, camisetas de baloncesto, gorras de béisbol, estaba enganchado. Ya no soy tan joven, pero como cualquier otro, quiero expresarme como soy”. Hamilton recuerda que la primera vez que apareció en McLaren con semejante apariencia se encontró con “miradas sospechosas”, así que pensé que tenía que cambiar para ser aceptado y "encajar en la manera en la que la gente quería verme”.
Hamilton también ha incorporado nuevos protagonistas a su vida, como su famoso perro Roscoe, un bulldog a quien se ha unido más recientemente una hembra de la misma raza, Coco. De hecho, Roscoe se ha convertido en compañero de fatigas y compañía permanente para el británico, más si cabe tras su ruptura con Nicole Scherzinger. Hamilton debió pasar días particularmente duros en agosto, cuanto tuiteaba mensajes y fotos con Roscoe como colega en las penas. “No puede haber una decepción profunda donde no hay amor profundo”, tuiteaba citando a Martin Luther King, “Roscoe y yo en un viaje, echamos de menos a alguien”, o aquella en la que fotografiaba a su perro “espatarrado” en su cama, y añadía, “solía levantarme con la mujer más hermosa del mundo a mi lado y ahora, mirad ante lo que me despierto…pelotas…”
"Odio entrenar, como la mayoría de la gente"
También nos habla de su preparación física, “unas cuatro horas al día durante la temporada”. Sin embargo, y a diferencia de otros pilotos, “odio entrenar, como la mayoría de la gente, imagino, por eso intento hacerlo variado y entretenido”. Al margen del gimnasio, Hamilton disfruta con el squash, “me gusta el baloncesto, y también andar, y en Mónaco me gusta el esquí acuático, el ‘jet-ski', que es muy bueno para las piernas, brazos y tu estabilidad”. Sin embargo, la bicicleta, presente en casi todos los pilotos de la Fórmula 1 no es lo suyo. “Tengo algunas magníficas, pero no estoy tan enamorado del ciclismo como Jenson Button o Fernando Alonso".
Recientemente, tras un tirón muscular, Hamilton acudió a un oesteópata: “Fue fascinante porque me mostró muchas cosas que ni siquiera sabía de mi cuerpo y ha abierto un abanico nuevo para la preparación física”. Así, ha cambiado su dieta, "y no sabía que un musculo de la cadera es mi punto más débil, ¡y eso que pensaba que tenía un culo muy duro!” Además, ha comenzado a nadar porque no sabía respirar bien al hacer los ejercicios de carga en el gimnasio.
Su relación con los aficionados y, especialmente, con los niños
Hamilton se muestra particularmente sensible a sus aficionados, y especialmente a los niños, a lo que dedica un tiempo especial. Una de sus columnas fue casi integramente dedicada a Alex, un niño ocho años que le esperó más de seis horas, con una bolsa de dulces. “Tenía lágrimas en los ojos, es difícil sentir lo que él sentía en ese momento, pero quería llegar a él y darle toda la energía posible”. Tras dedicarle todo el tiempo necesario, Hamilton recordaba que "cuando llegué a la Fórmula 1, lo hacía por mí y por mi familia, pero ahora estoy en un período de transición donde lo hago, en alguna medida, por los aficionados, gente como Alex”.
Para Hamilton, hubo un momento especial que marcó su relación con los aficionados. “Empezó en Bélgica, 1996, tenía once años, le pedí un autógrafo a un piloto y me ignoró, recuerdo pensar entonces que nunca querría hacer sentir eso a un niño, como me ocurrió a mí”. Hamilton contaba también el proceso de su creciente popularidad hasta convertirse en una superestrella, abrumado para alguien "que viene de Stevenage, una pequeña ciudad de Hertfordshie. Ni en un millón de años pensé que me ocurriría algo así”. Y se asombra de que sus seguidores desplieguen en los circuitos pancartas “de veinte metros de largo, cuando estoy con ellos, intento darles todo lo que puedo y mostrarles el aprecio por el cariño y apoyo que me dan”.
"Algunos son auténticos aficionados, y otros no"
Hamilton también explica cómo, a pesar de querer estar cerca de los aficionados, “hay que tener mucho cuidado con la energía que entregas, y hay que prestar atención en la situación en la que estás. Por ejemplo, si hay diez personas esperando y tres son aficionados de Hamilton y el resto llevan camisetas de Red Bull, paso menos tiempo con ellos porque tengo que priorizar. Luego, si me tengo que ir, se lo explico, y generalmente lo entienden”.
Fuera de las carreras, la relación con los aficionados "tiene diferentes escenarios, y puede ser más difícil. Hay gente muy respetuosa, y amable, pero otra no”, y cuenta algún caso de gente que acude a burlarse de él en la cara. “No importa que firmes mil autógrafos, algunos son auténticos aficionados, y otros no”. Para relacionarse también con ellos, ha puesto en marcha una nueva página personal en Internet: “Hice una en 2006, pero cuando llegué a McLaren, se hicieron cargo de ella y básicamente la hicieron suya con mi nombre en ella, era una forma de vender para ellos”.
Embajador de Unicef y Save the Children
Hamilton trabaja para las campañas infantiles de Unicef, y recientemente también ha sido nombrado embajador de la ONG 'Save the Children', y cada vez que ha visitado la India ha dedicado tiempo a realizar visitas para dichas organizaciones. “No podía imaginar que tantos niños no sobrevivieran, fui a una zona rural donde las mujeres tienen los hijos muy jóvenes, y no tienen cómo ir a un hospital, así que daban a luz en el suelo y no sabían cómo cuidar a los bebés, que morían por no tener comida o ponerse enfermos”. “Es duro lo que ocurre todavía en el mundo, cuando nuestra sociedad ha logrado tanto con la tecnología, comunicación y pensamiento inteligente”.
Tras una nueva visita a la India, que probablemente también será la última para la Fórmula 1, Hamilton no podía ocultar sus contradicciones: “Me encuentro en conflicto con esto, muchísimo dinero se ha gastado en construir esta pista, con una enorme carretera hacia ella, y justo fuera hay gente que vive en la calle… Sería una pena que no volvamos, todo el dinero gastado para construirla y se quedaría abandonado y derruido…”.
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No se construirá una nueva era con las armas,sino con las manos que las llevan