02-10-2012, 10:24
EL BRITÁNICO, CAPAZ DE CAMBIAR EL 'EQUILIBRIO' DE LA FÓRMULA 1
"Este es un cambio de equilibro de poder en la Fórmula 1, confirma que un piloto es un ingrediente más importante en el deporte de lo que los equipos piensan". Aprovechando el fichaje de Lewis Hamilton por Mercedes, Damon Hill, arrimaba el ascua a la sardina del piloto al recordar cómo los grandes son capaces de quebrar el 'statu quo' de la Fórmula 1.
Si rebobinamos la película, ya en los setenta nos encontramos con aquella descarnada sentencia de Teddy Mayer, "los pilotos son como bombillas intercambiables, los pones y hacen el trabajo". Quien dirigiera muchos años McLaren explicaba crudamente un rol que en las dos últimas décadas incluso parece haber perdido mayor peso específico por diferentes razones.
Juventud, tecnología y éxito comercial
Desde un punto de vista psicológico y personal, hasta los ochenta nos encontrábamos con personalidades más maduras, mayor edad media y con más experiencia vital. Solo hace falta recordar a los Lauda, Andretti, Hunt, Jones, Piquet, Mansell e, incluso Alain Prost y Ayrton Senna. Con el karting y las profesionalizadas formulas de promoción, la extensión de la figura del 'manager' y de empresas de gestión de pilotos, llegaron a la Fórmula 1 jóvenes de gran experiencia automovilística, pero también menor bagaje y peso vital.
Desde el punto de vista técnico, a partir de los noventa, la extensión de la electrónica y el 'software' comenzó a ejercer y "usurpar" funciones propias del piloto. Hoy, este vive rodeado de ingenieros especializados en múltiples áreas sobre las que se convierte en un oyente. Si en el pasado el feedback directo del piloto resultaba crucial para el equipo, hoy una miríada de sensores han ocupado ese papel. Sin herramientas de simulación, sin telemetrías, quien giraba el volante tenía mucho que decir al respecto. Que le preguntaran, por ejemplo a Mario Andretti, y el famoso Lotus 79 'wing car'.
En otra vertiente, el éxito comercial y mediático transformó y condicionó a la Fórmula 1. Con la llegada de la industria tabaquera y su sustitución por bancos, 'blue chips' y grandes multinacionales del automóvil, el piloto se convertiría en un peón de las exigencias y necesidades mediáticas del sistema. Hoy es prehistoria de la Fórmula 1 un James Hunt con el cigarrillo en una mano y cerveza en la otra, sentado encima de su monoplaza recién terminada la carrera con una despampanante azafata a su lado.
"Mano de obra alquilada"
Según Hill, "hay una gran desconexión entre la filosofía de un equipo y un piloto. Estos solo quieren competir, no ven la Fórmula 1 como un ejercicio de marketing o un desarrollo de producto. Para un equipo, un piloto es mano de obra alquilada" Pero esta "mano de obra", aquellas "bombillas intercambiables", tienen sus grandes excepciones cuando unos pocos privilegiados son capaces de alterar el 'equilibrio de poder' en la Fórmula 1, como aludía el campeón de 1996.
Esta temporada estamos viviendo dos ejemplos diferentes de esta especie. Hamilton por un lado, y Alonso por otro. El primero, porque ha sido capaz de movilizar a otra dimensión estratégica a una multinacional como Mercedes y condicionar todos los movimientos del mercado, que aún no han terminado esta temporada. Alonso, por su parte, ha desplegado un formidable talento para ocupar una posición en el campeonato que, a priori, no se correspondía con el nivel de su material.
"Primus inter pares"
Ambos escapan al concepto de las “bombillas intercambiables” de Teddy Mayer. Intentemos sintetizar el porqué con las palabras quienes mejor pueden juzgarles, los propios protagonistas del juego:"cuando Fernando rinde a estos niveles (en el GP de Alemania) hay pocos pilotos en la historia que pueden resistir la comparación", explicaba recientemente Andrea Stella, respecto Fernando Alonso, "puedes contarlos con los dedos de la mano, no utilizaría el concepto de perfección porque siempre se puede mejorar, pero tengo dificultades para recordar pilotos con este nivel en todo tipo de condiciones, en la lluvia, con humedades, en mojado, en seco, y con todo tipo de neumáticos: siempre fue el mejor".
¿Y qué criterio utilizaría un piloto para señalar a aquel cuyo talento le eleva a esa dimensión de superestrella?: "Hamilton es el único capaz de ganar sin tener el mejor monoplaza, lo que es evidente, porque los otros solo ganan cuando tienen un buen coche, y cuando no es así, no ganan". Alonso volvía a señaar hace pocas fechas a Hamilton como un “primus inter pares".
Con su marcha ¿Acusará en el futuro McLaren ese “cambio de equilibrio” del que hablaba Damon Hill? No les quepa la menor duda.
elconfidencial.com
"Este es un cambio de equilibro de poder en la Fórmula 1, confirma que un piloto es un ingrediente más importante en el deporte de lo que los equipos piensan". Aprovechando el fichaje de Lewis Hamilton por Mercedes, Damon Hill, arrimaba el ascua a la sardina del piloto al recordar cómo los grandes son capaces de quebrar el 'statu quo' de la Fórmula 1.
Si rebobinamos la película, ya en los setenta nos encontramos con aquella descarnada sentencia de Teddy Mayer, "los pilotos son como bombillas intercambiables, los pones y hacen el trabajo". Quien dirigiera muchos años McLaren explicaba crudamente un rol que en las dos últimas décadas incluso parece haber perdido mayor peso específico por diferentes razones.
Juventud, tecnología y éxito comercial
Desde un punto de vista psicológico y personal, hasta los ochenta nos encontrábamos con personalidades más maduras, mayor edad media y con más experiencia vital. Solo hace falta recordar a los Lauda, Andretti, Hunt, Jones, Piquet, Mansell e, incluso Alain Prost y Ayrton Senna. Con el karting y las profesionalizadas formulas de promoción, la extensión de la figura del 'manager' y de empresas de gestión de pilotos, llegaron a la Fórmula 1 jóvenes de gran experiencia automovilística, pero también menor bagaje y peso vital.
Desde el punto de vista técnico, a partir de los noventa, la extensión de la electrónica y el 'software' comenzó a ejercer y "usurpar" funciones propias del piloto. Hoy, este vive rodeado de ingenieros especializados en múltiples áreas sobre las que se convierte en un oyente. Si en el pasado el feedback directo del piloto resultaba crucial para el equipo, hoy una miríada de sensores han ocupado ese papel. Sin herramientas de simulación, sin telemetrías, quien giraba el volante tenía mucho que decir al respecto. Que le preguntaran, por ejemplo a Mario Andretti, y el famoso Lotus 79 'wing car'.
En otra vertiente, el éxito comercial y mediático transformó y condicionó a la Fórmula 1. Con la llegada de la industria tabaquera y su sustitución por bancos, 'blue chips' y grandes multinacionales del automóvil, el piloto se convertiría en un peón de las exigencias y necesidades mediáticas del sistema. Hoy es prehistoria de la Fórmula 1 un James Hunt con el cigarrillo en una mano y cerveza en la otra, sentado encima de su monoplaza recién terminada la carrera con una despampanante azafata a su lado.
"Mano de obra alquilada"
Según Hill, "hay una gran desconexión entre la filosofía de un equipo y un piloto. Estos solo quieren competir, no ven la Fórmula 1 como un ejercicio de marketing o un desarrollo de producto. Para un equipo, un piloto es mano de obra alquilada" Pero esta "mano de obra", aquellas "bombillas intercambiables", tienen sus grandes excepciones cuando unos pocos privilegiados son capaces de alterar el 'equilibrio de poder' en la Fórmula 1, como aludía el campeón de 1996.
Esta temporada estamos viviendo dos ejemplos diferentes de esta especie. Hamilton por un lado, y Alonso por otro. El primero, porque ha sido capaz de movilizar a otra dimensión estratégica a una multinacional como Mercedes y condicionar todos los movimientos del mercado, que aún no han terminado esta temporada. Alonso, por su parte, ha desplegado un formidable talento para ocupar una posición en el campeonato que, a priori, no se correspondía con el nivel de su material.
"Primus inter pares"
Ambos escapan al concepto de las “bombillas intercambiables” de Teddy Mayer. Intentemos sintetizar el porqué con las palabras quienes mejor pueden juzgarles, los propios protagonistas del juego:"cuando Fernando rinde a estos niveles (en el GP de Alemania) hay pocos pilotos en la historia que pueden resistir la comparación", explicaba recientemente Andrea Stella, respecto Fernando Alonso, "puedes contarlos con los dedos de la mano, no utilizaría el concepto de perfección porque siempre se puede mejorar, pero tengo dificultades para recordar pilotos con este nivel en todo tipo de condiciones, en la lluvia, con humedades, en mojado, en seco, y con todo tipo de neumáticos: siempre fue el mejor".
¿Y qué criterio utilizaría un piloto para señalar a aquel cuyo talento le eleva a esa dimensión de superestrella?: "Hamilton es el único capaz de ganar sin tener el mejor monoplaza, lo que es evidente, porque los otros solo ganan cuando tienen un buen coche, y cuando no es así, no ganan". Alonso volvía a señaar hace pocas fechas a Hamilton como un “primus inter pares".
Con su marcha ¿Acusará en el futuro McLaren ese “cambio de equilibrio” del que hablaba Damon Hill? No les quepa la menor duda.
elconfidencial.com
No se construirá una nueva era con las armas,sino con las manos que las llevan