OPINIÓN TRAS SILVERSTONE: CÍRCULOS VICIOSOS
En Silverstone ganó Ferrari, en velocidad y en sensatez
Scuderia Ferrari en el pitlane de Silverstone (TheF1.com Media)
Silverstone le dio a la Fórmula 1 otra bonita tarde de carreras, con una victoria de Fernando Alonso que inyecta moral a Ferrari y respalda los aún recientes cambios en el equipo técnico de la Scuderia. El tiempo fue tan imprevisible como siempre en las llanuras de Northamptonshire y vimos intensas batallas en pista que, sin embargo, no bastaron para impedir que Sebastian Vettel y Red Bull salieran reforzados en el Mundial, gracias en parte al ‘pinchazo’ de los McLaren.
Fuente: C&DTheF1.com
Lo que muchas crónicas no contaron es que en el templo británico de la velocidad se vivió otra victoria, esta vez fuera de las pistas, en torno al polémico asunto de los difusores soplados en retención. Los equipos acordaron por unanimidad, en un esfuerzo inédito por el bien del deporte, que lo mejor para todos era dejar las cosas quietas, aceptar las normas que funcionaron bien en Valencia y olvidar que un solo voto negativo podría beneficiar al interés particular de la escudería ‘rebelde’.
Lo de menos es que los escapes emitan de nuevo gases cuando el piloto no pisa el acelerador y sin límites por normativa; lo que de verdad importa es que un equipo presuntamente beneficiado por la prohibición de este ingenioso reflujo de vapores renunciara a la ventaja por zanjar una polémica que hacía daño a la F1 y ya había copado demasiados titulares en un solo fin de semana. El campeón de la sensatez se llama Stefano Domenicali, el capo de Ferrari que, tras asistir al triunfo de su coche con el soplado en retención límitado al 10%, tuvo los arrestos de aceptar que todo volviese atrás.
Alonso rompe la sequía de victorias de Ferrari, pero Vettel comanda un Mundial que sigue con difusores soplados en retención tras un acuerdo de sensatez.
¿Hasta qué punto estuvo relacionada la victoria de Alonso con la reducción de esta astucia? No lo sabemos y nadie en el paddock tuvo la torpeza de entrar al trapo, pero si no fuese un tema relevante tampoco se hubiera levantado este guirigay que enfrentó a Red Bull con McLaren, a ambos con la Federación y a todos con los aficionados, que lógicamente no entienden cambios de criterio reglamentario ¡de un día a otro! Lo único cierto es que, con la concesión de Ferrari y los demás equipos, todos han cerrado un círculo vicioso después de tres días hostiles.
PROBLEMAS CONOCIDOS
En el Gran Circo abundan las situaciones sin solución en las que dos circunstancias son causa y efecto una de la otra. Por ejemplo, el elitismo y la opulencia de la F1 ha alcanzado tal extremo que la reducción de costes se ha vuelto imprescindible para mantenerla como un negocio sostenible, pero uno de los motivos de esta disminución de presupuestos es convertir a la categoría en un puerto atractivo donde puedan atracar constructores automovilísticos u otras grandes empresas… ¡que lucharán entre ellas con una inevitable escalada de inversión!
¿Y si de verdad equilibramos los presupuestos para fomentar la igualdad entre equipos? Desestimado, porque 'cualquiera' podría medirse con los grandes equipos que, con límites mucho más altos, pueden mantener su dominio de siempre.
En el caso de los difusores soplados en retención, partimos de que la FIA ya prohibió que los escapes soplaran debajo de los difusores. Los equipos, sin embargo, consiguieron nuevos diseños de los extractores que aún aprovechan los gases de escape para generar apoyo aerodinámico. Los ajustes electrónicos del motor permiten que las salidas de escape no paren de emanar gases aun cuando el piloto no acelera: uno de los métodos más utilizados consiste básicamente en variar las fases de combustión cuando el motor retiene, lo cual genera los gases necesarios para el difusor sin transmitir par a las ruedas, aunque incrementa el consumo de combustible y merma la vida útil del motor –por eso equipos como Red Bull sólo lo usaban en la vuelta clave de lograr la Pole–.
Los equipos aparcaron sus intereses particulares por el bien del deporte.
La FIA, sabedora de la situación, quiso limitar al 10% el soplado en retención y estimó que los coches punteros perderían medio segundo por vuelta, para bien de las calificaciones. Pronto descubrieron, sin embargo, que algunos motores estaban tan estudiados para el soplado en retención, que no hacerlo también dañaba su fiabilidad. Mercedes avisó con tiempo y logró una pequeña bula, mientras Renault esperó al último momento para tratar de sacar tajada –o soplado– en nombre de la fiabilidad. La FIA reconoció que ni siquiera entendía todas las implicaciones de la prohibición y dejó la última palabra a los propios equipos.
Por tanto, en Silverstone vivimos un episodio más de paños calientes y negociaciones veladas. Por suerte, al final se dieron cuenta de que el conflicto no puede llevar a ninguna solución y por eso volvieron al estado inicial. Así son, en definitiva, los círculos viciosos.
Por Cristóbal Rosaleny
En Silverstone ganó Ferrari, en velocidad y en sensatez
Scuderia Ferrari en el pitlane de Silverstone (TheF1.com Media)
Silverstone le dio a la Fórmula 1 otra bonita tarde de carreras, con una victoria de Fernando Alonso que inyecta moral a Ferrari y respalda los aún recientes cambios en el equipo técnico de la Scuderia. El tiempo fue tan imprevisible como siempre en las llanuras de Northamptonshire y vimos intensas batallas en pista que, sin embargo, no bastaron para impedir que Sebastian Vettel y Red Bull salieran reforzados en el Mundial, gracias en parte al ‘pinchazo’ de los McLaren.
Fuente: C&DTheF1.com
Lo que muchas crónicas no contaron es que en el templo británico de la velocidad se vivió otra victoria, esta vez fuera de las pistas, en torno al polémico asunto de los difusores soplados en retención. Los equipos acordaron por unanimidad, en un esfuerzo inédito por el bien del deporte, que lo mejor para todos era dejar las cosas quietas, aceptar las normas que funcionaron bien en Valencia y olvidar que un solo voto negativo podría beneficiar al interés particular de la escudería ‘rebelde’.
Lo de menos es que los escapes emitan de nuevo gases cuando el piloto no pisa el acelerador y sin límites por normativa; lo que de verdad importa es que un equipo presuntamente beneficiado por la prohibición de este ingenioso reflujo de vapores renunciara a la ventaja por zanjar una polémica que hacía daño a la F1 y ya había copado demasiados titulares en un solo fin de semana. El campeón de la sensatez se llama Stefano Domenicali, el capo de Ferrari que, tras asistir al triunfo de su coche con el soplado en retención límitado al 10%, tuvo los arrestos de aceptar que todo volviese atrás.
Alonso rompe la sequía de victorias de Ferrari, pero Vettel comanda un Mundial que sigue con difusores soplados en retención tras un acuerdo de sensatez.
¿Hasta qué punto estuvo relacionada la victoria de Alonso con la reducción de esta astucia? No lo sabemos y nadie en el paddock tuvo la torpeza de entrar al trapo, pero si no fuese un tema relevante tampoco se hubiera levantado este guirigay que enfrentó a Red Bull con McLaren, a ambos con la Federación y a todos con los aficionados, que lógicamente no entienden cambios de criterio reglamentario ¡de un día a otro! Lo único cierto es que, con la concesión de Ferrari y los demás equipos, todos han cerrado un círculo vicioso después de tres días hostiles.
PROBLEMAS CONOCIDOS
En el Gran Circo abundan las situaciones sin solución en las que dos circunstancias son causa y efecto una de la otra. Por ejemplo, el elitismo y la opulencia de la F1 ha alcanzado tal extremo que la reducción de costes se ha vuelto imprescindible para mantenerla como un negocio sostenible, pero uno de los motivos de esta disminución de presupuestos es convertir a la categoría en un puerto atractivo donde puedan atracar constructores automovilísticos u otras grandes empresas… ¡que lucharán entre ellas con una inevitable escalada de inversión!
¿Y si de verdad equilibramos los presupuestos para fomentar la igualdad entre equipos? Desestimado, porque 'cualquiera' podría medirse con los grandes equipos que, con límites mucho más altos, pueden mantener su dominio de siempre.
En el caso de los difusores soplados en retención, partimos de que la FIA ya prohibió que los escapes soplaran debajo de los difusores. Los equipos, sin embargo, consiguieron nuevos diseños de los extractores que aún aprovechan los gases de escape para generar apoyo aerodinámico. Los ajustes electrónicos del motor permiten que las salidas de escape no paren de emanar gases aun cuando el piloto no acelera: uno de los métodos más utilizados consiste básicamente en variar las fases de combustión cuando el motor retiene, lo cual genera los gases necesarios para el difusor sin transmitir par a las ruedas, aunque incrementa el consumo de combustible y merma la vida útil del motor –por eso equipos como Red Bull sólo lo usaban en la vuelta clave de lograr la Pole–.
Los equipos aparcaron sus intereses particulares por el bien del deporte.
La FIA, sabedora de la situación, quiso limitar al 10% el soplado en retención y estimó que los coches punteros perderían medio segundo por vuelta, para bien de las calificaciones. Pronto descubrieron, sin embargo, que algunos motores estaban tan estudiados para el soplado en retención, que no hacerlo también dañaba su fiabilidad. Mercedes avisó con tiempo y logró una pequeña bula, mientras Renault esperó al último momento para tratar de sacar tajada –o soplado– en nombre de la fiabilidad. La FIA reconoció que ni siquiera entendía todas las implicaciones de la prohibición y dejó la última palabra a los propios equipos.
Por tanto, en Silverstone vivimos un episodio más de paños calientes y negociaciones veladas. Por suerte, al final se dieron cuenta de que el conflicto no puede llevar a ninguna solución y por eso volvieron al estado inicial. Así son, en definitiva, los círculos viciosos.
Por Cristóbal Rosaleny
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Twitter: @TopdriverSC
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