DENTRO DEL PADDOCK
Monza y el Fernando Alonso más sublime
"Si Alonso no hubiera ganado en Monza, el campeonato se habría acabado entonces para Ferrari". Fue al final de 2010 cuando Luca Cordero de Montezemolo definió el valor de aquel triunfo y reveló la extraordinaria presión de aquellos momentos para Fernando Alonso y Ferrari. Y, sobre todo, mostró la verdadera dimensión de la respuesta del español en aquellas circunstancias. Pero no fue la única vez que Alonso se había superado a sí mismo en Monza, donde ha logrados dos de las victorias más memorables de su trayectoria deportiva
"Fernando Alonso maneja la presión mejor que Schumacher", llegó a declarar su antiguo director deportivo en Renault, Pat Symonds. El propio Alonso ha reconocido que ante retos bajo extrema tensión es cuando mejor rinde. Como en 2007, ante la situación interna en McLaren, también con el título en juego. Como el pasado año, para salvar las escasas opciones con Ferrari.
Alonso, en el ojo del huracán
Desde aquel famoso Gran Premio de Hungría de 2007, Ron Dennis y Alonso no se dirigían la palabra. En pleno escándalo del espionaje McLaren/Ferrari, el 5 de septiembre la FIA convocaba al Consejo Mundial para el siguiente jueves, 13 de septiembre. Había recibido de sus pilotos aquellos correos electrónicos en su poder relevantes para la investigación. En el equipo muchos responsabilizaban al español, bien porque se los habría enseñado antes a Bernie Ecclestone, como se rumoreaba, bien a causa de la discusión con Dennis en Hungría. Además, Alonso se negó a estar presente ante el Consejo Mundial para defender a McLaren.
Entre ambas fechas, el domingo, se celebraba el Gran Premio de Italia. Alonso vivía en un clima de aislamiento casi total en McLaren. "Nadie movería una tuerca por él en el equipo", llegó a confesar en privado uno de sus miembros. Sobre el equipo británico pendía la amenaza de exclusión de 2007 y 2008 y su supervivencia estaba, literalmente, en juego.
Implacable, como nunca en la temporada
En este tormentoso contexto, Alonso también defendía sus opciones al título. A falta de cinco carreras, el español estaba a cinco puntos de Hamilton en la clasificación general, diez por delante de Massa y once de Raikkonen. Alonso empezó logrando la segunda pole de la temporada, Hungría al margen. En muchas ocasiones había sido más rápido que Hamilton, pero en el Q3 era luego superado por este. No fue el caso en Monza.
Durante la carrera, Alonso no cometió el mínimo error y dominó de principio a fin con una sensación brutal de autoridad. Nada parecía delatar la tormenta en el seno de McLaren, también a la altura de las circunstancias con su piloto. Hamilton, por su parte, jugaba en otra división, obligado a luchar con Raikkonen. El jueves siguiente, McLaren recibiría cien millones de dólares como multa y la pérdida de todos los puntos de la temporada (en el mundial de constructores). El resto de la temporada es bien conocido por todos.
Un golpe muy duro para la moral
En la rueda de prensa del Gran Premio de Bélgica 2010, algunos periodistas italianos movían la cabeza con incredulidad mientras Alonso repetía que el título era aún posible, con aquel "nuestras opciones son 50/50". Pero su error en Spa le había hecho perder, de golpe, todos los puntos recuperados desde Gran Bretaña. De los cuarenta y siete de entonces se había vuelto a los cuarenta y uno de Bélgica, frente a Hamilton, con seis carreras para terminar.
"En nuestro circuito tenemos que hacer todo lo posible para perder no más puntos" declaraba Alonso antes de la carrera, "un buen resultado sería un gran golpe de confianza. Si las cosas van mal, sería un golpe muy duro para la moral del equipo". En sus manos estaba evitarlo, bajo la presión añadida por el increíble ambiente con el que los tifosi transforman el Gran Premio de Italia. Monza era el último lugar donde perder las opciones al título.
209 milésimas, un metro de ventaja
Alonso volvió locos a los tifosi con la pole pero les puso un nudo en la garganta cuando Jenson Button le adelantaba en la salida y, vuelta tras vuelta, veían como Alonso no podía adelantarle. Durante 36 giros, el español intentaba sin éxito pegarse a Button en la Parabólica para adelantarle en la recta. Imposible. Los cambios de neumáticos decidirían la carrera.
El británico se detuvo primero. Alonso debía volar mientras Button estaba en boxes. Recortó un segundo, diferencia que a la postre resultaría decisiva. Button tardó 22.955 segundos en la maniobra. El español, 22.154. A los mecánicos británicos les llevo 4.2 segundos el cambio de gomas. A los italianos, un increíble 3.4. Alonso volvió a la pista justo ¡un metro! por delante del morro de Button. 209 milésimas fueron la clave en la carrera más importante de la temporada para Ferrari. Todavía resulta increíble.
En definitiva, en Monza, Alonso puede presumir de dos grandes victorias en circunstancias excepcionales. ¿La diferencia entre ambas? "En 2007 no nos decían cosas muy agradables cuando cruzamos la línea de meta, porque éramos rivales", recordaba el pasado año tras la carrera, "así que ganar aquí no fue lo mejor para ellos (Ferrari). Hoy, en esta atmosfera, con el himno, el público italiano…". ¿El punto en común? El mismo piloto, capaz de rendir de forma sublime cuando la victoria era la única e indiscutible opción. Fuera o no piloto de Ferrari.
El Confidencial