19-11-2013, 00:43
El representante del piloto gestiona una industria económica de 150 millones en una relación de total confianza y estabilidad
Luis García Abad, a la izquierda de Alonso
«Yo no sé lo que hace un manager». Quien así habla gestiona una industria con un impacto económico de más de 150 millones de euros anuales, vive anclado a dos smartphones que descuelga a una media de 200 llamadas al día (8 cada hora), negocia contratos de más de siete ceros en la Fórmula 1 y administra uno de los mayores patrimonios que hubo nunca en el deporte español. Luis García Abad habla, actúa y pacta en nombre de Fernando Alonso. Pero más que un representante al uso, un agente social que factura tanto a cambio de tantas prestaciones, ha convertido su vida en una prolongación del campeón. García Abad es un apoderado a la antigua usanza con hábitos modernos. El hombre de total confianza de Alonso.
Luis García Abad, 47 años, no sabe lo que hace un manager porque su posición profesional le llegó heredada de una secuencia de azares. Criado en Guadalajara, nativo de Madrid, exvecino de la avenida Hermanos García Noblejas, Abad se licenció en Filología Hispánica por su querencia a conocer culturas a través de su lengua y su literatura, pero no llegó a ejercer su pasión. Encontró trabajo en Volvo (donde era chico para todo), cambió a LeasePlan (alquiler de flotas de vehículos), hizo un español por el mundo como emigrante a Manchester en una consultoría de coches de ocasión y regresó a LeasePlan como director de marketing. A través de esta empresa entabló contacto con Alonso.
LeasePlan patrocinaba al equipo del expiloto Adrián Campos en la Fórmula Nissan, una competición de monoplazas idénticos de 450 caballos dirigida por el padre de Jaime Alguersuari. Algún día de 1998, Alonso se presentó con su padre en el circuito del Jarama para realizar una prueba de sustitución de uno de los pilotos titulares, Marc Gené, que volaba de la escuadra. El otro, Antonio García, es hoy uno de los mejores amigos de Alonso.
Como sponsor principal, García Abad acompañó a Alonso durante las temporadas siguientes, en la Nissan y en la Fórmula 3.000, en viajes por Europa sin el glamour que se le presupone a la F1. El asturiano progresó por talento, voluntad y manos. Más silencioso que histriónico, sin expresarse con la afectación o exageración propias de actores teatrales. Como García Abad. Prendió la química. Y el piloto requirió sus servicios con el enunciado conocido. «¿A ti te interesaría…?».
Minoría en la F1
Allí donde no había casi ningún vínculo hispano estable, la Fórmula 1, se instalaron dos españoles. Minardi, Renault, McLaren, Ferrari… «Fernando es muy exótico en la Fórmula 1. Somos dos españoles y por tanto minoría. Tenemos que madrugar más, no echarnos la siesta e irnos los últimos. Y ni así tenemos asegurado el empate», dice Luis, como se le conoce entre la escasa colonia de españoles en la Fórmula 1.
El doble campeón del mundo le contrató hace diez años y él montó una empresa para dedicarle exclusividad. García Abad mueve en solitario y como único referente para el piloto toda la maquinaria que supone el día a día de Alonso. Hace seis años tenía doce patrocinadores personales y ocho más compartidos con Renault. Su imagen se ha vinculado a tres bancos, multinacionales de telefonía, empresas de automoción, relojes, seguros, grupos alimenticios, inmobiliarias, videojuegos…
«Fernando es fácil»
«Trabajar con Fernando Alonso es muy fácil -cuenta el filólogo, gran aficionado a los toros, a la lectura de los clásicos y a Joaquín Sabina-. Es inteligencia pura, alguien que no hace perder el tiempo a nadie y que absorbe lo bueno de cada persona y cada situación».
Luis García Abad analiza ofertas publicitarias, negocia contratos con Ferrari, el Santander o un proveedor de aviones privados, comprueba la logística viajera, gestiona derechos de imagen, controla el retorno de impactos GPRS, pacta horas de exposición del piloto, estudia estadísticas y recibe propuestas de todo tipo. En su día le ofrecieron que Alonso rodase un anuncio conduciendo un fórmula 1 sobre el Lago Salado, célebre escenario del estado de Utah por su alta densidad salina. Recientemente, que acudiese a una ofrenda samurai en Tokio en honor de la afición del piloto por esta forma de vida.
«Mi trabajo consiste en que la única preocupación de Fernando sea el coche -explica la mano derecha del piloto-. Evitar que se intranquilice por cualquier motivo. No estoy yo solo en este objetivo. También están los fisios Fabri (Fabrizio Borra) y Edo (Edoaldo Bendinelli). Somos un grupo estable, como los Panchos».
Apoderado para todo, Luis García Abad se ha embarcado ahora en la penúltima aventura con Alonso, el proyecto de un equipo ciclista profesional. Socio, impulsor y ejecutor. «Es innumerable la cantidad de peticiones que nos llegan desde todos los ámbitos. Con los números en la mano, Fernando es un valor mediático seguro».
ABC.es
Luis García Abad, a la izquierda de Alonso
«Yo no sé lo que hace un manager». Quien así habla gestiona una industria con un impacto económico de más de 150 millones de euros anuales, vive anclado a dos smartphones que descuelga a una media de 200 llamadas al día (8 cada hora), negocia contratos de más de siete ceros en la Fórmula 1 y administra uno de los mayores patrimonios que hubo nunca en el deporte español. Luis García Abad habla, actúa y pacta en nombre de Fernando Alonso. Pero más que un representante al uso, un agente social que factura tanto a cambio de tantas prestaciones, ha convertido su vida en una prolongación del campeón. García Abad es un apoderado a la antigua usanza con hábitos modernos. El hombre de total confianza de Alonso.
Luis García Abad, 47 años, no sabe lo que hace un manager porque su posición profesional le llegó heredada de una secuencia de azares. Criado en Guadalajara, nativo de Madrid, exvecino de la avenida Hermanos García Noblejas, Abad se licenció en Filología Hispánica por su querencia a conocer culturas a través de su lengua y su literatura, pero no llegó a ejercer su pasión. Encontró trabajo en Volvo (donde era chico para todo), cambió a LeasePlan (alquiler de flotas de vehículos), hizo un español por el mundo como emigrante a Manchester en una consultoría de coches de ocasión y regresó a LeasePlan como director de marketing. A través de esta empresa entabló contacto con Alonso.
LeasePlan patrocinaba al equipo del expiloto Adrián Campos en la Fórmula Nissan, una competición de monoplazas idénticos de 450 caballos dirigida por el padre de Jaime Alguersuari. Algún día de 1998, Alonso se presentó con su padre en el circuito del Jarama para realizar una prueba de sustitución de uno de los pilotos titulares, Marc Gené, que volaba de la escuadra. El otro, Antonio García, es hoy uno de los mejores amigos de Alonso.
Como sponsor principal, García Abad acompañó a Alonso durante las temporadas siguientes, en la Nissan y en la Fórmula 3.000, en viajes por Europa sin el glamour que se le presupone a la F1. El asturiano progresó por talento, voluntad y manos. Más silencioso que histriónico, sin expresarse con la afectación o exageración propias de actores teatrales. Como García Abad. Prendió la química. Y el piloto requirió sus servicios con el enunciado conocido. «¿A ti te interesaría…?».
Minoría en la F1
Allí donde no había casi ningún vínculo hispano estable, la Fórmula 1, se instalaron dos españoles. Minardi, Renault, McLaren, Ferrari… «Fernando es muy exótico en la Fórmula 1. Somos dos españoles y por tanto minoría. Tenemos que madrugar más, no echarnos la siesta e irnos los últimos. Y ni así tenemos asegurado el empate», dice Luis, como se le conoce entre la escasa colonia de españoles en la Fórmula 1.
El doble campeón del mundo le contrató hace diez años y él montó una empresa para dedicarle exclusividad. García Abad mueve en solitario y como único referente para el piloto toda la maquinaria que supone el día a día de Alonso. Hace seis años tenía doce patrocinadores personales y ocho más compartidos con Renault. Su imagen se ha vinculado a tres bancos, multinacionales de telefonía, empresas de automoción, relojes, seguros, grupos alimenticios, inmobiliarias, videojuegos…
«Fernando es fácil»
«Trabajar con Fernando Alonso es muy fácil -cuenta el filólogo, gran aficionado a los toros, a la lectura de los clásicos y a Joaquín Sabina-. Es inteligencia pura, alguien que no hace perder el tiempo a nadie y que absorbe lo bueno de cada persona y cada situación».
Luis García Abad analiza ofertas publicitarias, negocia contratos con Ferrari, el Santander o un proveedor de aviones privados, comprueba la logística viajera, gestiona derechos de imagen, controla el retorno de impactos GPRS, pacta horas de exposición del piloto, estudia estadísticas y recibe propuestas de todo tipo. En su día le ofrecieron que Alonso rodase un anuncio conduciendo un fórmula 1 sobre el Lago Salado, célebre escenario del estado de Utah por su alta densidad salina. Recientemente, que acudiese a una ofrenda samurai en Tokio en honor de la afición del piloto por esta forma de vida.
«Mi trabajo consiste en que la única preocupación de Fernando sea el coche -explica la mano derecha del piloto-. Evitar que se intranquilice por cualquier motivo. No estoy yo solo en este objetivo. También están los fisios Fabri (Fabrizio Borra) y Edo (Edoaldo Bendinelli). Somos un grupo estable, como los Panchos».
Apoderado para todo, Luis García Abad se ha embarcado ahora en la penúltima aventura con Alonso, el proyecto de un equipo ciclista profesional. Socio, impulsor y ejecutor. «Es innumerable la cantidad de peticiones que nos llegan desde todos los ámbitos. Con los números en la mano, Fernando es un valor mediático seguro».
ABC.es
No se construirá una nueva era con las armas,sino con las manos que las llevan