04-01-2011, 17:51
Por Raúl Romojaro:
Se ha liado una buena con la reacción que Fernando Alonso tuvo ante los fotógrafos que le aguardaban a su llegada a Puerto Santo, en Portugal, donde quería disfrutar de unos días de vacaciones. Normal. Es lo que tiene esta aldea global en la que nos ha tocado vivir, que las noticias corren como la pólvora y lo que hoy es sólo una anécdota, mañana se ha convertido en un episodio de calado mundial. Estaba cantado que el incidente se convertiría en asunto de portada, sobre todo por lo que encierra de polémico y de morboso.
Yo, como todos, tengo mi opinión personal sobre la leyenda de la antipatía del piloto asturiano. No quiero intentar con estas líneas, vaya por delante, convencer a nadie, ni mucho menos tener razón, sólo contar cómo veo un tema que admite multitud de interpretaciones. Lo primero que tengo que decir es que, y no sólo en lo que nos ocupa, criticar es fácil y además no cobran por hacerlo. Todos podemos afirmar sin temor a represalias (que de eso trata la libertad) que fulano se ha equivocado o que mengano es un indocumentado. Sin embargo, en contadas ocasiones nos planteamos cómo afrontaríamos nosotros el trago en esa misma tesitura, si la teoría que tan alegremente esgrimimos podríamos llevarla a la práctica con la misma soltura.
Vamos, que las cosas nunca son tan fáciles como pudieran parecer y mi postura es que, ante todo, se debe ser comprensivo y tolerante con los errores ajenos, al menos tanto como nos gustaría que lo fueran con los nuestros. Viene todo esto a cuento, para empezar, porque afirmo que Alonso desde luego que se equivoca, como todo hijo de vecino… El inconveniente en su caso es que, como personaje público, muchos son los que están con la escopeta cargada para apretar el gatillo a la primera oportunidad.
Pienso que Fernando es un entusiasta de la Fórmula 1, de los coches, de las carreras… y poco más. Quiero decir que, si por él fuera, eliminaría todo lo que rodea a los grandes premios y que, sin embargo, es imprescindible para que este deporte tenga viabilidad: los viajes, los patrocinadores, los compromisos, las entrevistas, los managers, los contratos, la FIA… Me parece respetable, porque en definitiva estamos hablando de un piloto, no de un diplomático o del relaciones públicas de una discoteca. Además, consciente de que sus preferencias se mueven en el terreno de la utopía, cumple con escrupulosa profesionalidad la parte del trato que le corresponde, asumiendo que sólo así puede seguir haciendo lo que tanto le apasiona.
Si es más o menos simpático, es un debate tan inabordable como baldío. Conozco a quien está enamorado (literalmente) de él y a otros que le harían unos zapatos de hormigón y le arrojarían en el centro mismo del Atlántico. Y cada uno de ellos tiene argumentos sobrados para defender su postura. Ser objetivos en este terreno pantanoso es casi imposible, porque negociamos con emociones o experiencias propias. Pero intentándolo, personalmente diría que Fernando es un buen tipo, tan noble como tímido, tan sincero como para llegar a resultar impertinente, tan honesto como egoísta (todos los pilotos lo son, de lo contrario se dedicarían a otra cosa), tan trabajador como exigente, tan hogareño como extraño en su tierra, tan humilde como acosado por los demás…
Lo único que pide, que me estoy yendo por las ramas, es respeto para su vida privada, el mismo que merecemos cualquiera de nosotros. Quizá en ocasiones, insisto, se equivoque en las formas (que no en el fondo), aunque tampoco olvidemos que es un asturiano que se debido marchar de Asturias para poder salir a la calle (no lo ha hecho exclusivamente por razones fiscales, como tan a menudo se señala), que se ha visto perseguido por una Prensa que nada tiene que ver con él sólo por casarse con una cantante, que es permanente centro de atención y que dispone de poco, muy poco tiempo para disfrutarlo como le gustaría…
Sí, sé que la respuesta inmediata de muchos es que para eso gana lo que gana. Pues no estoy de acuerdo. Gana lo que gana por ser uno de los mejores pilotos del mundo, por jugarse la vida los fines de semana, por pasar cien días al año fuera de su casa, por representar a sus patrocinadores en otra treintena de ellos, por responder a las preguntas de decenas de entrevistas cada temporada, por salir en los anuncios de la tele... Por ser un deportista excepcional, en definitiva. Y que yo sepa, eso tiene poco que ver con quién sea su mujer o dónde vaya de vacaciones…
Tema espinoso, lo sé, espero vuestras opiniones… Gracias.
Fuente:Blog en As (Por si le quereis responder en su blog)
Post totalmente integro como lo ha escrito fotos incluidas
Se ha liado una buena con la reacción que Fernando Alonso tuvo ante los fotógrafos que le aguardaban a su llegada a Puerto Santo, en Portugal, donde quería disfrutar de unos días de vacaciones. Normal. Es lo que tiene esta aldea global en la que nos ha tocado vivir, que las noticias corren como la pólvora y lo que hoy es sólo una anécdota, mañana se ha convertido en un episodio de calado mundial. Estaba cantado que el incidente se convertiría en asunto de portada, sobre todo por lo que encierra de polémico y de morboso.
Yo, como todos, tengo mi opinión personal sobre la leyenda de la antipatía del piloto asturiano. No quiero intentar con estas líneas, vaya por delante, convencer a nadie, ni mucho menos tener razón, sólo contar cómo veo un tema que admite multitud de interpretaciones. Lo primero que tengo que decir es que, y no sólo en lo que nos ocupa, criticar es fácil y además no cobran por hacerlo. Todos podemos afirmar sin temor a represalias (que de eso trata la libertad) que fulano se ha equivocado o que mengano es un indocumentado. Sin embargo, en contadas ocasiones nos planteamos cómo afrontaríamos nosotros el trago en esa misma tesitura, si la teoría que tan alegremente esgrimimos podríamos llevarla a la práctica con la misma soltura.
Vamos, que las cosas nunca son tan fáciles como pudieran parecer y mi postura es que, ante todo, se debe ser comprensivo y tolerante con los errores ajenos, al menos tanto como nos gustaría que lo fueran con los nuestros. Viene todo esto a cuento, para empezar, porque afirmo que Alonso desde luego que se equivoca, como todo hijo de vecino… El inconveniente en su caso es que, como personaje público, muchos son los que están con la escopeta cargada para apretar el gatillo a la primera oportunidad.
Pienso que Fernando es un entusiasta de la Fórmula 1, de los coches, de las carreras… y poco más. Quiero decir que, si por él fuera, eliminaría todo lo que rodea a los grandes premios y que, sin embargo, es imprescindible para que este deporte tenga viabilidad: los viajes, los patrocinadores, los compromisos, las entrevistas, los managers, los contratos, la FIA… Me parece respetable, porque en definitiva estamos hablando de un piloto, no de un diplomático o del relaciones públicas de una discoteca. Además, consciente de que sus preferencias se mueven en el terreno de la utopía, cumple con escrupulosa profesionalidad la parte del trato que le corresponde, asumiendo que sólo así puede seguir haciendo lo que tanto le apasiona.
Si es más o menos simpático, es un debate tan inabordable como baldío. Conozco a quien está enamorado (literalmente) de él y a otros que le harían unos zapatos de hormigón y le arrojarían en el centro mismo del Atlántico. Y cada uno de ellos tiene argumentos sobrados para defender su postura. Ser objetivos en este terreno pantanoso es casi imposible, porque negociamos con emociones o experiencias propias. Pero intentándolo, personalmente diría que Fernando es un buen tipo, tan noble como tímido, tan sincero como para llegar a resultar impertinente, tan honesto como egoísta (todos los pilotos lo son, de lo contrario se dedicarían a otra cosa), tan trabajador como exigente, tan hogareño como extraño en su tierra, tan humilde como acosado por los demás…
Lo único que pide, que me estoy yendo por las ramas, es respeto para su vida privada, el mismo que merecemos cualquiera de nosotros. Quizá en ocasiones, insisto, se equivoque en las formas (que no en el fondo), aunque tampoco olvidemos que es un asturiano que se debido marchar de Asturias para poder salir a la calle (no lo ha hecho exclusivamente por razones fiscales, como tan a menudo se señala), que se ha visto perseguido por una Prensa que nada tiene que ver con él sólo por casarse con una cantante, que es permanente centro de atención y que dispone de poco, muy poco tiempo para disfrutarlo como le gustaría…
Sí, sé que la respuesta inmediata de muchos es que para eso gana lo que gana. Pues no estoy de acuerdo. Gana lo que gana por ser uno de los mejores pilotos del mundo, por jugarse la vida los fines de semana, por pasar cien días al año fuera de su casa, por representar a sus patrocinadores en otra treintena de ellos, por responder a las preguntas de decenas de entrevistas cada temporada, por salir en los anuncios de la tele... Por ser un deportista excepcional, en definitiva. Y que yo sepa, eso tiene poco que ver con quién sea su mujer o dónde vaya de vacaciones…
Tema espinoso, lo sé, espero vuestras opiniones… Gracias.
Fuente:Blog en As (Por si le quereis responder en su blog)
Post totalmente integro como lo ha escrito fotos incluidas