08-10-2012, 17:57
¿ POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS ?
Maranello DF. 6,30h.
Franchesco abrió los ojos sobresaltado y quedó mirando al infinito con la mirada fija, sin parpadear. Tras unos instantes absorto, miró al despertador, todavía no había sonado la alarma.
Lentamente se incorporó, y con movimientos seguros, decididos, se acercaó al baño, abríó el grifo y se lavó la cara con agua fría. Sin llegar a secarse, levantó la cabeza y queda contemplando su propio rostro en el espejo con semblante desafiante, como retándose así mismo. Fue entonces cuando una única palabra pareció escurrirse entre sus labios “ ocho ”.
Tras un ligero desayuno, apenas 2 sorbos a un frío café de la noche anterior, caminó con paso firme hacia la habitación del final del largo pasillo, abrió la puerta y tras una lenta y profunda inspiración pasó al interior. En ella únicamente había un gran armario justo en el centro de la habitación, sin nada a su alrededor sin otros enseres ni moviliario. Franchesco se puso enfrente de este y lentamente abrió ambas puertas del armario sabedor de lo que iba a encontrar en su interior, y así fue, ahí estaba , un rojo deslumbrante pareció inundar la habitación, alargó el brazo sin el menor atisbo de titubeo y cogió “ el mono”, y se lo puso lentamente, como disfrutando cada uno de los movimientos que realizaba. Cuando termino de unir los últimos centímetros de la cremallera, cerca del cuello, se dio cuenta de lo que ocurría, ya no había marcha atrás, y un escalofríos recorrió todo su cuerpo.
Unos instantes después salia de casa y con paso altivo, consciente de lo que iba suceder y enfiló la larga calle que lo llevaría hasta la fabrica.
Cuando faltaban pocos metros para llegar, paró de repente, y con los pies centrados el uno junto al otros, alzó la mirada y quedó , quieto, como petrificado mirando el rotulo que se levantaba sobre su cabeza..”Maranello”.
Comenzó de nuevo a caminar el linea recta, sin desviarse siquiera centímetros de su objetivo, ni siquiera giró la cabeza para saludar al guardia, sino que agachó sutilmente la barbilla a modo de asentimiento, e inmediatamente el guardia desbloqueó los sistemas de seguridad , consciente de que hoy no era día para tertulias ni saludos, hoy era simplemente “ el día”.
Franchesco había de llegar a su departamento, al final de la fabrica, y tras su paso dejando a ambos lados diferentes habitáculos, decenas de cabezas aparecían desde estos para asomarse tras él observando como se alejaba y se mirándose entre ellas como expectantes, nerviosas , conocedoras de que había llegado el momento.
Al llegar por fin a su destino, giró la cabeza mirando atrás y sintió que cientos de personas lo observaban fijamente, sin apenas realizar ninguna de ellas movimientos y con un silencio sepulcral que hacia que se pudiera cortar el aire, pero franchesco sabia que era el momento , su momento, y que debía ser así.
De nuevo, y como hiciera frente al armario de su habitación, inspiro lenta y profundamente, cerró los ojos durante unos segundos y pasó al interior, la próxima vez que saliera por esa puerta todo abría acabado ya.
Tras encender la luz de una gigantesca nave, lo encontró allí, en uno de los laterales , tapado con un paño de color rojo vivo, se acercó y sin el menor atisbo de duda , retiro el paño y se quedo mirándolo fijamente, era un alerón delantero. En aquel angar solo estaban franchesco , aquel trozo de fibra de carbono y un pequeño armario de apenas 1 metro de altura cerca de ellos.
Metió su mano derecha en uno de los bolsillos del mono y saco una pequeña llave, que abría el candado del armario. Lentamente abrió la puerta corredera tras retirar el candado y tras extraer la bandeja superior, fue cuando por primera vez desde que abrió los ojos esta mañana pareció dudar, pero ese sentimiento de duda apenas duro unas décimas de segundo; sabia lo que necesitaba, lo supo desde que el equipo confió en él el devenir del resto de la temporada, y al fin y a la postre el devenir de miles de ferraristas distribuidos por todo el mundo. Sabia que la necesitaba a ella, a la
“ lija del 8”
La cogió lentamente , como acariciándola y se acercó con semblante firme y mirada perdida hacia uno de los laterales del alerón, se arrodillo frente a este y sin el menor atisbo de duda colocó la lija del 8 sobre unos de los flabs, sin embargo se detuvo de repente para decirse asi mismo y en voz susurrante, franchesco, este es tu momento, haz lo que sabes que tienes que hacer, y fue entonces cuando su brazo comenzó a hacer movimientos rítmicos a modo de sacudidas adelante y atrás, adelante y atrás con la lija del 8 sobre el flab, al tiempo que virutas de carbono salpicaban a su alrededor procedentes de flab que estaba siendo torturado. Adelante y atrás, adelante y atrás mientras su por su mente pasaban a modo de flash su inicio de estudios en primaria, su prueba de acceso a la universidad y sus estudios en ingeniería aerodinámica , así hasta el momento de se laureado cum laude por su tesis doctoral.
De repente pararon los movimientos, retiró la lija y con un breve pero decidido soplido quieto todas los restos de carbono que cubrían el flab y por primera vez contempló su obra . Fue entonces cunado una pequeña sonrisa pareció escaparse por la comisura de sus labios, sabia que todo había pasado ya, sabia que todo estaba ya hecho. Cogió firmemente el alerón , lo levantó y colocó el flab cerca de su ojo derecho, al tiempo que cerraba el izquierdo, miró a contraluz y de nuevo asintió, y continuó asintiendo de forma repetitiva una y otra vez. Lo había logrado, no había duda, la armonía del universo, la proporción áurea, lo había conseguido , no hacia falta mas pruebas y datos que lo corroboraran , lo había logrado a pesar de toda la presión a que se había visto sometido.
Se acercó a uno de los laterales de la nave, abrió una de las ventanas y tras oír como replicaban las campanas de la iglesia rompió a llorar, sabedor de
que hoy, las campanas, doblaban por el.
Maranello DF. 6,30h.
Franchesco abrió los ojos sobresaltado y quedó mirando al infinito con la mirada fija, sin parpadear. Tras unos instantes absorto, miró al despertador, todavía no había sonado la alarma.
Lentamente se incorporó, y con movimientos seguros, decididos, se acercaó al baño, abríó el grifo y se lavó la cara con agua fría. Sin llegar a secarse, levantó la cabeza y queda contemplando su propio rostro en el espejo con semblante desafiante, como retándose así mismo. Fue entonces cuando una única palabra pareció escurrirse entre sus labios “ ocho ”.
Tras un ligero desayuno, apenas 2 sorbos a un frío café de la noche anterior, caminó con paso firme hacia la habitación del final del largo pasillo, abrió la puerta y tras una lenta y profunda inspiración pasó al interior. En ella únicamente había un gran armario justo en el centro de la habitación, sin nada a su alrededor sin otros enseres ni moviliario. Franchesco se puso enfrente de este y lentamente abrió ambas puertas del armario sabedor de lo que iba a encontrar en su interior, y así fue, ahí estaba , un rojo deslumbrante pareció inundar la habitación, alargó el brazo sin el menor atisbo de titubeo y cogió “ el mono”, y se lo puso lentamente, como disfrutando cada uno de los movimientos que realizaba. Cuando termino de unir los últimos centímetros de la cremallera, cerca del cuello, se dio cuenta de lo que ocurría, ya no había marcha atrás, y un escalofríos recorrió todo su cuerpo.
Unos instantes después salia de casa y con paso altivo, consciente de lo que iba suceder y enfiló la larga calle que lo llevaría hasta la fabrica.
Cuando faltaban pocos metros para llegar, paró de repente, y con los pies centrados el uno junto al otros, alzó la mirada y quedó , quieto, como petrificado mirando el rotulo que se levantaba sobre su cabeza..”Maranello”.
Comenzó de nuevo a caminar el linea recta, sin desviarse siquiera centímetros de su objetivo, ni siquiera giró la cabeza para saludar al guardia, sino que agachó sutilmente la barbilla a modo de asentimiento, e inmediatamente el guardia desbloqueó los sistemas de seguridad , consciente de que hoy no era día para tertulias ni saludos, hoy era simplemente “ el día”.
Franchesco había de llegar a su departamento, al final de la fabrica, y tras su paso dejando a ambos lados diferentes habitáculos, decenas de cabezas aparecían desde estos para asomarse tras él observando como se alejaba y se mirándose entre ellas como expectantes, nerviosas , conocedoras de que había llegado el momento.
Al llegar por fin a su destino, giró la cabeza mirando atrás y sintió que cientos de personas lo observaban fijamente, sin apenas realizar ninguna de ellas movimientos y con un silencio sepulcral que hacia que se pudiera cortar el aire, pero franchesco sabia que era el momento , su momento, y que debía ser así.
De nuevo, y como hiciera frente al armario de su habitación, inspiro lenta y profundamente, cerró los ojos durante unos segundos y pasó al interior, la próxima vez que saliera por esa puerta todo abría acabado ya.
Tras encender la luz de una gigantesca nave, lo encontró allí, en uno de los laterales , tapado con un paño de color rojo vivo, se acercó y sin el menor atisbo de duda , retiro el paño y se quedo mirándolo fijamente, era un alerón delantero. En aquel angar solo estaban franchesco , aquel trozo de fibra de carbono y un pequeño armario de apenas 1 metro de altura cerca de ellos.
Metió su mano derecha en uno de los bolsillos del mono y saco una pequeña llave, que abría el candado del armario. Lentamente abrió la puerta corredera tras retirar el candado y tras extraer la bandeja superior, fue cuando por primera vez desde que abrió los ojos esta mañana pareció dudar, pero ese sentimiento de duda apenas duro unas décimas de segundo; sabia lo que necesitaba, lo supo desde que el equipo confió en él el devenir del resto de la temporada, y al fin y a la postre el devenir de miles de ferraristas distribuidos por todo el mundo. Sabia que la necesitaba a ella, a la
“ lija del 8”
La cogió lentamente , como acariciándola y se acercó con semblante firme y mirada perdida hacia uno de los laterales del alerón, se arrodillo frente a este y sin el menor atisbo de duda colocó la lija del 8 sobre unos de los flabs, sin embargo se detuvo de repente para decirse asi mismo y en voz susurrante, franchesco, este es tu momento, haz lo que sabes que tienes que hacer, y fue entonces cuando su brazo comenzó a hacer movimientos rítmicos a modo de sacudidas adelante y atrás, adelante y atrás con la lija del 8 sobre el flab, al tiempo que virutas de carbono salpicaban a su alrededor procedentes de flab que estaba siendo torturado. Adelante y atrás, adelante y atrás mientras su por su mente pasaban a modo de flash su inicio de estudios en primaria, su prueba de acceso a la universidad y sus estudios en ingeniería aerodinámica , así hasta el momento de se laureado cum laude por su tesis doctoral.
De repente pararon los movimientos, retiró la lija y con un breve pero decidido soplido quieto todas los restos de carbono que cubrían el flab y por primera vez contempló su obra . Fue entonces cunado una pequeña sonrisa pareció escaparse por la comisura de sus labios, sabia que todo había pasado ya, sabia que todo estaba ya hecho. Cogió firmemente el alerón , lo levantó y colocó el flab cerca de su ojo derecho, al tiempo que cerraba el izquierdo, miró a contraluz y de nuevo asintió, y continuó asintiendo de forma repetitiva una y otra vez. Lo había logrado, no había duda, la armonía del universo, la proporción áurea, lo había conseguido , no hacia falta mas pruebas y datos que lo corroboraran , lo había logrado a pesar de toda la presión a que se había visto sometido.
Se acercó a uno de los laterales de la nave, abrió una de las ventanas y tras oír como replicaban las campanas de la iglesia rompió a llorar, sabedor de
que hoy, las campanas, doblaban por el.